domingo, 11 de noviembre de 2012

La familia, esa gran amiga... ¿o enemiga?

El sábado fue uno de esos días en el que mil actividades me dejaron paralizada en el dinamismo. Estudiar, el catarro, unas clases por la mañana y una conferencia por la tarde hicieron que el cumpleaños de mi abuela pasara a un segundo plano, y de rebote la visita de parte de la familia.
Que nadie se lo tome como falta de interés. Mi abuela sabe que la quiero, ya que vivo con ella, y me imagino que mi familia será consciente de que he vuelto a estudiar, y tengo la cabeza puesta en otras cuestiones... ¿o no?
A la vuelta de mi conferencia vespertina (dos horas fabulosas sobre el funcionamiento del cerebro) me esperaba una confirmación de que no. Que no entienden que a mi edad haya dejado de trabajar para hacer un master, empezar una carrera nueva, y seguir con el doctorado. El comentario que recibió mi abuela fue que me animase a encontrar trabajo de una vez, y me dejase de estudiar, que ya soy muy mayor. La respuesta de mi abuela fue exactamente la misma que yo habría dado: que tenía cuatro años cotizados, que me daban un pequeño colchón de experiencia, que justificaba mis dos últimos años en el paro y el hecho de querer seguir estudiando. Y que si me surgía la necesidad de trabajar, tengo dos manos, y no se me caen los anillos por irme otra vez a seguridad, o tener que limitarme a fregar escaleras o recoger fardos en el puerto. No hizo mención alguna a que, si tanto les preocupaba mi futuro, ellos podían ayudarme, puesto que somos todos músicos, y podrían haberme ayudado a entrar como suplente en alguna orquesta, o hablar bien de mi como músico. Aunque me consta que ella lo piensa, y está muy dolida porque ellos en verano se han hinchado a tener conciertos a los que a mi ni siquiera me han invitado a intentarlo.
Como me decía mi novio por teléfono, "llévate bien con la familia, y evita los conflictos con ellos". Le doy la razón. Y como él mismo me dijo, al principio él se pensaba que simplemente era una especie de ni-ni, que me escudaba en el estudio para no trabajar y vivir del cuento. Luego de verme en mi ambiente y con mi familia, me lo confesó, diciéndome que se daba cuenta que realmente en casa apoyan mi vuelta a los estudios, y que no les molestaba que siguiera con los libros, en la esperanza de poder encontrar un trabajo mejor que escaleras, portero de discoteca o secretaria de algún incompetente. Con todo mi respeto hacia estas profesiones, necesarias para todos, pero que yo, si puedo evitarlo, no voy a realizar. Y todas ellas figuran en mi experiencia laboral ya, que conste, y con mucho orgullo de haberlas realizado.
La sensación de incomprensión ha durado hasta hoy y ahora, que estaba organizándome lo que tengo que hacer. Entre todas mis actividades y la forma de cuadrarlas hoy, la duda se ha instalado como una garrapata. Es verdad que ya soy algo mayorcita para dedicarme al estudio según quien lo mire, pero entre eso y quedarme mirando al vacío como me pasó a los 24 años durante cuatro años, creo que mi opción es la más razonable. Es molesto por mis amigas, que han solucionado la solución regalándome por mi cumpleaños una escapada a San Sebastián en caso de que no consiga ahorrar dinero para irme con ellas. Y es molesto por mil y una razones más. Tampoco veo que esté tan pasada de edad para una tesis doctoral. Casi diría que mis 33 años juegan a mi favor. He podido ver en el master algunas chicas con 28 años y la tesis terminada, que estaban más verdes que la bata de un cirujano para cualquier actividad. Creyéndose diosas por tener tesis doctoral, y con una experiencia laboral reducible a clases en la universidad como invitadas y algunas excavaciones arqueológicas, siempre dentro de las actividades universitarias, tenían una mezcla de zafiedad con cultura por verse superiores a los demás, que era vomitiva. Y desde luego, si la humildad no era su fuerte, tampoco lo era la realidad. Valorar la apariencia y el "yo soy mejor que tu" me indica la presencia de un cretino. Y ya estoy harta de cretinos incluyendo a los que pueda tener en la familia.
Supongo que mi criterio a la hora de abordar la situación que me toca es discutible. Estoy segura de que otras muchas personas tomarían otras opciones. Pero es curioso, cuando estaba de profesora por un año por una baja, la familia consideraba que me supravaloraban para ese trabajo, y que realmente mi sitio era una puerta de discoteca. Es muy bonito ver la vida ajena desde la cómoda posición de un sofá, con un puro y una copa de cognac, y especular sobre las capacidades de alguien para al final acabar diciendo que tiene que acabar realizando alguna tarea necesaria para la sociedad que no implique mucha responsabilidad, en donde se puedan aprovechar sus características más notables. Así, yo acabo de matón a sueldo, pero si yo me coloco en esa posición sofá-puro-cognac, el problema es que la familia que se ha permitido el juicio acaba tristemente dedicada a conejillos de indias de experimentos médicos, puesto que todos ellos siempre están enfermos de mil y una afecciones, teniendo unas capacidades de cognición bastaste limitadas que les impiden llegar a nada en esta vida, excepto en tareas que repiten mecánicamente, sin capacidad de aprender nada nuevo como he podido comprobar, y todavía más grave, sin capacidad de aportar nada nuevo.
¿Cruel, duro, insensible y despiadado mi comentario? Puede ser, pero ya me ha quedado claro que poco apoyo podré esperar por esa parte. No digo que no me merezca su desconfianza, pero lo que no me merezco es su desprecio, puesto que mientras ellos se sientan y disfrutan de una posición más o menos cómoda, yo no tengo casa propia, porque sigo con mis abuelos. Mientras ellos descansan, yo reparo la casa de mis abuelos. Mientras ellos viajan por ahí (y lo hacen cien veces más que yo), yo me quedo con mi familia para ayudar. Y mientras ellos me critican, sigo luchando por un futuro mejor, con el apoyo de mi familia. De la parte de mi familia que no me desprecia por mis errores pasados, sino que aprecia mis esfuerzos presentes por solventar esos errores pasados. Y ninguno de ellos, que dudan de mi tanto, dudó ni un segundo a la hora de pedirme una colaboración o una ayuda con determinados temas cuando me iba bien. Qué bonito es hacer leña del árbol caído, lástima que incluso estando caído, no se atrevan a acercarse al árbol, porque muerde, y tenga que ir a ver si a través de otros lo consiguen.

