martes, 14 de diciembre de 2010

¿LOGSE O ESTUPIDEZ?

Me queda la duda de a qué se debe la mala educación que últimamente percibo de forma más hiriente. Ojo, la culpa es compartida, porque yo lo he tolerado demasiado tiempo, pero si hoy se cumplen unas predicciones mías de llamadas telefónicas, voy a empezar a administrar un poco de buena educación a tanto asno suelto.
Me explico, que dicho todo así suena muy bien. Detesto una serie de comportamientos que veo que cada vez se repiten con más frecuencia:
- Esos saludos tipo "que tal te va, cacho puta" etc.
- Esas confianzas de indagar el "por qué no puedes quedar para ir de juerga". O a lo que sea.
- Esas tomas de confianza excesiva tipo "tu casa es mi casa", "tu puedes hacerlo mejor que nadie" y "solo puedo confiar en tí".

En cuanto a los saludos, una vez pasada la edad del pavo, y con un poco de calma en las hormonas y ánimos, no te dedicas a saludar a nadie de esas formas. Ni "qué pasa tronco", ni "hola zorrón", ni nada similar. Un simple hola, buenas, o un me alegro de verte son suficientemente efusivos, agradables y nadie te mira cuando los dices. Mis ganas de romper moldes de forma tonta ya han pasado. Si tengo que pelearme por algo, prefiero que sea por algo productivo, y no por tonterías. Si estas cosas me las dice alguien con menos de 25 años, no me ofendo. Si tiene más de 30 simplemente se me ha vuelto intolerable. (¿Será porque ya tengo 31?)

Las preguntas de por qué... Esas las detesto. Tampoco ha ayudado mucho tener una madre inquisitiva hasta el paroxismo, pero bueno. Si yo digo, "no puedo", es eso mismo. Pedirme justificaciones es dudar de mi palabra. Si es un amigo y espera recibirlas en base a nuestra amistad, ya llegarán (si es que tienen que llegar) cuando juzgue yo que sea el momento oportuno. Lo que no puede ser es que todo tenga que ser explicado. Si no te gusta, llama a otra persona. Las explicaciones creo (modestamente) que se deben dar cuando te has comprometido a algo y no lo has cumplido. Pero cuando no hay compromiso de ninguna clase, ¿a qué viene indagar tanto?

Por último, vamos a por esas tomas de confianza, en las que la gente te considera digna de ser depositaria de una fe absoluta, o digna de compartir intimidades y propiedades. Hay personas que no me desagrada que me consideren digna de tal consideración, pero en el caso de otros, es simplemente una excusa para disponer de todo, ya sea tu casa, tu tiempo, o tu trabajo. Ni mi casa es tuya, ni la tuya mía. Cada uno tiene lo que tiene, y si esto es así de comunal, vienes tu primero a limpiar mi casa, que yo no me he tomado esa libertad nunca. Si nadie puede hacerlo mejor que yo, págame, porque al menos me mereceré ese reconocimiento por los servicios prestados. Y si sólo puedes confiar en mi, mal lo llevas en esta vida, que ni de ti mismo te puedes fiar. No nos engañemos, el jeta de turno se aprovecha de lo que evoca para sacar tajada.

Mi última duda es saber si estos comportamientos vienen a través de la LOGSE, o simplemente hay mucho estúpido suelto. O listillo, según como se mire. Esta reflexión viene porque hoy espero (y ojalá me confunda y esto sea tiempo perdido frente al teclado) dos llamadas de teléfono. La primera empezará con el insulto. Había pensado en ciscarme en sus muertos, a ver si pillaba lo desagradable que es que te saluden así, pero he decidido que tampoco procede. Le diré que si vuelve a saludarme como un asno, simplemente colgaré el teléfono porque si quiero oír insultos, me dedico a la política. Luego me dirá que quiere quedar para ir de chufla, y le diré que no puedo. ¿Y por qué? Había pensado decirla que porque tengo mucho trabajo limpiándome las pelotillas del ombligo. (La frase no es mía, desgraciadamente). Pero creo que tampoco procede. Que estoy muy ocupada. ¿Y qué tienes que hacer? Muchas cosas, pero no tengo por qué darte detalles de ellas, a no ser que esto sea una interrogación policial. ¿O es que tan poco de fiar soy que necesitas explicaciones minuciosas?

La otra llamada es para preguntar a ver qué haría yo en el lugar de otra persona... Tema ya manido, cansino, aburrido y tedioso. No entraré en detalles. Había pensado en decirla a la susodicha que se tirara por la ventana, porque si ella no sabe solucionar sus problemas, pues el suicidio es una forma de acabar con ellos. Claro, que, como mis anteriores pensamientos, no procede. Así que le diré que ella decide, y ella tiene que saber lo que quiere hacer. Yo sé lo que yo quiero, y procuro moverme en esa dirección, pero que su vida está bajo su responsabilidad. Así que debe sentarse a meditar, ella sola, y mirar los pros y contras. Que yo no juzgo a las personas, y que cuando alguien toma una decisión sus motivos tendrá.

Estas dos llamadas me hacen darme cuenta del infantilismo/hedonismo que hay suelto. Como si yo no tuviera más preocupación que ir de fiesta y resolver problemas ajenos. Ni estudié psiquiatría, ni relaciones públicas. Cuando quiera consagrar mi vida a estos temas sesudos de fiestas/problemas ajenos, emprenderé esas carreras. Mientras tanto, seguiré disfrutando de Bach, cursillos variados, y mirando cosas de mis profesiones.

