miércoles, 28 de septiembre de 2011

Esperando...

Levantarse, gimnasio, ducha, comidita al morro, siesta, peli, estudiar lenguas folk, violín, peliculita y catre. Llevo un par de semanas con esta dinámica, más o menos. Delicioso. Sin agobios, sin responsabilidades, sin tareas urgentes... ¡Ostrás qué dulce me sabe la coca-cola light después de dos semanas sin probarla y tomar todo sin azúcar!
Supongo que este trago de coca-cola (real y metafórico) es lo mismo que el comienzo del máster pero con más matices en el paladar de las emociones. Al final me empieza con un par de semanas de retraso, cosa que no es grave. Pero esa ansiedad que tenía ha quedado un poco adormecida, y parece que simplemente espero. Supongo que el domingo a la noche me volverá a pasar como siempre. Nerviosa pensando que tengo un máster no podré dormir. Nerviosa porque no duermo y me puedo quedar dormida en cualquier momento a pata suelta, podré el despertador a todo volumen. Finalmente no dormiré, no dejaré dormir a nadie con los ruidos, e iré a la presentación con dos palillos en los ojos. Supongo que será conveniente que pida un par de pastillitas de dormir a mi madre. Generalmente media es suficiente para que caiga como fulminada por el rayo de algún dios cachondo del pasado.
Vamos, que en breve tendré que paladear el retorno al estudio en serio, a moverme en ambiente universitario, y a vivir como estudiante que no tiene un ochavo. Creo que no será tan dulce como la coca-cola, pero si mucho más... calmante.
Aunque pueda parecer un salto en esta entrada, las emociones nunca saltan, se entremezclan, y hoy se me han entremezclado con las de una amiga de EE.UU. a la que hace un año que no veo. Un año sin quedar para nada, un año sin hablar por teléfono skype etc. Sólo las letras tecleadas en el ordenador y el recuerdo de siete días que fuimos compañeras de habitación. Le decía a otro amigo que nunca pensé que se pudiera mantener una amistad por internet de una forma tan intensa. Lo irónico es que a este tampoco le conozco en persona, es un amigo de internet. Parece que esa ruptura que tanto buscaba de mi círculo vicioso de alguna manera se empieza a notar. Aunque sean gente que lleva de una forma u otra dentro de mi vida cierto tiempo, parece que de alguna manera los lazos se entremezclan más. También hago mis progresos en la residencia con la gente, aunque más despacito. Supongo que será porque en persona las personas imponemos mucho más. Desconfianza, intimidación, dudas, preguntas...
Pero ahí están las nuevas circunstancias, vida y situaciones. Esas que nos obligan a reciclarnos, y a probar nuevas estrategias a ver qué pasa, porque ya sabemos qué pasa con las antiguas y no queremos ir a parar al mismo punto del que hemos partido. Así que ahí andamos, a la espera del futuro. Porque, para qué engañar a nadie, el que me estaba acechando en mi casa ya lo conocía demasiado bien y no me gustaba. Así que he salido a ver si hay otros futuros interesantes por ahí... :-)