domingo, 28 de octubre de 2012

De viaje con alguien racista ¡Qué guay!

Acabo de volver de Milán. Y estoy cansada, así que me he decidido a narrar algo sobre mi viaje. Podría contar cómo veo a Milán en estos momentos, y compararla con la ciudad que recuerdo de hace 20 años, o narrar compras, o visitas a museos... Pero prefiero centrarme en un aspecto nuevo descubierto recientemente: ¿qué pasa cuando te vas de viaje con alguien aquejado de un racismo leve?
No es coña, no. Esto va en serio. Cuando digo racismo, que nadie se imagine a un nazi con una esvástica colgada del cuello. Hablo de alguien normal, como yo misma podría ser. Creo que incluso antes era así, allá con 16 años, pero tanto viaje y tanta maravillosa gente te curan de estos males. Eso, y una actitud que siempre me ha definido: amor y confianza en el prójimo. Yo hablo hasta con las farolas fundidas, y nunca me ha ido mal. Hombre, me habrán timado alguna que otra vez, inevitable. Pero mi constancia del timo es pequeña. Es decir, recuerdo haber comprado algunas mierdas en EE.UU. deslumbrada por la tienda, y en África, y en cualquier parte. Pero recuerdo siempre la amabilidad de cualquier sevillano que me hacía de cicerone, los hindús cachondos que me invitaban a ron, y la hospitalidad americana, impagable y sin igual. Y la simpatía de África, donde da igual quien seas, siempre hay una sonrisa y un apoyo para lo que necesites.
Bien, esa es mi naturaleza, pero... ¿qué pasa cuando viajas con alguien cargado de prejuicios racistas? Prejuicios que no son graves como digo. Se limitan a señalar cuestiones que muchos dan por hechas, y que, después de dos años trabajando en seguridad conozco muy bien, porque en un negocio (en mi caso en varios, muchos outlets) se cumplen. Lo cual no quiere decir que siempre se cumplan en cualquier circunstancia. Es más bien una cuestión de lugar. 
Bien, todos sabemos lo que son los prejuicios, y lo que se dice sobre negros, moros, y demás personas...
Viajamos a Milán con alguien que sigue los prejuicios a pies juntillas. El primer prejuicio: cuidado con los italianos, que roban. Recomendación de la persona: lleva maleta dura, y ciérrala con llave, que te van a robar.
¿Qué me van a robar? ¿Los salvaslips? Porque de los artículos que llevaba era lo más caro. Tres bragas de baratillo, un pantalón negro de vestir que lleva conmigo unos 6 años (bien conservado, sí, pero se ve que es viejo) y dos camisetas de las de a seis euros la docena. O me roban el desodorante, o los salvaslips. Hombre, llevaba los cables de la cámara de fotos y del ipad. Tal vez eso, pero vamos... puesta a elegir, me quedo con los salvaslips y el desodorante.
Mi maleta llega perfecta, sin arañazo ninguno. La maleta rígida de mi acompañante, hecha unos zorros. 
La siguiente: cuidado cuando salgamos a la calle, que hay que vigilar todo: especialmente a los negros, que vienen a robar. Realidad: los negros eran todos los encargados de seguridad de todas las tiendas. A mí me inspiraban más desconfianza algunos italianos de sonrisa engatusadoramente taimada, pero como en estos sitios tengo por costumbre llevar el bolso por debajo del abrigo, o me desnudan, o simplemente es imposible robarme nada. Me consta que había robos, y en el metro había que andar con mil ojos, pero con cualquiera que se te acercase en hora punta.
Pero la auténtica diversión vino en el tranvía. Porque, seamos serios. No soy Heidi, y mi acompañante tampoco lo es. Sabes hasta dónde se puede confiar uno en esta vida, y la diversión no viene tanto por los peligros que acechan, que todos sabemos cómo combatirlos, sino por los prejuicios idiotas. Montemos en un tranvía con alguien cargado de prejuicios en Italia.
Los boletos de que se te siente alguien al lado de aspecto cetrino son altos. Sicilia es parte de Italia, y de la misma forma que yo no me extraño de ver gitanos y andaluces morenos en mi ciudad, a ellos tampoco les extraña un siciliano. Y, impepinablemente se van a sentar al lado de la persona con prejuicios, porque si se sientan a mi lado, ni me entero. Cuando se bajan, comentario: olían a humo, qué asco, seguro que eran gitanorros, espero que no me hayan pegado nada de bichos, encima con la de gente que iba en el vagón, teníamos que ir pierna con pierna, y daban calor... La sonrisa es inevitable.