Más vale ponerse una vez colorada que 101 amarilla. Ya me lo advirtieron en este blog antes, y ha llegado la hora del colorao.

jueves, 2 de diciembre de 2010

INERCIA

Acabo de descubrir la fuerza de la inercia. No hablo de la ley de física (propiedad de los cuerpos a resistirse al cambio de movimiento por el cual un cuerpo se mantiene en reposo o movimiento en linea recta si no hay otras fuerzas actuando sobre él) sino de la ley de la inercia personal.
La inercia personal es la que te hace trabajar aunque no tengas ganas porque es lo que hay que hacer. Es la que te hace comer aunque no tengas ganas porque si no sabes que no vas a durar ni medio asalto. Es la misma ley que te obliga a seguir adelante porque si no se va todo al carajo.

En estos momentos tengo todo preparado para una entrevista de trabajo mañana (la primera desde que me fui al paro allá por agosto), el coche a punto para enfilar al sitio, que no me queda cerca precisamente. Tengo el taxi reservado porque a la tarde me voy de viaje, la maleta esbozada en mi cabeza, y sólo me queda meter las cuatro cosas que me hacen falta, las respuestas a las posibles preguntas... Todo va articulado, después de una tarde en la que mi sensación predominante ha sido la de pérdida miserable de tiempo, caída por pozo oscuro de miserias personales... El caso es que si alguien me preguntase cómo he hecho todo, no sabría explicarlo. Entre mis miserias personales se han incluido aguantar el latazo a dos personas que me han dejado peor de lo que estaba. Una con sus apuntes a trabajos idiotas e inviables (músico en un barco, que será cojonudo, pero piden dos, no uno. Además, para eso hay que tener el culo más pelado de lo que yo lo tengo) y ánimos basados en su experiencia personal. Claro, su experiencia personal implica que hizo una sustitución y la chica no se reincorporará nunca. Ya se ha quedado ella ahí hasta que convoquen oposición. O hasta que líe una tan gorda que le abran un expediente. La última que hizo fue marcharse del trabajo porque una amiga había desaparecido y estaba preocupada. Sólo dijeron que pobre mujer, que era muy sentida. Claro.
La otra persona me ha analizado el curro al detalle, comentándome que si no me compensaba económicamente por distancia, que había que mirar cuanto duraba, lo que pagaban... Claro, según eso, o me pagan desplazamientos (es decir, gasolina, mantenimiento y seguro del coche), un sueldo cojonudo y me garantizan que voy a estar ahí cinco años mínimo, o suela.
Eso viene a redundar en lo que yo llevo repitiéndome desde hace tiempo: necesidad de nuevos círculos de amistades. La trampa: ¿donde encuentro gente que se me parezca? Si hasta me he visto haciendo memoria hoy de un ex (uno de los que más daño me hizo al dejarme) y he llegado a la conclusión de que cuando salgo no busco ni siquiera hacer amigos. El miedo es tal a que otra vez me la vuelvan a jugar, que mejor me quedo en casa, satisfecha con mi propia compañía, que no es nada del otro jueves, pero al menos no me va a lesionar más de lo que pueda admitir.
Inercia de nuevo... Las viejas amistades ahí siguen, dando por saco porque no las he mandado a tomar por el mismo en su momento. Y es que tampoco me apetece dar una mala contestación para ver si hacen acuse de recibo.
Inercia... Cosas que se hacen solas, sin que apenas me entere de lo que hago, amistades que reaparecen en el panorama, para cubrirlo de nubes bajas y grises, con repiqueteo de tambores fúnebres a cada paso, aliñados de sonidos/sombras goyescas de la época más tétrica.
Lo único que me salvaría es un grito; un BASTA YA, claro, autoritario, sin histerismos. Mañana más me vale no dejarme llevar por la inercia y tomar las riendas o seguiré en el paro. Y a la vuelta de mi viaje, empezar a ejercer ese stop a las personas. Hasta aquí, y ni un milímetro más. Porque tal vez uno pueda apañarse solo, pero desde luego, uno no puede apañarse si cada vez que levanta la cabeza le boicotean y bombardean en la linea de flotación. Eso es hundido, muerte en aguas frías, y acabar deprimido mirando con cinismo todo lo que te rodea. No, gracias, ya he tenido bastante. Habrá que eercer una nueva fuerza, para cambiar el rumbo que cito en este blog...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

CONTROL...CONTROL...

¡Uf! Hoy he perdido los nervios. No me pasaba desde hace muchísimo tiempo, y aunque no he llegado a realmente descontrolarme, cerca hubiera andado de haber tenido algún impresentable al lado.
Cada día me cuesta más controlarme en casos de injusticias manifiestas, y cada día llevo peor soportar diferentes cosas.
Supongo que deberé hacer yoga o algo similar, porque de seguir a este ritmo, o me da un infarto, o acabaré cometiendo una locura de las gordas. Por todos los demonios, creo que voy a tomarme un valium. Qué mal llevo las memeces...

viernes, 29 de octubre de 2010

GIMME SHELTER!

Ya de vuelta de la capital, donde he podido cometer algún exceso (jo, me he fumado la tabacalera entera, qué bueno...) y dormir, y replantearme cosas... Vamos allá con diferentes conclusiones:

1. El tabaco está buenísimo, pero no se puede fumar a estos ritmos, o no es que me vaya a salir un cáncer de pulmón, es que tengo que morir necesariamente por intoxicación con monóxido de carbono. Así que he dejado de fumar a la vuelta. ¿Cuanto me durará? Ni idea, pero de momento he dejado de ponerme pitillos y puros en la boca, y menos aún encenderlos. Parece que va funcionando, y mientras funcione, genial. Al menos habré limpiado algo de nicotina, alquitrán...
2. Me he percatado de la cantidad de cosas que se hacen por compromiso, por educación, por no herir sensibilidades... Algo que ya me había comentado Leona en una entrada anterior. La verdad es que visto lo visto, llegó la hora de sacar el sable y cortar ya con todos estos vampiros emocionales por la mitad. Algunas personas no llegan a la categoría de vampiros emocionales, pero vamos, los menos. Por otra parte, he llegado a la conclusión de que la culpa es más mía que de ellos, por dejarles hacer.
3. Y añadir aquí que parte de lo que tenemos nos lo hemos buscado nosotros mismos a pulso y con ganas. Estoy hasta el gorro de aguantar a personajes agusanados que te dicen: "es que es lo que hay, en todos los sitios se cuecen habas, no se puede cambiar; y además si te enfrentas es peor". Eso son cobardes, gusanos del poder, y vagos cum laude. Y empiezo a estar hasta el gorro de tanto miedo que veo respirarse, y tanta hipocresía. "Yo les sigo la corriente, así me entero de lo que hay, no me hacen daño y encima a lo mejor me ayudan". Pues no señor, y es todavía Usted más mierda que el chorizo de turno. Al menos el chorizo sabe lo que hace y el por qué; y es comprensible. Vamos, beneficio personal sin más. El que dice lo anterior es un cobarde que se arrima al sol que más alumbra en ese momento porque no sabe ni lo que quiere, y ni siquiera tiene herramientas para buscarse beneficios; ni nobles ni in-nobles. Guerra a esos agusanados que son los más dañinos. A fin de cuentas, el malvado ya sabe lo que es y hasta puede cambiar, pero estos personajes son amorales y nunca cambian.

sábado, 9 de octubre de 2010

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE...

Si mal no recuerdo eso era el título de una película de Heston, bastante aburrida, por cierto. En este caso, es lo que me ha pasado. Andaba yo dándole vueltas a la incapacidad que tenía de poder hacer cosas cuando, milagros de la vida, lo que parecía un desastre se ha convertido en una bendición.
Una avería de coche me ha dejado sin nada de dinero (números rojos, para ser mucho más exactos), y sin poder bajar a la capital a hacer cosas. Obviamente no había nada urgente, si no hubiera cogido tren/bus/avión. Pero me ha fastidiado, ha sido un retraso de unos de mis planes. Mientras lamentaba mis finanzas y mi mala sombra, mi familia se ha marchado a pasar el día por ahí. Me he quedado sola en casa, y he podido pincharme la música que me da la gana a todo volumen, y limpiar el cuarto mientras me fumaba un paquete entero de cigarrillos. Y francamente, la tarea ha evolucionado como no me esperaba.
Desde luego, siempre he detestado esas personas solícitas que ven como tienes todo hecho una mierda, y se ofrecen para echarte un cable en la limpieza. Menudo asco, y no necesito ayuda, gracias. La ayuda lo único que hace es:
A) Quedarse mirándome como un pasmarote a la espera de que le dé una orden.
B) Decirme cómo tengo que organizar las cosas y cómo se limpia.
C) Censurar todo lo que hago porque está mal, sin aportar ninguna solución.
Están ordenadas de menos a más desagradable, obviamente. Pero esos son los casos que siempre me he encontrado, y molestan. Por supuesto, siempre quedan los familiares que se quedan a tu alrededor y de vez en cuando pasan revista a lo que haces, justo cuando estás fumándote un cigarrillo y tienes todo manda por hombro pero organizado en tu cabeza. Justo es el momento de aparición del familiar de turno, que se te queda mirando con cara de censura, porque encima de no ver cambios a mejor, te pilla tocándote las narices.
El librarme de la familia me ha permitido aparte de limpiar, estar con mi gato sin persecuciones a ambos ("controla a ese bicho que ya está ocupando mi sillón favorito") y disfrutar de un rato de soledad y meditación tranquila. He dejado bastantes espacios libres, me he desecho de muchos papelajos y birrias, y he podido meditar con incienso, velas, aromaterapia...
Puede que suene a una tontería supina, pero las casas, en el momento en que son compartidas, necesitan turnos de posesión, no sé si por cuestiones de territorialidad animal que algunos llevamos dentro.
Me explico: si siempre hay alguien en la casa, ambas personas quedan de alguna manera inhabilitadas de hacer lo que les da la gana. Yo no puedo poner música a toda pastilla, y el otro no puede ver la tele como si fuera un cine. Yo quiero que la cocina esté limpia ahora, y al otro no le apetece hacerlo justo después de comer, con lo que generamos broncas. Quiero leer el periódico, pero ya me lo ha cogido la otra persona. Quiero fumar, y no les gusta que fume... No son cosas graves, claro, pero sí resultan molestas a la larga. El que alguno salga un día entero y te deje libertad de comer a la hora que te da la gana y no juntos, fregar cuando se quiere, fumar sin censuras, oír música/ver la tele... cuando quieres sin tener que desalojar a nadie... Es una auténtica gozada para los sentidos.
A mi que no me cuenten milongas: vivir con cualquier otra persona supone ciertos sacrificios de la libertad personal. Para que los sacrificios sean tolerables hay que salir de vez en cuando y dejar intimidad a la otra persona, o la sensación es de somos nosotros los que nunca alcanzaremos nuestro destino.