martes, 27 de septiembre de 2011

Bienandanzas e fortunas

Así se titulan los 25 tomos de historia, mitos, leyendas, autobiografía de más mezcolanza propia de la época escrita por Don Lope de Salazar, mientras estaba prisionero en la casa de Muñatones. Como yo, este hombre era historiador (en su época al recopilatorio de estas cosas se le llamaba escribir historia), vivió en una época de fuerte crisis, y tiró "pa´lante" como pudo. Viajó mucho para la época, aunque simplemente fuera porque fue desterrado a Cádiz, o por las guerras de banderizos. Destacaré de este señor que vivió unos 75 años, cosa insólita para la época. Y que medía dos metros diez, cosa también atípica.
Me he acordado de este señor mientras estaba tragándome un libro como podía. Un libro de estos que te cuenta cómo era la vida de vascongadas hace unos... ¿50 años? Vascongadas en época de nuestros abuelos, vamos. Leía con morbosidad ávida de carnaza, mientras la imagen de Salazar me venía a la mente. Fue conocido con el sobrenombre de "el sabio", y me preguntaba qué hubiera dicho aquel hombre, mujeriego y bastante razonable (teniendo en cuenta el contexto histórico) de haber tenido que vivir estos tiempos. No sé si él hubiera sido de mi parecer, pero no entiendo esa obsesión de recrearse en el tiempo pasado, que indefectiblemente es mejor según muchas personas. Y además de mejor, indubitablemente es como ellos cuentan, sin dar lugar a realidades paralelas. Nunca hay alternativas, y parece que cuando se habla de los nazis a todos nos viene a la mente Auswitch y nunca la volkswagen (fue creación de los nazis). Cuando se habla de la Edad Media todos imaginan el banquete con cochinillo y su manzana en el morro, las señoras con los trajes elegantes, y el caballero con armadura que se bate en duelo, pero pocos relacionan la Edad Media con en nacimiento de las universidades en Europa, la aparición de la burguesía, con Roger Bacon, o con ese esplendoroso final en forma de Renacimiento, movimiento que llamó a lo anterior bárbaro (y gótico), pero al que debía precisamente esas ideas. Todos los momentos históricos tienen sus claroscuros, y no entiendo esa forma de idolatrar el pasado (sobre todo el pasado reciente) que tienen algunos seres. O se ceban en la guerra civil y en sus desgracias (que las hubo, pero no todo fue malo) o te hablan de paraísos bucólicos con caseríos y familias tradicionales. Y el hecho es que ambas realidades existieron. Es como en Almas de metal (nunca Yul Brynner tuvo un aspecto tan pequeño y a la vez tan amenazador). Todo el mundo va de vacaciones a estos paraísos perdidos del pasado, porque saben que ese pasado está controlado por unos ingenieros que evitan que el pistolero me vuele la tapa de los sesos, el noble de turno me obligue a echar un polvo con él y su aliento apestoso, o el romano de turno de sodomice hasta que se aburra y pase a atiborrarse en el triclinium.
No, hay cosas que son claras. Ignoro si los tiempos pasados fueron mejores o peores, pero la lógica me dice que en determinados aspectos y según tus circunstancias personales fueron peores. Lo más probable es que simplemente por ser mujer, cualquier tiempo pasado para mi fuera peor. Y si tengo problemas de salud, lo más probable es que en cualquier otro tiempo pasado hubiese muerto hace ya bastantes años. Lo que me deja pasmada es por qué seguimos en ese mundo de ficción que construimos en torno a la historia, ensoñación absurda y mitificación que hace que Las bienandanzas e fortunas de Lope sean un compendio riguroso y exacto de la historia. Al menos planteaba cosas buenas y malas. Cosa que hoy brilla por su ausencia, polarizando todo lo que sucede a bueno/malo, sin darse cuenta de que las cosas nunca son 100%. Que todo tiene aspectos negativos y positivos, y aunque la creación de la volkswagen no exime de responsabilidades sobre Auswitch, tampoco debemos olvidar que supuso un progreso. Un progreso tangible, que al igual que la monstruosidad de Auswitch, sigue teniendo su influencia hoy día.
Francamente, creo que hay que plantearse muchas mejoras sociales, pero la primera debería ser lograr una madurez social, porque, pensándolo en frío, si el bueno de Salazar levantara la cabeza, supongo que cogería una espada y empezaría a eliminar asnos. O, más probable todavía, fundara un centro de educación. Nunca se sabe lo que harían los personajes del pasado, sólo podemos saber lo que ya hicieron. Para bien y para mal. Y juzgarlos según sus actos en conjunto, no según apetencias y modas del momento.

P.D.- En ningún momento hago defensa del nazismo, que detesto. Simplemente he señalado una cosa positiva. De la misma manera que no hago defensa de la teocracia y el feudalismo de la Edad Media, simplemente señalo que fue cuando surgen las primeras universidades. Por si acaso alguien descontextualiza las frases. Me he limitado a señalar hechos. El peso de Auswicht, como digo, es bastante mayor que lo positivo que se pueda sacar de Volkswagen. Pero me repatea la manía de reducir la historia a arquetipos en los que parece que nunca hubo puntos intermedios o situaciones que planteasen dudas de carácter moral, ideológico... Eso es lo que comento, y eso es lo que no quiero que se me haga, así que lo vuelvo a comentar, en versión resumen.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Organizarse...

