domingo, 31 de julio de 2011

Desubicarse

Llegué de un cursillo el martes, y ya hoy domingo me encuentro fuera de mi ambiente. En serio. Me voy a otro continente, y me encuentro más a gusto allí que en mi propia casa. Allí tenía algo que hacer, estudiaba, salía con los amigos a planes interesantes, y no era una especie de monstruo gigante. Llego a mi supuesta casa y no tengo trabajo, mis amigos proponen planes que oscilan entre mamarse y compartir miserias (y a veces se combinan), y vuelvo a ser esa especie de monstruo gigante al que todo el mundo mira como bicho raro.
Hace un año me pasó lo mismo, pero no de una forma tan descarada. Al menos existían posibilidades reales de trabajar (que se fueron por el retrete) y tenía un poco más de espíritu para hacer frente a los golpes. Pero después de un año de paro viendo como no tengo ni una sola posibilidad real de nada... No sé, se ve uno desubicado. Tampoco es que sea tonta de remate, y sé que no es lo mismo un mes de vacaciones que una vida en un sitio. Pero hay cosas que me crispan los nervios: ser diferente en todos los aspectos me altera. Y el no ver ni una sola oportunidad para nada ya me remata.
Supongo que tendré que volver a acostumbrarme, pero qué duro. Que duro es ser diferente a todos...

jueves, 7 de julio de 2011

Mmmm...

Sigo como siempre, lo que sucede es que ahora el rumbo viene dictado por cuestiones externas. Vamos, conciertos, cursos de verano... La verdad, por una parte me agobio en un vaso de agua, pero por otra... digamos que el vaso era de agua de mayo. No me gusta estar parada, no tener metas, no hacer nada. Tampoco me gusta que se me agobie y presione, pero siempre he visto que respondo mejor a la presión y al estrés que a la paz y tranquilidad.
Algunos dicen que los monjes budistas alcanzan el nirvana porque están en un sitio meditando tranquilos, lejos de los agobios... En esos sitios yo sólo podría alcanzar el nirvana mediante el uso masivo de psicotrópicos. No me malinterpreten, que me encanta estar sola en el borde de un acantilado oyendo el rugido del mar, mientras me llega el aroma de pinacha y eucalipto... Vamos, que es algo que hago con mucha frecuencia cuando no ando perdida. Pero eso no basta para realizarse. Eso basta para quitarse agobios superfluos. Para andar tranquilo y a gusto necesito movimiento, cambios de última hora, tener la incógnita de saber si llegaré a mi destino a tiempo para enlazarme con el siguiente destino...
Y es que eso es lo que tengo ahora entre manos. No es que te vuelvas imprescindible (vamos, sé sobradamente que si las espicho el mundo seguirá girando y sólo me llorarán familiares, amigos y el gato) ni que hagas nada especial que vaya a salvar a la humanidad... Pero me gusta lo que hago, me gusta hacer cosas y me gusta tener algo en lo que pensar que trascienda al menú que me voy a guisar y la peli que voy a ver. Y sobre todo, me gusta que la actividad me aleje del bar como genérico al que tiendo a gravitar por falta de actividad como Holmes gravitaba hacia el opio.
Dicho esto, que realmente esconde una declaración de intenciones de no escribir nada hasta agosto, me voy a seguir con partituras, música y demás cosillas. Bueno, y una ducha, que el estar ocupado no es excusa para ser una cerda.
¡HASTA EL MES QUE VIENE!