P.D.- Esto va dirigido a personas que se encuentran a gustito en casa, y no a las que mi bisabuela llamaba "palomitas de la calle", esas personas que siempre están tomando un café, comiendo fuera de casa, en la pelu, en el super, de fiesta... Claro que esas personas no necesitan intimidad, ya intiman consigo mismas y con el incauto de turno que pillan por banda constantemente. Y ojo, que yo hago todo eso, pero es fácil encontrarme en casa. Hablo de esas personas que para tomar un café necesitan 5 horas, y hacer las compras supone pasar el día fuera en un centro comercial. Conozco algunos casos, son un coñazo (si, esta ocasión requiere esta palabra) y no suponen ningún problema de convivencia, porque no conviven. Eres tú el que se hace cargo de la casa al 100%, sólo que hay otra persona para manchar el baño y el salón.

domingo, 3 de octubre de 2010

DANDO VUELTAS A LA CABEZA

Un domingo más. Madrugando, cosa rara, pero contenta de ser capaz de madrugar, que era una de las metas propuestas. La verdad es que si estás en el paro y te acostumbras a quedarte durmiendo hasta las 12 del mediodía, luego no hay hijo de madre que te haga madrugar cuando lo necesitas. Lo más grave no es que te cueste volver a coger el ritmo, sino la cantidad de tiempo perdido. Estas reflexiones siempre me recuerdan a Proust, que iba en busca de ese tiempo perdido... Seguro que el muy afortunado no necesitaba levantarse a las 7 de la mañana para sentir que había hecho algo de provecho.
Andaba meditando sobre las últimas cosas que me han pasado. Lo mal que anda el trabajo, las mierdas que hay que tragar para ser socialmente reconocido... Vamos, pensamientos optimistas, esos que nadie asocia a un domingo ventoso y gris de madrugón.
El caso es que ando dándole vueltas a algunas ideas para conseguir trabajar de algo. Lo cachondo del tema es que, después de la euforia creativa entra en juego la parte analítica que tengo. El porcentaje de éxito, teniendo en cuenta diferentes variables (no todas, no soy dios) es bastante bajo. Rondará el 25%. Y lo triste no es que uno tenga una idea que sabe que es difícil que funcione. No. Lo triste es que cuando analizas el fenómeno, te das cuenta que, obviando los problemas de inversión económica, sigue en un porcentaje similar, por la grandiosa falta de cultura general. Ayer mismo lo comentaba con unos amigos, que tuvieron la gentileza de invitarme a las copas. La gente, con el tema de la crisis recorta en ocio.
- Pero la gente sigue saliendo, y les ves que se toman sus cañas etc.
- Claro, pero ya no se las toman con rabas. Y si van a un sitio donde hay un concierto, moderan bastante los gastos. Y eso me repercute. Si un bar sabe que un día normal tiene una caja x, y un día de bar con concierto tiene la caja x más una ligera subida, eso le supone una decisión: a) pagar menos al músico. b) Prescindir del músico c) hacer conciertos de forma más esporádica. Generalmente la secuencia va en ese orden, y las decisiones no son excluyentes.
Las personas no pueden prescindir de la comida, ropa, salir de casa... pero pueden acortar los gastos en estos ámbitos. Las marcas blancas están de moda, al igual que las tiendas de chinos, antiguamente conocidas como todo a 100, y el concepto happy hour está también, si no en boga, sí muy buscado. Sólo con el happy hay algunos que se dan por satisfechos.
¿Y qué se puede hacer en estos momentos si te gusta dedicarte al arte? Morirte de hambre, que dirían muchos, y no sólo ahora, sino en épocas más boyantes.
Así que, seguiré meditando mi idea, desbrozaré los intricados problemas legales que puede haber (ya se sabe cómo son éstas cosas) y si al final me acerco a una posibilidad de éxito sin llevarme un batacazo descomunal cercana al 40% intentaré llevarla adelante. Lo del batacazo descomunal es simplemente no acabar en la indigencia debiendo pasta a todo el mundo. Vamos, que aunque la cosa salga mal, que haya posibilidades de rehabilitación en breve tiempo.
Veremos qué pasa. De momento, a madurar estas ideas.

domingo, 19 de septiembre de 2010

RESULTADOS

Vale. Ayer ganó el lado de autocompasión. Aunque me quedé en casa tranquilita por la tarde, tocando el violín, luego ya con nocturnidad me fui a hacer el ganso por el mundo. Resultado: resaca espantosa y horripilante, impregnación de olor a tabaco hasta vomitar, y mareo de tanta tontería.
Vamos, que mis buenas intenciones se han ido al cuerno, y se han tropezado con mi depresión imbécil por motivos variopintos, pero sin consistencia.
Menuda mierda, y menuda cagada. ¿Se puede ser más idiota de lo que soy?

sábado, 18 de septiembre de 2010

PLANES DE RETORNO AL REDIL

Después de la semana asquerosa pasada, después de mil y una pajas mentales de la peor calaña, después de enterarme de lo que tengo que hacer, y después de desmadrarme, llega el momento de volver al redil, y retomar intentos de cambio.
Hay que aclarar ideas, hacer horarios, y ponerse otra vez serios. No estoy precisamente del mejor humor, y mi tendencia es a estar callada, puesto que realmente no tengo nada importante que decir. Las chorradas personales no le interesan a nadie, y ando en esa extraña fase en la que se mezcla el rigor con la autocompasión... ¿quien ganará? Veremos...
El resultado probablemente quede definido hoy a la tarde noche, momento en el cual ya habré hecho alguno de los planes que tengo en mente:
- Ir al bosque a meditar, o al club de tiro, a hacer lo mismo, pero con mucha más intensidad. (siempre he dicho que el tiro es la mejor meditación. un error de pensamientos puede suponer que te vueles un pié con suerte, y eso obliga a encarrilar muy bien las ideas).
- Ir al bar a tomar un escocés.

Veremos cual de las dos alternativas gana a la otra. Veremos qué faceta sale victoriosa...

lunes, 13 de septiembre de 2010

ALLÁ VAMOS

Esta semana ha sido lo más parecido a un desastre con final feliz que he visto. Unos niveles de estrés brutales, una faena de las gordas que sale bien, un buen concierto al que asistí, y otro en el que toqué, una echada de cartas por una amiga que no fue patética como suelen ser, un sábado por la noche de copas desenfrenadas (y gracias a que estaba con una pareja, que si no hubiera sido mucho más bestial) y un domingo resacoso y anodino.