Bien, esto ya es otra cosa. Ayer andaba algo mosca conmigo misma por mi nivel de vagancia y porque no hacía nada. Hoy ya ando algo más puesta, y con planes de cómo afrontar las cosas. Ya con las ideas claras, y sin vagancias supinas, he retomado varias cosas. Supongo que me espera una tarde amena de estudio, en la que la máxima diversión será la improvisación de violín, que no es moco de pavo. Eso si, lo que debería empezar a hacer es organizarme las horas, para evitarme pérdidas de tiempo chorras.
La verdad, me gusta vaguear, y para qué voy a intentar engañar a nadie, me apasiona estar haciendo de marmota en hibernación. Pero toca ponerse seria con estas cosas. Así que habrá que aprovechar las endorfinas que el organismo ha generado durante hora y cuarto (todavía no me explico cómo he conseguido aguantar tanto tiempo en un gimnasio) para preparar todo.
Y dicho esto, para darme autoánimos, poco queda por decir. Bueno, si. Hay un capítulo que he dejado abandonado, pero me gustaría dedicarle medio segundo: la amiga pesada. Quitando un día que me llamó, sin noticias de ella. No se la echa de menos, señal de que las cosas estaban más deterioradas de lo que pensaba. No ha llamado, señal de que ya ha buscado sustituta al menos momentánea. Era como un vampiro de fuerzas. Da gusto pensar que nadie te va a sorprender con una emergencia emocional porque... porque... ¿sus padres le han dicho que tiene que madurar? ¿un tío que acaba de conocer no quiere casarse con ella? ¿alguien le ha contado que tiene un problema y no sabe qué hacer?
Otras, menuda liberación... Inenarrable. Y sin darle malas contestaciones, encima me ahorro que me ponga verde perejil y malas caras.
Entre el ejercicio y esta breve reflexión, y la ducha que me voy a dar, si no soy capaz de recuperar el ritmo es que además de imbécil congénita y procastinación, tengo un serio problema de necesidades y prioridades.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Vagancia...

Te marchas un fin de semana, te dicen que el master empieza más tarde, y descubres que tu natural vagancia ha decidido que tu hora de levantarte de la cama es las 10:00 am y que nada de trabajar y leer. Bueno, tampoco me agobio. Entiendo que mi finde ha sido bastante movidito (viaje 400km, examen, cumpleaños, arbitraje, viaje 400km vuelta), y que descansar tres días no debería ser malo a priori. Pero eso, tres días. Hoy fecha tope. Delante de mis narices tengo la lista de cosas que tengo que hacer a diario, las que yo he elegido, y no las hago. Es un recordatorio doloroso, que te hace pensar...
Y no me gusta tener ese listado ahí, como una campana de la agonía que tañe sin necesidad de ser tocada. Es francamente doloroso, pero sirve para darse cuenta de lo poco que pueden durar los buenos propósitos si no te pones firme sobre ellos. Y también sirve para darte cuenta del paso del tiempo. La semana pasada fui capaz de hacerlo todo y además de ver películas, limpiar etc. ¿Y esta semana? ¿Qué me pasa? Je, je, je... La mente tiene unas habilidades notables para engañarte, y al final te tiras tiempo vegetando y vegetando... Así que el descanso se acabó, y aunque hoy no haga todo, al menos tienen que caer dos cosas, por cuestión de coherencia y porque si no se acumulan. Y ahora me voy a poner con el cuarto, que me he dedicado a dejar las cosas tiradas donde caían y si dejo que esto se perpetúe un poco pronto disfrutaré de una pocilga personal.
Hale, a ponerse las pilas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Aplazamientos...

Finalmente he visto algo de cuando empieza el Máster. Tengo que esperar al día 3 de octubre. Eso significa que andaré por Madrid dos semanas libre, disfrutando del buen tiempo. Y ya puesta, me iré a ver algunas cosas. Los fines de semana, haré retorno a casa, para que no se me agobien.
En cuanto a conocer gente, pasé por donde me dijo la chica que conocí fumando, pero la edad media era 18 años y no me apetecía nada quedarme allí. De todas formas, seguro que no tengo ningún problema. Ya he hablado con varias personas, la cuestión es estar tranquilita.
Y poca novedad más. Animada, aunque el pequeño retraso del Máster me resulta molesto, pero no hay mal que por bien no venga. Podré meterle caña a las lenguas folk sin agobios, y leerme algunas cosas que tengo para preparar el Máster en la tranquilidad de mi cuarto.

martes, 13 de septiembre de 2011

Fumar, ese gran vicio que abre puertas...