Siguiente viaje, y siguiente prejuicio. ¿Alguien ha oído esto de que los italianos son guapos y siempre visten y huelen a perfume caro? Tengo sonrisa de gato de Chesire. Es una idea bastante correcta... pero no infalible. Al lado de la persona con prejuicios se va a sentar, indefectiblemente el único italiano cutre, fumando en pipa y hablando solo. Mr. Pepino, cabeza igualica a un pepino, calvorota, apestando a tabaco barato y hablando sólo.
Cuando se baja, protestas de mi acompañante... ¡Qué asco! Mira que hay italianos guapos, y se tiene que sentar esta especie de vegetal apestoso junto a mi, creía que me moría. ¿Y no está prohibido fumar? -Le señalo que la pipa estaba apagada- pero es lo mismo, olía a tabacazo.... Una carcajada, y la sonrisa permanente todo el día.
Pero claro, uno coge el transporte público más veces... Y ahora les toca a los asiáticos Había a patadas de chinos y japoneses. Turistas, como nosotras. Y como buenos turistas, iban idiotizados,: te pisan, piden disculpas. Te empujan, piden disculpas. Y en el tren, como tienen que mirar la guía de los sitios que van a ver, sin darse cuenta, te tiran encima lo que han comprado porque la bolsa -mala suerte de la persona con prejuicios- revienta. Piden disculpas, amablemente les ofrezco una bolsita que llevo siempre en el bolso para los imprevistos, y fin. ¿No? La persona descubre que los asiáticos, lejos de la imagen de gente educada, son gente normal, y empieza a ver chinos - nombre genérico a partir de ahora- por todas partes. Todos ellos cargados de mala leche y estupidez, que siempre la pisan, golpean y maltratan para su horror.
¿Y qué me dicen de los árabes, más popularmente conocidos como moros? El horror que descubre alguien que lleva seleccionando un montón de pijadas en un chiringuito es terrible cuando ve que el dueño es un moro. Inmediatamente empieza a revisar lo que le cobra, y el colmo es que se equivoque en las vueltas. De nuevo, estas cosas le pasan a la persona racista, porque a los demás se nos olvidan estos errores humanos. Y, según llega al hotel, dice que todo huele a moro, echa colonia en aquello que lo admita, y lo que no lo admite, se queda a la fresca en la ventana del hotel, esperando al final de la cuarentena para poder entrar a formar parte del resto de objetos "tocables".
Y llegamos al punto final de la historia. Último viaje en tranvía, mil y una bolsas de compras. Y de nuevo, gracias a mi habilidad en placar a la gente y aposentar el culo en sitios insospechados, estamos sentadas. Sube y baja gente, y el tranvía queda vacío. Hasta que se sube un porrón de personas, y con las prisas, un italiano torpón -pero este bien vestido, perfumado, y guapo que te cagas, supongo que porque no soy racista- se me cae encima, y como no, una que además de ser una señora está cachas, le ayuda a incorporarse, lo sienta, y le dice en un italiano algo macarrónico que no pasa nada. Que me encanta meter mano a los italianos... Bueno, eso último lo pensé, pero no lo dije. El tipo estaba bastante cachas. Bien. Mi acompañante a punto de estallar de la risa, porque yo había tenido que soportar al torpe de turno finalmente, aunque no era chino, ni negro ni nada. Un rubio del norte, italiano... La duda corroe a mi acompañante. ¿No te habrá robado algo de las bolsas, verdad? Si, creo que me ha mangado las bragas, o tal vez un jersey de cachemira con elastane... Lo único de valor que llevo son unas copitas de coleccionista (y eso, voto a bríos, me costó un ojo de la cara), pero van bien a resguardo en mi bolso, protegido por mi abrigo. Verás como luego al llegar al hotel... Al llegar al hotel, en la calma de la habitación revisamos todo. No faltaba nada, y sólo quedaba en mi abrigo un leve rastro del perfume del rubio, creo que Doce&Gabanna... Una deliciosa impresión en mis sentidos, todavía al alcance de mi olfato.