Conclusión: Pese a la parada en todos mis proyectos (y en algún caso retroceso), esto me ha servido para reafirmarme en el diablo cósmico cabronazo, reafirmarme en que estas cosas de cambiar son lentas y dolorosas, y tener que volver a echarle huevos al asunto. Así que, vuelta a empezar, que tampoco es un comienzo en el sentido estricto, porque lo que he hecho no se deshace en una semana.
Con ganas de retomar todo, mucho mejor y más animada y a seguir adelante.

martes, 7 de septiembre de 2010

¿DE QUÉ SIRVE CAMBIAR SI TODO SIGUE IGUAL?

Desde luego, las dificultades se me están poniendo cuesta arriba. Cada vez que intento dar un paso adelante, mis circunstancias dan un retroceso brutal. Pero un retroceso que me hace sentirme como una mierda, y sentirme idiota porque todo lo que hago parece toparse con un muro de desprecio tan alto que me dan naúseas sólo de recordarlo. Y no suelo soportar muy bien el desprecio, aunque claro, llega un momento que lo asumes (si, lo asumes, han leído bien) y te encoges de hombros. Pues si, soy despreciable, vale. ¿Le importaría mucho al Sr. Magnifique o a Miss Perfection no joderme mucho más de lo que estoy ya jodida? Je, el primer taco, pero creo que va justificado.

¿Qué pasa? Preguntará algún lector... Desde el sábado me he enfrentado a lo que sigue:
1. En una reunión familiar, que alguien de la familia en vez de decirme "hola, ¿que tal todo?" como saludo, me diga "oye, te está saliendo barba, a ver cuando vas a hacerte la depilación láser". Encantador que alguien de la familia te reciba así en una fiesta. Te sube la moral un huevo.
2. Llamas a una banda para ir a tocar con ellos, porque quedaste en eso, y te dicen que te has tirado todo el verano sin dar señales de vida y que han buscado a otro. "Os dije que me iba a EE.UU. y me dijisteis que en vacaciones no ibais a hacer nada"... Vamos, una cosa así que justificaba que no diera señales de vida en julio y agosto. "Pues no ha sido así. Y me da igual que hayas perdido el móvil. Ya hay otro". Vale.
3. Llamada de tu antiguo curro, que necesitan que alguien vaya a trabajar, que quieren que seas tu, pero que hay mucha más gente en las listas, y que no pueden hacer nada para cogerme... Excepto llamar antes a media España, claro, a ver si todos dicen que no. Agradezco la llamada, es todo un detalle, pero me hace sentir miserable. O sea, que ni haciéndolo medianamente bien tengo posibilidades de retener un puesto de trabajo. Que buen rollo. Un año de curro que no me sirve para una puta mierda.
4. Llamada de tu antigua compañera de curro para regodearse en lo mismo, y que cuando sepa algo te llamará. ¿Y qué le digo, que ya me informa la directora en persona, que no se moleste?
5. Oposición que se tuerce. Me informan que se va a hacer a puerta cerrada, y que no hay baremación de méritos, y todo es para una puta bolsa de trabajo, a la que no me llamarán en la vida. Si voy es para montar el cisco padre, y claro, me pide la persona que me lo cuenta que no vaya. Pues no me presento. Mozart y su concierto nº 3 se quedan en casa. Mejor, sólo valgo para destrozar la música de Mozart...
6. Llamada de una amiga. El novio con el que se casaba el año que viene la ha vuelto a echar de casa (la primera vez fue hace un mes). Ayer día de llantos y escoceses en los bares. "Que buena amiga eres, además como no tienes que hacer nada..." Claro, me paso todo el día tocándome las narices, y lo que más me gusta es consolar al personal. Yo no tengo problemas, y menos ahora.
7. El sábado toco en una boda. Estoy teniendo problemas porque mi compañera no podía, y le he pedido un favor a mi tía: que venga conmigo. Ella no quiere hacer chapuzas, y que hable con el organista porque eso de tocar con el órgano grabado no le mola, y menos si hay organista. No cuenta que me haya contratado la chica hace una semana. Llamo al organista, y en vez de preguntarme qué piezas vamos a tocar me salta:
- ¿Qué titulación tienes?
- Grado medio.- De mala leche.
- ¿Y la otra?
- No tiene, es alumna mía de escuela de música. (Mentira, pero no le voy a decir la verdad, claro. En circunstancias normales esa sería la situación. Mi tía toca de cortar, y si quiere saber nuestro nivel, sólo tiene que quedar con nosotras un día).
- ¿Y ya sabeis tocar?
SIN COMENTARIOS. Finalmente toma nota de las piezas, no quiere partituras, y me dice que una hora antes de la ceremonia quedamos para mirarlas a ver qué podemos hacer. Pues como estén en otro tono, nada. Y eso sin contar que mi tía no quiere tocar un violín eléctrico, porque dice que no sabe. Le digo que es uno normal acústico, pero conectado a un altavoz. Que no.

En estos momentos no sé si echarme a llorar de pura impotencia en una esquina, liarme cuatro bragas y tres sujetadores en un bolso e irme a ver mundo porque a peor no puedo ir, o simplemente apuntarme a un torneo de boxeo, a ver si puedo soltar adrenalina de forma legal.

Así que de golpe, en tres días he recordado por qué no quería amigos, por qué no iba a fiestas de ninguna clase, por qué dejé el violín jurándome no volver a tocarlo hace 13 años, por qué no tengo espejo en mi cuarto, y por qué siempre me he limitado a hacer lo que se me mandaba sin abrir la boca y sin destacar.