Sigo en la universidad, con algunas dudas aclaradas sobre quien soy, donde tengo que ir etc. Al menos para las cuestiones universitarias, claro. Las preguntas metafísicas hace tiempo que dejaron de importarme. No mucho tiempo, pero sí el suficiente como para saber que la respuesta a todas ellas está al final del camino, y que la meta la conocerás cuando llegues a ella.
Estaba sentadorra en la cafetería de la residencia. Efectivamente, espatarrada en una silla de plástico, de espaldas al sol, fumando un pitillo, mientras esperaba una llamada al móvil y organizaba mentalmente el día y mis horarios. Placidez de mañana soleada, con mi cafelito, mientras veía el tótem que indicaba que esto es una universidad, y veía las árboles del recinto. Cuando andaba pensando en el gimnasio y la piscina, una voz joven aparece entre los rayos de sol:
- ¿Podrías darme fuego, por favor? Es que no tengo mechero...
- ¡Si, hombre! Toma, quédate con el mechero.-Le enseño que tengo tres, así que, uno menos no debería ser grave.
La voz era de una chica, con la que he hablado unos minutos, muy simpática. Me ha comentado que para presentarnos se hacen en el césped de la residencia unas reuniones a las once de la noche, que me pase por allí, entre otras muchas cosas. No es que me apetezca meterme a saco en la vida de un estudiante de primero en residencia, pero sí que me gustaría conocer a algunas personas. Más que nada porque todos somos sociales, y pese a que sea un hurón, también yo necesito un poco de compañía. No sólo he venido a estudiar, también he venido a conocer personas, y ver si hay gente parecida a mi por ahí suelta, etc.
Así que agradezco notablemente que el tabaco me abra algunas puertas. Supongo que también me abre la puerta al cáncer, tonta no soy, pero son muchas veces las que, por estar tranquilamente fumando, se me han acercado personas y he podido hacer amistades. Así que, con nueva posibilidad a la vista de abrir el círculo social, ya algo más animada. Ahora no me resulta tan horrible tener que estudiar el euskera de las narices ni el andar paseándome solitaria en busca de las cosas. Seguro que luego a la noche, echaré unas risas. Y si es en el césped, con un cigarrito, como no. En honor a ese vicio sagrado que los indios de norteamérica tanto aprecian.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Ya estoy aquíii...

Ya en Madrid, casi instalada. Con las maletas deshechas y puestas casi todas las cosas en su sitio. Ahora ya sé lo que me he olvidado (secador, tostadora, zapatillas que no sean las de viaje...) y no corre ninguna prisa, como aquello que he olvidado y es absolutamente necesario; papel higiénico ha sido mi peor error. Menos mal que había un rollo de cortesía. El segundo erro ha sido confiar en la tarjeta de crédito y olvidarme de los 50 € que tenía para estos días reservados. En la cafetería universitaria no se aceptan tarjetas de crédito. La primera tarea que haré cuando abandone la comodidad de mi habitación es ir al super y comprar estas cosas urgentes, previo paso por un cajero, claro.
De momento conozco al vigilante-recepcionista y al camarero de la cafetería. :-) Supongo que poco a poco iré ampliando círculo, aunque todavía necesite tiempo. Pero tengo una semana de ir situándome y ver qué se cuece por aquí.
¡¡YA ESTOY AQUÍ!