Como digo, viajar con alguien así es una diversión constante. Todo el mundo es un timador en potencia, y sus miedos le hacen decir tantas paridas por minuto, que no puedes evitar reírte de todo y por todo. Al llegar la noche, sales a fumarte un pitillo (estrenando jersey de cachemira con elastane), y no puedes dejar de pensar que el mundo sin prejuicios sería mucho más justo y normal, pero notablemente aburrido. Siempre hace falta alguien con un toque paranoide para que la realidad prosaica adquiera el aspecto de las doce pruebas de Hércules o del viaje de Jasón y los Argonautas. Cada persona es una nueva prueba de valentía para esta gente, mientras que para tí es un nuevo posible amigo. Cada persona es una maldición, para tí, una aventura. Oyes a un italiano, taxista, reír con sus compañeros por alguna chanza, y realmente te ríes con ellos. La vita é bella.

sábado, 13 de octubre de 2012

Heroínas de pacotilla...

Acabo de terminar de ver la película resident evil 5. Si, masoquismo puro, puesto que de toda la saga, la única que merece un poco la pena es la primera, al menos desde mi punto de vista. El resto, es repetición de monstruos y personajes, pero al final, cuando has visto todas, acabas yendo a ver la siguiente, por la pura inercia de que no se diga, en la triste espera de que sea la última, le pongan punto final a la dichosa saga, y con la vana esperanza de que por fin se carguen a la protagonista y una ola de zombis victoriosos sea la última imagen de tu retina.
No ha habido suerte. Claro que tampoco ha habido suerte para ellos, porque no he ido al cine, cosa que es muy rara que yo haga, pero mi intuición me decía que si estamos en la 5, habrá 6.
Bien, lo que me sorprende es que esta especie de bazofia tenga éxito. Y no tanto por la temática o el argumento, sino por cansinidad. Todos sabemos lo que es un zombi, y lo que puede costar matarlo, según la saga que elijamos. En esta, son resistentes de carajo. Y los malos son malísisimos.... Aparte de algo subnormales, porque yo no me inyecto mierdas, aunque me garanticen que voy a ser superman. Y sin garantías, mucho menos.
Pero lo que me pasma es que siga teniendo tirón una película que cada vez ha dado un giro más tremendo hacia la acción, de tal forma que la protagonista se tira los 85 minutos de peli (92 oficialmente) a leche limpia, y ni se despeina, ni le duele, ni nada de nada; y eso que ahora no es una mutante, como en la segunda película y siguientes. Será porque yo con cinco minutos de carrera a toda pastilla echo la primera papilla, pero estas peleas que se ven ya rozan el esperpento. Y si añadimos un sentido maternal de pega, pues como para mingitarse encima. Ojo, que el argumento es para alucinar: la Jovovich es fundamental para algo (que no se revela hasta el minuto 84, así que ni lo digo) y la quieren rescatar de las entrañas de una especie de maxi búnker en Rusia. Ya, el resto es cómo salen del búnker, y monstruos variados. Voy a rodar una peli contando lo que hago desde que me levanto hasta que llego a la cocina a desayunar en clave de acción, y fijo que me queda más logrado. Imagínense una escena donde lanzo las naranjas al aire y las corto con un sable... Pues esto igualico, pero en versión zombi.