Así que, creo que hoy voy a necesitar un poco de paz. Luego encima tendré que aguantar que alguien me llame y me diga que está deprimido. Yo no. Claro, yo nunca me deprimo, soy simplemente feliz.

sábado, 4 de septiembre de 2010

La anemia me ha dejado hecha polvo. Ya sabía que tengo, llevo desde los 15 años con anemias perpetuas, que se consiguen reducir con pastillitas. El caso es que llevaba unos días muy cansada, y fui a hacerme una analítica, pensando que con suerte iba a ser por el catarro. Pues no, pese a haberme puesto ciega a barbacoas de carne en EE.UU. es una anemia brutal.
Eso casi me da de rebote depresión, ¿como se puede tener anemia cuando te has puesto ciego a carnes de todos los tipos? ¿Qué puñetas me pasa, que no asimilo el hierro? Ahora sí que me siento cansada, con ganas de tomarme mil mierdas (y ya me he saltado demasiado la dieta) mientras me tumbo en el sofá, a meditar sobre qué me pasa.

Hoy toca fiesta familiar. Espero pasármelo bien, y poder volver pronto a vegetar frente al televisor, viendo algún dramón de mierda. Sé que no es precisamente lo más sano, pero tal y como ando, me va a sentar bien...

domingo, 29 de agosto de 2010

Aquí ando, después de un día de avalancha de ideas, de trabajo hasta decir basta, y de una noche en brazos de Morfeo bien merecida.

Lo primero que uno descubre es que hay que organizarse en tiempos a lo largo del día. Aunque todavía sea incapaz de levantarme a las 8 de la mañana, hay que destinar tiempos a las cosas, o te quedas todo el día haciendo lo que te gusta.

Lo segundo que uno descubre es que como te venga un día de ideas creativas, todas buenas, más te vale anotarlas en una libreta, porque a mi se me olvidan de un día para otro, y no intentar llevarlas todas a la práctica a la vez. Es como parar las balas que te dispara una ametralladora... Mira macho, cómprate un chaleco antibalas, y reza para que no disparen a las rodillas.

Lo tercero es que hay que coger la inercia, el hábito. Es como fumar, pero en sano. Si asocias levantarse y revisar mail mientras desayunas, todo va bien. Al final lo haces por inercia y evitas que se te acumule publicidad. Si un día no lo haces porque has ido a desayunar con amigos a una cafetería, no pasa nada, ya lo harás. Pero sabes que no hay tanto follón.

Y lo último que aprendes es a no agobiarte con los tiempos. Yo no limpio en un día. Necesito varios para dejar las cosas bien y recordar dónde las he puesto, y luego mantener. Yo no hago dieta en un día, necesito varios para perder 20 kilos, y luego habrá que mantener. Yo no aprendo una técnica difícil del violín en un día, necesito tres, y luego habrá que mantener...
Ese mantener es lo que me asusta de momento.

Por último, a ver cómo hago el resto de propuestas que tengo en mi cabeza. Eso si, o me centro o me vuelvo loca. No más de tres cuatro proyectos a la vez. El primer fallo ha sido querer cambiarlo todo. Y el segundo intentarlo. :-) Ahora ya más calmada haré como Jack el Destripador, ir por partes...

miércoles, 25 de agosto de 2010

Aquí sigo, haciendo cosas, y ahora dándole a la introspección. Creo que he abierto demasiados frentes como para sentirme a gusto y poder llevarlos a buen término todos a la vez. Al menos en los tiempos que tengo pensados.
Cuando tenemos muchos frentes de batalla abiertos la tendencia es a taponar el que más guerra da, y pasar al siguiente. Con eso no consigo eliminar un problema, sino tener en estado candente todos. Y además de forma consciente. Hoy en mi prisa por ordenar todo mi armario ropero, y pensando que todavía tengo que ordenar cosméticos y chorradas, además del despachito donde trabajo y estudio, lo único que he hecho en lineas generales es organizar pequeñas parcelas de caos en cajones. Sé que mi ropa está en lineas generales toda ubicada en los cajones, bien doblada, y con algunos vagos criterios lógicos, pero no me veo capaz de recordarlos, porque he tenido que hacer muchas excepciones. Cuestiones de espacio, y prisa por acabar para acometer la siguiente tarea de la lista. Si lo dejo como está, probablemente en menos de 3 meses vuelva a tener el frente abierto.
Este problema insisto en recordarme que viene por una mala distribución del tiempo, en el que he de incidir de una vez por todas. Por ejemplo, mañana no podré volver a dedicarme a la organización: por la mañana tengo papeleo que deberé aprovechar para hacer diversas tareas pendientes, y por la tarde reunión de amigos que si bien no es inesquivable, tampoco estaría bien no asistir. Así que hoy quería adelantar tiempo. Debido a eso, otra vez sin tocar el violín, y con el frente de organización simplemente apuntalado para que aguante un par de embestidas. Pero a la tercera se me cae.
Es gracioso, pero es raro que una persona sólo tenga que modificar un pequeño hábito de su vida. Ponerse a dieta no suele significar comer menos en la mayoría de los casos, como dejar de fumar tampoco suele significar dejar de comprar cigarrillos. Generalmente ponerse a dieta significa aprender a comer, a cocinar y a controlar las salidas. Y dejar de fumar significa no sólo no arrimarse el cigarro encendido a la boca, sino también aprender a estar uno mismo sin nada en las manos ni en la boca, y dejar de hacer asociaciones placer X + tabaco> placer X// ansiedad + tabaco< ansiedad.
Se dice que no hay dos sin tres, generalmente pensando en la mala suerte. No creo en la mala suerte, de la misma forma que no creo en un Dios que nos mira con lupa y nos dice qué hacer. Creo en el buen hacer y en la racionalidad. Cuando las personas hacen lo que deben hacer, siempre pensando en la forma correcta de ejecutarlo, no hay mala suerte. Podrá haber desgracias, a todos se nos mueren familiares queridos. Pero eso no es mala suerte, es ley de vida. Lo único que hay que hacer es seguir adelante, asumir como vienen las cosas y obrar en consecuencia como mejor se sepa y se pueda.
TAREA PARA MAÑANA SI ME QUEDA TIEMPO Y SI NO PASADO A PRIMERA HORA: Arreglar ese frente apuntalado. No dejarlo pasar y esperar a que en cuanto abra un cajón el caos salte de forma reptante para infectar todas las habitaciones.