viernes, 9 de septiembre de 2011

La cuenta atrás

Ando ya con la cuenta atrás de mi marcha a Madrid al máster, preparando todas las cosas que necesito. No diré todas las mierdas que me llevo, porque sería como un canto al pijismo, aunque he de reconocer que con un boli y el dni debería bastar. Pero se carga el ordenador, la música, algunos libros, los violines... :-) Es un año, no tres días. Pero es un año que espero con impaciencia. Según he ido empaquetando cosas (cables, libros, material de papelería, ordenador, discos variados...) ha sido hacer una selección de cosas que durante el próximo año serán básicas en mi vida. Mi colección de minerales, mis enciclopedias y libros de consulta, mi gato, la moto, los libros de leyendas y cuentos que tanto me gustan, mis álbumes de fotos... Todo queda atrás. Hola tecnología, instrumentos musicales, y ropa que sea algo mejor que un chándal cutre para andar por casa.
Ahora he pinchado un poco de música de los indios de norteamérica, mientras fumaba un cigarrillo. De repente, todo parece estar en calma. Las piezas cuadran, y como una especie de chamán científico (mira que me suena contradictorio...), espero que este viaje me abra muchas alternativas (personales y profesionales), ayude a que conozca más cosas (históricas, científicas, humanas, mundanas...) y me ayude a superar mis demonios personales (vagancia, complacencia, pesimismo, soberbia, inseguridades...).
Hace muchos años ni se me hubiera pasado por la cabeza comparar esto con rollos chamánicos. Es lo que tiene ser joven y leer mucho: no distingues lo auténtico de la fantasía, y todo aquello que sea exótico y misterioso te gusta, mientras que lo académico te parece vacío y muerto; claustro de ratas sin vida más allá del papel. Parece que sólo puedes llegar a tu propio yo si haces un ayuno de 40 días en un bosque sólo, fumando algo raro, con ejercicios físicos etc. Y sin embargo, ahora me parece que para llegar a mi propio yo tengo que hacer algo distinto: en este caso, y por seguir con los términos chamánicos/new age etc, una peregrinación de 400km (coche cargado hasta los topes), un control de comidas (cuando me den el rancho, comeré) y meditaciones profundas (lectura de los textos y plasmarlo todo en trabajos y exámenes). Y todo ello en el poblado (o sea, universidad y residencia) asumiendo que no conozco a nadie, parto de cero etc.
Siempre me han gustado los cuentos. Siempre me han gustado esas narraciones tan especiales de viajes, ya sea de exploradores europeos, como de chamanes, brujos etc. Y siempre me han gustado los desafíos y retos, las novedades y lo desconocido. Y lo que más me gusta es aprender cosas, descubrir cosas... Así que, al parecer, después de varios años haciendo el ganso con vivencias variadas, me ha llegado la hora de salir a por la próxima aventura.
¿Saben qué? Promete un huevo. En más castizo: ¡¡me parece que va a ser la hostia!!

jueves, 8 de septiembre de 2011

Sorpresas buenas...

Esta entrada podrá perecer una tontería, pero francamente, a mi me ha animado. Cuando salgo de clases de idiomas, paso siempre por la fnac. Está en mi camino, y me gusta cotillear las secciones, aunque luego salga frustrada por no tener dinero.
En mi visita de hoy me he pasado por la zona de periféricos de ordenadores. Mi escáner-impresora me anda dando problemas. Sobre todo el escáner. La verdad es que fue un regalo, y por eso no me quejo, pero a mi no me gustan estos chismes multifunción, que cuando se te avería o te da problemas una cosa, te quedas sin el resto. Total, que me encamino a echar un vistazo a impresoras y escáneres, sobre todo escáneres, para ver qué hay.
De repente veo un escáner de mano, de esos que lo deslizas tu por la página a un precio razonable teniendo en cuenta un vale de descuento que tenía. Mis dudas en estos chismes vienen por referencias: o pasas el escáner muy bien o no sale bien la copia.
Miro el aparato, la caja es enana, el precio asequible... Bueno, pues si no sirve, tampoco he tirado tanto dinero. La alternativa es tirarme dos horas configurando el chisme que ya tengo. Además, para libritos gordos y pequeños seguro que me va mejor que el tradicional... Y además, no trama gran cosa.
He llegado a casa y lo he mirado. El manejo más sencillo que el de un paraguas plegable. Te da un software, pero te dice que no es necesario, cortesía de la casa si quieres andar enredando... Obviamente no lo he instalado, cuanta menos mierda mejor. Le pongo las pilas, y me dispongo a probar a ver qué tal se porta. Mis esperanzas eran bajitas, así que he cogido una partitura, me la he apoyado en la pierna y escaneado con la derecha, mientras que con la izquierda miraba algunas cosas del ordenador. Según termino, conecto el chisme, miro lo escaneado... ¡Perfecto! La primera vez, con una mano, y un apoyo chungo. Obviamente no tiraré mi anterior chisme, pero desde luego este ha superado con creces mis expectativas. Y ya me he puesto al día con escaneos pendientes, mientras veía la tele.
Obviamente el chismecito me va a acompañar a todos los sitios, porque es un ahorro en fotocopias bestial, y porque en una biblioteca, si veo algo que necesito (y con un master para empezar en 10 días, seguro que necesito cosas) no tengo que andarme que si préstamos, sacar el libro para fotocopias... No, me lo guiso allí y a correr. Menos molestias para mi, para el resto de gente que necesita consultar, y para el medio ambiente.
Vaya ahora por delante que no creo en premoniciones, ni es signos ni en chorradas variadas. Pero francamente, con la racha que he tenido de amigos dando la turrada, falta de trabajo y agobios varios, me queda el regusto de premonición, de que he acertado con el rumbo que he tomado. Y de que las cosas irán bien. A peor no creo que puedan ir, de entrada. Y de segundas, llevo una buena racha, sobre todo desde que tomé la decisión de apagar mi móvil y si me preguntan (no sé como, está "roto" y no se pueden comunicar... ¡je, je, je!) decir que se ha roto y que no tengo pasta para uno nuevo. ¡Zas! Corte ya con las chorradas de otras personas fulminante. Nuevas experiencias a la vista, reto intelectual, y encima hasta compro aparatos a buen precio que finalmente superan mis expectativas...
No diré que la vida me sonríe con simpatía; para poder decir eso supongo que me haría falta casa, independencia económica y tal vez un novio (aunque no me preocupa lo último, si no me da eso, no me quejo), pero al menos se ha quitado la jeta de amargada cabreada, y me deja un respiro agradable. Simplemente delicioso.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cuenta atrás...

