lunes, 21 de abril de 2014

Lo bello de la vida

La muerte de un familiar siempre deja un vacío inmenso. Cuando el familiar es tu padre de facto, simplemente es terrible. Miro la foto de él todas las mañanas, y me siento como una falsificación... ¿cómo lo hacías? ¿cómo podías seguir sonriendo, y sacar adelante a todos?
Tal vez ahora pueda decir que sé exactamente qué es el infinito. Infinito fue el amor que nos dio a todos. El dolor que tengo no es nada comparado con lo que nos ha dejado. Desgraciadamente, tampoco soy mucho a su lado. Y no puedo sonreír como él lo hacía. Ni antes ni ahora. Queda el ejemplo, queda el amor... Quedan cosas y emociones, queda, de alguna forma, el espíritu. Sólo falta su empuje, su análisis, y su eterna sonrisa, esa sonrisa de alguien que había descubierto todo lo bello de la vida.

lunes, 7 de abril de 2014

Mi abuelo

Mi abuelo acaba de fallecer. Hace unas horas. Sin dolor, de sorpresa. Supongo que podría haber sido en casa echando la siesta, pero ha sido en el hospital, porque tenía vómitos. Aunque no sea el final más digno, es un buen final.

Siempre fue un hombre fuerte, alegre y optimista. Como un John Wayne a la española, pacífico, con la sonrisa flotando a su alrededor, y una capacidad de escucha y de análisis que pocas veces he podido ver. Trabajador incansable, deportista que no dejó su deporte hasta hace dos años. Equilibrado en casi todo, se informaba y analizaba las cosas antes de hacer nada. Y un amante de la música; del jazz y rock especialmente como pocos.

Podría seguir narrando lo maravilloso que era y el vacío que deja. Pero ni mil petabytes podrían llenar ese hueco, ni siquiera dar una aproximación a él. Ha dejado proyectos inconclusos... empezó a tocar el ukelele hace poco. Había que tocar algo juntos, que ya no será posible. Quería ver los mundiales de fútbol conmigo, como cada cuatro años. Se los perderá. Había muchos recuerdos que faltaban por anotar en libretas, para reírnos todos juntos y recordar los buenos tiempos. Quería haberme visto colocada con un trabajo decente, cosa que tampoco pudo ser. Y este sábado celebrábamos su cumpleaños. Tenía en mente un bizcocho con pasas borrachas de ron, frutas, nueces y canela, como a él le gustaban. Y un libro de risas, de tiras cómicas que tenía fichado para su cumpleaños. Ese proyecto se va. Como el verme de árbitro nacional y otras tantas cuestiones.

Para ser una persona de 93 años, tenía muchas cosas entre manos. A medio camino queda el último regalo que estaba haciendo a mi abuela, un cuadro. Lo terminaré yo. Muchos de sus proyectos eran también mis proyectos. Íbamos a medias en el negocio de la vida desde hace 34 años. Competíamos juntos, comprábamos juntos, hacíamos diabluras juntos... Ahora con él ha desaparecido un padre, un abuelo, un compañero de deportes, y un socio de la vida.

Lo que sí quedará para siempre es su imagen, su forma de ser tranquila, sus análisis ponderados, su cultura, y sus lecciones de vida. Y la música que a él le gustaba, casi igual que a mi, excepto por mi pasión por Bach, que en su caso era indiferencia absoluta. Por él quedan estas lineas. Por él quedarán más lineas; y sólo espero estar a su altura. Ahora desaparece con él la cabeza de familia y el faro. Lo siguiente que venga, será navegar a oscuras, sin socio al timón. Espero que, si por una casualidad pudiera verme, siga sonriendo. Yo lo haré por él y para él. Nadie se merecía más una vida feliz; nadie hizo tanto sin pedir nada a cambio... Adiós padre, abuelo, socio, compañero. Contigo se va la mitad de mi.