martes, 24 de agosto de 2010

Un catarro me ha dejado fuera de combate casi dos días. He empezado a ser persona hoy a la tarde, cuando he podido reincorporarme a todo con cierta normalidad. Eso si, decir que aunque la dieta se fue al garete durante unas 24 horas, no ha pasado nada.
¿Nunca les ha pasado hacerse buenos propósitos y ver cómo precisamente algo inesperado trastoca todos los buenos planes? Te pones a dieta, y te invitan a una comida de empresa ineludible (o boda). Te planteas dejar de fumar y beber y te invitan a una fiesta en una discoteca. Te planteas cuidarte y darte un masaje anticelulítico todas las noches, y ¡zas! Trabajo nocturno a patadas (sea porque vas a turnos, o porque te lo tienes que llevar a casa)... Parece que hubiera una especie de diablo cósmico medidor de buenas voluntades y voluntades férreas. Me explico: yo hago un ejercicio mental de enmienda personal, que se traduce en una determinación de mejorar algo que va mal. O sea, dejar de fumar, beber, trasnochar, limpiarme los dientes 3 veces al día o simplemente no rascarme en público.
Vale. La decisión está tomada, y la persona es consciente de que es una mejora sustancial en su vida etc. Cuando lleva poco tiempo con el propósito, resulta que le viene encima de forma inesquivable un acontecimiento que va diametralmente en contra de lo que se ha propuesto. O sea, una fiesta nocturna, pierde el cepillo de dientes o no encuentra bote de pasta pequeño para el bolso o simplemente le viene un sarpullido brutal. El caso es que su determinación se encuentra frente a un obstáculo que nunca antes ha tenido que superar.
Y sólo hay dos posibilidades: o cedes a la tentación, y caes en las garras de tu sempiterno pecado y de ese diablillo cósmico que te atrapa porque demuestra que tenías sólo buena voluntad, o sales reforzado del dilema, porque no sucumbes a la tentación (Mmm... y lo que te apetecería tomarte un copazo y fumarte un cigarrillo mientras bailas y miras el reloj para no pasarte de la hora, controlando que la mano derecha no salga disparada a la entrepierna, que justo te está picando un montón). Pero no caes. El diablillo se queda con un palmo de narices y tu a medias exhausto por el esfuerzo, a medias orgulloso.

Esa sensación la he tenido yo estos días con el dichoso catarro. Creo que era la única forma de pararme en tanto cambio que quiero meter, y el diablillo cósmico se ha visto obligado a pararme en seco. Tenía que chafarme el régimen, las ganas de limpiar, las intenciones de controlar el tabaco, y las ideas que se van aclarando. Vamos a ver si un catarro la tumba, y la obliga a abandonar planes de higienización local y mental, y además manda a paseo la dieta de una vez por todas.
Pues no. He controlado lo que hacía, sin pasarme y no pienso ceder ante un contratiempo. Esta vez no. Si cedo, tengo que mandar a paseo la dieta, porque para saltármela hoy, este finde y el que viene, ya la dejo para dentro de 15 días. Si no me pongo a ordenar, ya lo dejo de lado, porque enseguida me tocará ir a currar. Si no me organizo en horarios y cuentas, pues ya lo haré cuando tenga más tiempo...

Así que primera cuestión que todos sabemos pero en la que todos caemos: cuidado con tropezar en la primera piedra del camino. Luego habrá más, claro que si. Pero esa primera piedra es decisiva. Es la que marca la diferencia entre un camino y su ausencia.

domingo, 22 de agosto de 2010

SEGUIMOS ACLARANDO IDEAS

Allá vamos hoy. Me he levantado relativamente pronto, hacia las 09:00. Eso si, tengo un catarro brutal, que me ha tenido toda la noche en vela, leyendo una revista y dos libros. Y puedo dar gracias que anoche antes de acostarme me dió por organizar mis posesiones de la cocina, al menos una parte. Pero he pasado toda la mañana moqueando, atontada, con falta de equilibrio...
En fin, una ducha caliente me ha ayudado a despejarme un poco, y he empezado la dichosa dieta que me mandó el médico. Sin agobios, y sin ponerse maniática con las medidas, pero sí al menos seguir lo que pone en el papel. No recuerdo cuando tenía que volver, pero sé que era a comienzos de septiembre. Así que una de mis misiones es encontrar el puñetero papel y aclararme con la fecha. Vamos, realmente hoy como tareas autoimpuestas para empezar a tener un poco más de organización tengo lo siguiente:
1. Aclararme con médicos, paro y demás fechas que tengo que respetar.
2. Continuar la limpieza de enseres de cocina, ya que he empezado por ahí.
3. Tocar el violín.
4. Comenzar mi plan de ahorro de pasta, que no quiero que me vengan vacas flacas.