Ando ya con la cabeza puesta en el master. Si, curiosidades de la vida, de momento sólo ando pensando en lo que llevo y dejo, y cosas necesarias. Hoy he organizado el botiquín. Puede sonar tonto, pero no me gusta tener que mendigar una aspirina a las cuatro de la madrugada, o andar histérica porque no tengo una tirita y me he hecho una escabechina con un padrastro. Eso por no hablar de algunas cosas que son básicas para mi, como pastillas para reacciones alérgicas por comida (no es nada del otro jueves lo que me pasa, y me da pocas veces, pero al menos de arrascarme como un mono pulgoso) zovirax para los herpes etc.
Mañana probablemente me meta con la sección cables (ya se sabe, regletas/ladrones de enchufes, conectores de aparatos etc.) y zapatos (no me he llevado ninguno) y así hasta el sábado, día oficial de mudanza definitiva.
No tengo ni idea de lo que me encontraré allí, aunque sí tengo claro lo que dejo aquí. Y si lo escribo no es por crueldad, ni por andar haciendo el ganso, es simplemente un recordatorio, para que a la vuelta recuerde buscar aquello que realmente importa, y esquive aquello que me es claramente supérfluo:


  • Dejo a la familia. Con todo lo bueno y todo lo malo. Pero es mi familia, y pese a todos los adelantos tecnológicos, seguro que echo de menos las comidas familiares.
  • Dejo a mi gato, el cariño incondicional de una mascota. Duro, pero sobre todo para él.
  • Dejo la vida cómoda de ser "hija de" y la de puertas que eso abre. Sobre todo a la hora de hacer trámites en bancos o al ir al súper y descubrir que te has dejado el monedero.
  • Dejo amistades, las buenas, las mediocres y las agriadas por el paso del tiempo.
  • Dejo el bar de al lado de casa y lo que eso significa: que si me agobio ya no puedo irme a tomar una copa con tranquilidad con conocidos locales. 


Supongo que dejo muchas más cosas, pero ahora, ya a contrarreloj, son éstas las que me vienen a la mente. Habrá que adaptarse o "morir". Puede parecer un listado tonto, pero realmente lo que resume es que mi sensación ahora es de "voy a la aventura" porque tampoco tengo 18 años. Cuando peinas alguna cana suelta y obviamente eres mayorcita de edad hace algunos años, la comprensividad y la tolerancia se escapa (normal, por otra parte) y tienes que buscarte la vida. Pero que nadie se engañe, ni hay miedo ni arrepentimiento. Debía haberlo hecho hace ya un par de años, y lo qe hay es ganas de ver qué pasa, y de hincarle los dientes a todo. Dientes, garras y lo que haga falta. Porque, siempre se me ha quedado grabado a fuego lo que dijo uno de mis profes de la uni, que era más bien un amigo: "la vida consiste en solucionar problemas." Bien, me gusta estar viva, y si los problemas no vienen a mi, los crearé yo misma. O eso, o convertirse en un zombi de esos que tengo por amigos, cuya máxima preocupación es saber cual será el próximo vino que se tomen cuando salen a potear, o la siguiente copa de la noche.