Hecho de menos esas películas en las que las tías no eran máquinas de pelea, en plan, soy-igual-que-un-tío-pero-sexy, y hasta se las veía cansadas, sudorosas, y buscaban alternativas inteligentes a medirse a puños con alguien. Hasta la pelea final, claro, que esa siempre estaba. Pero a ninguna tía he visto que la pateen en los higadillos y se ponga de pie. Hasta yo, que me lo hicieron una vez, necesité unos segundos para recuperar aliento, y eso que soy un mal bicho. Y en esos segundos ruedas y te alejas a toda leche, porque si te meten otra, no la cuentas. Aquí no... Encajan más balas que un muñeco de plástico en fábrica de armamento,  siguen peleando que te quedas mirando la pantalla y piensas que ni el conejito de duracell tiene tanta batería, y además, como el mejor James Bond, ni se despeinan. Y siempre con pose sexy, y mirada dura. 
Parece que para ser una tía según los cánones de esta saga tienes que ser perfecta de físico (no hay gordos, será que pasa como en bienvenidos a zombieland, que son los primeros en caer), vestir con vestidito sexy o traje de dominatrix (lo dicen el la peli, y se ve constantemente), y tratar de salvar a todo el mundo, aunque sepas que es imposible. Tu sigues peleando, porque ni te enteras del dolor.
Hombre, he visto las pelis de Conan, y me consta que el tío tiene aguante, pero se le ve de juerga, mamándose, y hasta palma. Y juraría que el tío intenta evitar el combate en la medida de lo posible. Y en versión femenina, me gustaba más Sarah Connor, personaje duro donde los haya, sobre todo en la segunda peli, que tiene su aguante, pero entra dentro de lo aceptable. Y también sabe que algunas veces es mejor echar patas.
Aquí no... Todos presentan batalla, y hay que tratar de salvar al máximo posible de humanos, aunque eso suponga un riesgo para el 100%, y, lo que puede ser doloroso, acabar devorado por zombis. Nadie se despeina, todo está fetén, y pese a que la chorba se lo curra, el malo (la corporación o el científico chiflado de turno) tiene más recursos que MacGyver en una ferretería. Y siempre ganan.
Menos mal que estas pelis son para pasar el rato, porque cualquier intento de verla supone que desees ser cualquier cosa que no sea mujer. O esa clase de mujer. Y rezas para que al subnormal que pergeña estas estupideces le dé una neuralgia del trigémino, a ver si deja de plantear estas mierdas.
Me voy a estudiar, porque yo no peleo con estos zombis de la peli. Desgraciadamente, las mujeres que conozco tienen trabajo (o lo buscan, o estudian), patas de gallo, celulitis, varices y demás mierdas, y consideran que la ropa que se ponen tiene que ser cómoda para aguantar el día, y aceptable para el tipo de trabajo que desempeñan. Y si alguien les toca las narices mucho, no se cortar en dar una contestación que le deja al bicho de turno patidifuso. Y se despeinan. Mucho, porque no son heroínas de pacotilla, imágenes más falsas que una moneda de 7 euros y medio para satisfacer mentes aburridas.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Parada y fonda