En este último punto tengo algunas ideas bastante definidas ya, que cuando las he seguido han funcionado, más algún que otro aporte que me han sugerido. Paso a detallar a continuación, porque no es plan decir que uno se va a organizar y ya está. Como medidas de ahorro, aparte de no salir ni de tiendas ni de bares ni de restaurantes, voy a plantearme lo siguiente. Una pequeña hoja de cálculo en la que meto los gastos habituales (facturas casa, gastos seguro médico, y otros gastos similares) para saber qué pasta real dispongo, y no sólo la que cobro. Una vez con la pasta real delante de mis ojos, plantearme ahorrar el máximo posible durante unos meses. Dejar una cantidad aparte en otra cuenta o algo así, para no tocarla a no ser que sea estrictamente necesario. Por otra parte, me han sugerido que las moneditas, al finalizar el día vayan a una hucha. Al día siguiente controlas mucho más el gasto, y encima a fin de mes tienes bastante pasta acumulada. Lo haré pero con doble variante: las monedas rojas en una hucha, y las otras a otra. Que con las rojas parece que tienes un dineral con un bote lleno, y luego cuando las cuentas resulta que son cinco euros de mierda. Así que cogeré mi cerdito, lo colocaré en la entrada del cuarto, y a empezar. No salgo mucho, pero sólo en ir a por el pan y cuatro cosillas más creo que se puede sacar algo...
Y eso de momento, que para como tengo la cabeza con el catarro, me parece suficiente tarea para un día. Mañana más y mejor.

sábado, 21 de agosto de 2010

¿Y AHORA QUÉ HAGO?

¿Nunca se han sentido con la sensación de que no hacen nada productivo? ¿De que la vida es un castillo de naipes edificado encima de un molino de viento? Pues más o menos es lo que me pasa últimamente. Me despierto a medias con sueños imposibles, a medias enfadada porque nada me funciona. Y hoy he estado haciendo algo de balance. No todo era negativo, claro. Siempre hay algún motivo para sonreir, aun cuando se lleve una vida de perros, que no es mi caso. Pero eso no es suficiente. Quiero más

¿Recuerdan las divertidas promesas de año nuevo? Esas que se cumplen una semana... o como la de fumar, de 00:00 a 01:00, el tiempo necesario para dejar a la family y reunirte con los amigos en un bar, y descubrir que hay cosas que son muy fuertes, y necesitan algo más que buena voluntad momentánea. Bueno, pues ya estoy harta de pelearme conmigo misma, y de lamentarme por todas las cosas que no he hecho, o que he hecho pero luego he perdido por desidiosa compulsiva, vaga irredenta y niñata mimada.

Así que hoy he empezado a hacer catálogo de todas esas pequeñas manías que tengo, y de esos defectillos que evito mirar a diario para no volverme loca, y he decidido que ya va siendo hora de tomármelo en serio, y corregirlo de una vez, o dejar que me dominen para siempre y hundirme en ese pozo abisal de estupidez y desprecio que tanto temo. Así que, aun sabiendo que mucha gente me verá superficial porque mi mayor problema no es la cena ni la hipoteca, voy a listar todas esas pequeñas cosas que me tienen loca ya, y poco a poco proponerme modificarlas. Nada de conceptos abstractos, tipo "vaguear", "falta de voluntad"... Contra eso no tengo armas, salvo la buena voluntad, otro concepto abstracto que conozco pero no sé aplicar. Soy algo más primaria. Si fuera policía lucharía no contra el crimen, sino contra ese miserable cerdo que está pegando a esa tía. Así que vamos a los hechos, listarlos hoy. Luego iré planteando planes de acción, o lo que proceda. Primero, saber cual es el enemigo.

1. Dieta ya. En los últimos años he perdido y engordado aproximadamente 100 kilos sin ningún control. Engordo y adelgazo como un globo, y tengo un armario ropero con tallas desde la 42 hasta la 56. ¿Cómo se puede estar mentalmente equilibrado así?

2. Cuidarse. ¿Como hace la gente para acordarse de meditar todas las noches, de desmaquillarse, o de hacerse la manicura? La verdad, soy un desastre que no usa maquillaje por no tener que desmaquillarse (y de paso no tener que aprender a maquillarse para el día a día) no hace ejercicio porque siempre se le olvida, y vive feliz, regodeándose en su carencia de espejos. Tal vez sea un comentario divertido, pero creo que va siendo hora de quererse un poco más, y disciplinarse un poco. Cuidado, que voy a dejar e ser la mujer-grano-en-la-cara para... al menos ser la mujer-normalita. Y peinada, a ver si adquiero ese hábito... Sigo con el mismo peine de hace 20 años, claro. Y está nuevecito...

3. O lo escribo o reviento. Cuando escribo y hablo, hago gala muchas veces de tacos variopintos... La verdad, lo detesto. Hace ya algunos meses que tengo serias dudas de ser capaz de escribir o hablar sin soltar una palabrota. Así que a por ello...

4. Madrugar. Adoro quedarme remoloneando en la cama. No sé como la gente es capaz de levantarse pronto para ir a correr, pero tendré que averiguarlo de alguna manera.

5. Cambiar el caos por el orden. Lo de mi desorden es legendario, pero creo que a va siendo hora de que limpie todo. Por higiene (física y mental) y por simplificar mi vida de alguna manera. Menudo caos que tengo a mi alrededor...

6. Ser capaz de organizarme diariamente, y no dejar que las cosas "fluyan" a mi alrededor, hasta que de tanto fluir me ahogo y quiero mandar todo a freir espárragos....

7. Sin menospreciar a nadie, pero necesito un cambio de ambiente. Necesito conocer a gente que tenga ganas de ir a dar un paseo a la playa o ir a un concierto sin que implique el paseo tostarse, y el concierto mamarse.

8. Yo y la música. Tocar todos los días sin excusas, y empezar a hacerlo de vez en cuando en público, algo serio. Ya vale de jugar a la tímida cagada. O me lo demuestro a mi misma, o mando todo a paseo y me vuelvo a mi viejo empleo de segurata, pero estas tonterías de mieditis aguda tienen que terminar ya.

De momento creo que es un listado majo, con enemigos bastante tangibles. Primera misión, madrugar. Veremos si lo hago o me vuelvo a quedar remoloneando en la cama...