domingo, 24 de junio de 2012

Fin del Máster

Bueno, última semana de permanencia en Madrid. El máster ya casi acabado. En breve saldrá la nota de las prácticas, y sólo queda la tesis, que la he dejado para septiembre. Finalmente, he dejado de fumar después de varios intentos fallidos. Al final, cuando terminé todo, y después de unas copas, decidí que ese era el momento que había estado buscando: fin de preocupaciones gordas, acuciantes e inminentes. Poco dinero para gastar, tesis como espada de Damocles que fuerza a quedarme en la residencia donde nadie fuma ni venden tabaco un par de semanas más. 
Así que para completar mi escasa fuerza de voluntad, me descargué en mi teléfono nuevo una aplicación que te va haciendo de contador de tiempo sin fumar y logros obtenidos. Hasta este momento, puedo decir que llevo ocho días y 17 horas y media sin fumar. No es muy impresionante, ¿verdad? Por eso hay otros datos más interesantes... Según el contador de cosas, que configuré con mi cantidad de cigarrillos que fumaba al día, y lo que me venía costando el paquete, estos ocho días suponen 130 cigarros que no he fumado, y un ahorro de 26,65 euros, que coincide exactamente con lo que me dejé el viernes en una compra de minerales para mi colección. Etc. Tengo un listado de logros tan impresionante que hace que en vez de parecerme que lleve ocho miserables días sin fumar, parezca que estoy salvando al mundo.
Además de esto, he decidido ponerme a dieta. Bueno, mi organismo ha decidido que tengo que ponerme a dieta, porque si no me castiga con piernas hinchadas y picores. La falta de ejercicio y el estar tanto tiempo sentada me han matado. Aquí de momento voy capeando el temporal. Al menos ayer no pude atiborrarme, y hoy tampoco. La cafetería está de obras y cierra a media tarde, y no tiene comidas más que pizzas. Así que ando a batido de biomanán, y con una ansiedad que mataría por un cigarrillo... o en su defecto, un buen bocata de chorizo. Pero no hay nada. Si sobrevivo a estos últimos días que me quedan, creo que definitivamente he pasado una de las experiencias más horribles de las que me tocará hacer frente. Sin comida, sin tabaco, sin alcohol, con el novio trabajando, y encima lo abandono cuando vuelva a casa... 
Eso si, tengo claro que cuando llegue a casa pienso tomarme un buen gin-tonic, perfectamente preparado. He dejado de fumar, pero no de beber, que nunca me ha dado problemas. Y una buena mariscada, a base de buey, centollo, percebe o lo que pueda encontrar de calidad y a precio asequible. Probablemente sea buey, pero como en verano es época mala para el marisco, quizá encuentre algo a base de buscar. Y si no, iré a por erizos de mar. Sé que es ilegal, pero no voy a coger más que media docena, y no es algo que esté haciendo todos los días. El marisco no engorda, así que podré saciar mis ansiedades sin remordimientos.
A eso hay que añadirle manicura, pedicura, dentista, dermatólogo, peluquero, spa, masajes y tai chi. ¿Pija? Mmm... Suena así, pero si se piensa un poco, los 4 primeros son médicos. La pedicura me la hace el podólogo, y la manicura generalmente una señora que además de esteticien, tiene hechos algunos cursillos de medicina de la piel etc. Si no la dejo que me haga los pies es porque ya está pagado el podólogo por mi seguro médico. El peluquero... Bueno, no creo que alguien que va por primera vez al peluquero en julio en todo el año sea un pijo. De hecho, voy dos veces al año... Lo más pijo tal vez sean los masajes y el spa. Lo de tai chi, que conste que soy cinturón verde, me entreno en serio, y quiero hacer algo de tai chi este verano para poder volver en septiembre en condiciones físicas, además de que me sirva de relax.
Masajes y spa... Pues si, es lo único que es pijo de narices, creo yo. Tengo pendiente escapada con mi madre, pero antes iré a un sitio pequeñito, al lado de mi casa, donde me hacen descuentos por el seguro médico (exprimo tanto al dichoso seguro médico, que no sé como les puedo salir rentable, si tienen en cuenta mi edad). Dan masajes y tienen un spa enano, que si bien es elemental, cumple sobradamente. No tiene ni baño turco ni sauna, sólo una terma. Una ducha escocesa de seis chorros como la que puedo instalar en mi casa, una piscina de agua caliente con chorros fundamentales, la de agua fría, y piedras con pediluvio. Pero te dan un zumo al terminar el circuito, te dejan quedarte en la tumbona todo el tiempo del mundo (y es la mejor tumbona que he visto a lo largo de mi vida), tienen máquina para prepararte tés o infusiones durante el circuito, y haces el recorrido sola, sin nadie dando por el saco. Los masajes son relativamente variados, así que no tengo quejas. Sólo ganas de llegar.
Pero bueno, lo importante es que aquí ando, con el máster casi terminado, algo más de experiencia en mi curriculum, además de estudios, un futuro de mierda muy similar al que tenía hace un año, y con algunas cosas más claras, por experiencia, y por aprendizaje.
Ahora necesito verano de descanso.