He tenido un fin de semana algo... atípico. Por una serie de coincidencias que no vienen al caso, he andado vagueando, sin rumbo fijo, por internet y por casa. Durmiendo tarde y mal, pero sin hacer lo que me pedía el cuerpo, que era salir a tomarme unas copas al bar de siempre, con los parroquianos, y echarme unas risas. Volver a ver al grupo de cincuentones, y aprender cosas nuevas. Esquivar a mis borrachos preferidos para que no me den la lata (es como un deporte de riesgo ya). Tomarme un montón de copas con la complicidad de la noche, y la calma que sólo se puede tener en un garito un miércoles noche. Y si había movimiento, mudarme a algún otro sitio más tranquilo, que los conozco.
Tampoco debería quejarme, he estado leyendo a Terry Pratchett, cosa que siempre es un consuelo para el alma. Y vagueando.
El miércoles defiendo mi tesis, y todavía no he dado los últimos toques al power point. He empezado nuevos estudios, me meteré con el doctorado en breve...
Y pese a todo, necesito salir y relajarme a mi manera. No puedo pensar con claridad ya. Echo de menos esas salidas en donde simplemente me muevo por un instinto elaborado de juicio rápido, y peligrosidad de verte atrapada en las redes de un coñazo nocturno. Los cambios y su influencia ya han pasado a un segundo plano, y ahora busco ese retorno a mi centro de gravedad. Pero, pese a todo, ahora veo que el poso final que me han dejado todas las cosas es una cierta carga de cinismo que antes no tenía, y capacidad de callar/hablar con un poco más de acierto. Ambos logros son interesantes, porque he moderado algo mi capacidad de ser políticamente incorrecta, y porque consigo decir algo ambiguo cuando me enfrento a situación que, indubitablemente están fuera de toda ambigüedad.
Pero hoy necesito una copa, aunque no salga a compartirla con nadie. Simplemente el placer de beber porque puedo. O tal vez no pueda, pero hago el esfuerzo, en vez de seguir despistojándome con problemas. Y es que antes decía muchas cosas, tipo: "no te estreses; cuando alguien hace todo lo que puede, no está obligado a más; cuando es necesario descansar, no se deben buscar peros, es como si dices que tienes tanta prisa que no puedes parar a echar gasolina en el coche, aunque pite el depósito..." Ahora no las digo. Ahora simplemente digo que hay que cumplir con lo que uno se compromete, y si no, haberlo pensado antes. También digo que el estrés es un invento de vagos para justificar su vagancia (con excepciones notables).  Y que uno parará cuando vea el momento adecuado, o si no le pararán sus circunstancias, como por ejemplo, un infarto.
Bien, bueno, no lo digo en voz alta constantemente, pero sí lo pienso, y si se me interroga muy directamente, por ejemplo pistola en mano, lo suelto. También lo suelto si alguien me cuenta sus miserias durante más de media hora sin callarse ni siquiera para tomar un sorbo de café.
Pues el momento de parar acaba de llegar. Ya apañaré la defensa mañana. Ya estudiaré etc. Pero en estos momentos, se impone una parada. Ni libros, ni dioses, ni mas música que la que suena por el spotify.
¿La semana que viene? Cerrar cuestiones pendientes. Una copa para celebrarlo el viernes, y empezar a meterme en el ajo nuevo que me toca.

martes, 10 de julio de 2012

¿Cambias o te cambian? 2

Y es en estas dudas donde te pierdes. ¿He cambiado, todo lo que me ha pasado me ha cambiado, o simplemente estoy absolutamente embobada de tanto cambio a mi alrededor y por eso voy dos marchas por detrás de cómo iba?
La respuesta a esta pregunta me imagino que dependerá mucho de la persona y las circunstancias. Y como decía en la primera parte, cada persona es un mundo. Recordaba a una compañera, y apostaba a que no había cambiado nada, y que simplemente demostraba lo cabrona que era hacia el final del máster. Es mi forma de ver las cosas, y juzgo tal vez fría y duramente, pero es que nunca he destacado por una comprensión de alma caritativa con determinadas cuestiones. Vamos, que soy bastante fría y dura.
Pero... ¿y yo misma? Porque no nos engañemos, siempre la gran incógnita somos nosotros mismos.
¿He cambiado o me han cambiado?
La duda flota en el aire. Mis amigas, después de una reunión con ellas, no han dicho nada. Supongo que si no dicen nada es porque en una cena no da tiempo a ver cambios, y porque si encima es mi cumpleaños, muestro mi cara más juerguista y amable.
Por parte de mi familia, no he notado tampoco nada. Ni mi gato siquiera ha dicho nada, y eso que es muy expresivo en maullidos.
Visto así, si ha habido cambios, o bien nadie dice nada, y creen que es por necesidades de adaptación y/o los asumen, o bien no ha habido ningún cambio importante.
Pero cada nueva situación me lleva mucha más reflexión, mucha más duda, y mucha más prudencia. Cosas que antes hubiera ventilado de forma rápida, ahora todavía quedan flotando en el ambiente, no tanto esperando a que me decida, sino más bien asumiendo que mi decisión es no tener ninguna decisión concluyente.
Y no es que haya perdido fuerza en las respuestas, puesto que sigo siendo desagradable cuando es necesario. Simplemente no veo claro cuando es necesario, ni tampoco veo esos momento claros de juerga y felicidad. Eso, o es un cambio en mi, o bien es un momento de crisis que pasará. En cualquier caso, el tiempo será el que me diga si cambio o no, o si me han cambiado.

¿Cambias o te cambian? 1

La vida no es dura, es simplemente como nosotros decidimos afrontarla. Aquí ando, con ordenador nuevo, y frita porque aunque sea un mac y sea tirado pasar los datos de un ordenador a otro, configurarlo etc. no me gusta dedicar tanto tiempo a los ordenadores. Cualquier otra persona estaría encantada de poder disfrutar de un nuevo aparato, yo ando amargada.
Lo único que se salva es que la pantalla es tan enorme que ya no necesito ni encorvarme para verla ni acercarme, y puedo estar cómodamente estirada tecleando sin agobios. Eso y las correcciones de mis errores tipográficos, que por lo que he podido comprobar no están nada mal.
Pero todo esto no quita el curro que me espera, y el que me he quitado ya de sincronizar el mac con el móvil. 
Veremos cómo encaro hoy la tesis y demás cosas que tengo pendientes. Lo que sí se debe decir es que aunque pueda parecer una tontería, muchos cambios a la vez te pueden trastocar. En un periodo te tiempo muy corto de tiempo me han pasado muchas cosas... Y eso hace que siga siendo igual de amargada, claro, o igual de optimista, pero con algo más de filosofía.
¿Sigo siendo la misma persona que hace un año o he cambiado?
  • He dejado de protestar por los móviles, y hace cosa de dos meses (si llega) me compré un sony-ericson xperia arc, pasando de renegar del whatsapp y demás aplicaciones a hacer uso de ellas. Que nadie se confunda, no me he vuelto adicta. 
  • He dejado de defender portátiles, y me he pasado a un Imac de 27 pulgadas, que mi espalda y mis ojos ya agradecen como agua de mayo frente al Ibook protohistórico de 13 pulgadas.
  • He dejado un máster cuasi-terminado, falta la tesis, que me queda para todo este verano.
  • Sigo buscando trabajo, pero con ciertas esperanzas frente a lo que tenía antes, que era pura desolación y desesperación.
  • Tengo una colaboración en un disco de música, sigo estando en el grupo de folk, y tengo que trabajar bastantes cosas. Vamos, que puede que ahora con tiempo, tenga una etapa de estudio y creatividad.
  • He pasado de andar de solterona feliz a tener un novio cercano, a que se me quede el novio a 450 km...
  • Y en este último año he pasado de cobrar mi sueldo (paro) a depender  de la familia hasta para la comida si no me mandaban dinero, a volver a casa y no necesitar dinero a no ser que salga a comprar algo.

Hay más cosas que han cambiado, claro está. Y la mayoría de las que cuento han ocurrido en los últimos 6 meses o menos. Si estos cambios hubieran sido escalonados y en más tiempo, no me hubiera ni dado cuenta. El ordenador me lo pedía la vista y el cuerpo para la tesis, pero me molesta porque todavía ando estudiando el móvil nuevo, y al volver a casa tengo que ocuparme de todo el sistemas windows de la familia. Es un ejemplo, pero lo mismo se puede aplicar al resto de cosas. Y falta todavía la entrada de un nuevo violín, un stroh. Para terminar de añadir cosillas.
¿Se sigue siendo la misma persona después de tantas cosas, o se cambia? Durante el máster tuve una compañera que cuando empezó me dio una imagen, y al terminar me dio otra diferente totalmente. ¿Sería que, como a mi, se le acumularon las cosas, o por el contrario, simplemente supo disimular lo zorra que era? Yo no lo sé, apuesto por la segunda opción, pero nunca puedes jurarlo.
Creo que básicamente sigo siendo la misma persona, con algunas tecnologías más bajo sus dedos, y algunos conocimientos más incrustados en las neuronas. Pero la duda queda flotando en el aire, porque frente a las situaciones que se me plantean, antes tenía mucho más claro qué hacer, y ahora dudo entre varias opciones... Al menos durante unos segundos.
CONTINUARÁ

domingo, 24 de junio de 2012

Fin del Máster

Bueno, última semana de permanencia en Madrid. El máster ya casi acabado. En breve saldrá la nota de las prácticas, y sólo queda la tesis, que la he dejado para septiembre. Finalmente, he dejado de fumar después de varios intentos fallidos. Al final, cuando terminé todo, y después de unas copas, decidí que ese era el momento que había estado buscando: fin de preocupaciones gordas, acuciantes e inminentes. Poco dinero para gastar, tesis como espada de Damocles que fuerza a quedarme en la residencia donde nadie fuma ni venden tabaco un par de semanas más. 
Así que para completar mi escasa fuerza de voluntad, me descargué en mi teléfono nuevo una aplicación que te va haciendo de contador de tiempo sin fumar y logros obtenidos. Hasta este momento, puedo decir que llevo ocho días y 17 horas y media sin fumar. No es muy impresionante, ¿verdad? Por eso hay otros datos más interesantes... Según el contador de cosas, que configuré con mi cantidad de cigarrillos que fumaba al día, y lo que me venía costando el paquete, estos ocho días suponen 130 cigarros que no he fumado, y un ahorro de 26,65 euros, que coincide exactamente con lo que me dejé el viernes en una compra de minerales para mi colección. Etc. Tengo un listado de logros tan impresionante que hace que en vez de parecerme que lleve ocho miserables días sin fumar, parezca que estoy salvando al mundo.
Además de esto, he decidido ponerme a dieta. Bueno, mi organismo ha decidido que tengo que ponerme a dieta, porque si no me castiga con piernas hinchadas y picores. La falta de ejercicio y el estar tanto tiempo sentada me han matado. Aquí de momento voy capeando el temporal. Al menos ayer no pude atiborrarme, y hoy tampoco. La cafetería está de obras y cierra a media tarde, y no tiene comidas más que pizzas. Así que ando a batido de biomanán, y con una ansiedad que mataría por un cigarrillo... o en su defecto, un buen bocata de chorizo. Pero no hay nada. Si sobrevivo a estos últimos días que me quedan, creo que definitivamente he pasado una de las experiencias más horribles de las que me tocará hacer frente. Sin comida, sin tabaco, sin alcohol, con el novio trabajando, y encima lo abandono cuando vuelva a casa... 
Eso si, tengo claro que cuando llegue a casa pienso tomarme un buen gin-tonic, perfectamente preparado. He dejado de fumar, pero no de beber, que nunca me ha dado problemas. Y una buena mariscada, a base de buey, centollo, percebe o lo que pueda encontrar de calidad y a precio asequible. Probablemente sea buey, pero como en verano es época mala para el marisco, quizá encuentre algo a base de buscar. Y si no, iré a por erizos de mar. Sé que es ilegal, pero no voy a coger más que media docena, y no es algo que esté haciendo todos los días. El marisco no engorda, así que podré saciar mis ansiedades sin remordimientos.
A eso hay que añadirle manicura, pedicura, dentista, dermatólogo, peluquero, spa, masajes y tai chi. ¿Pija? Mmm... Suena así, pero si se piensa un poco, los 4 primeros son médicos. La pedicura me la hace el podólogo, y la manicura generalmente una señora que además de esteticien, tiene hechos algunos cursillos de medicina de la piel etc. Si no la dejo que me haga los pies es porque ya está pagado el podólogo por mi seguro médico. El peluquero... Bueno, no creo que alguien que va por primera vez al peluquero en julio en todo el año sea un pijo. De hecho, voy dos veces al año... Lo más pijo tal vez sean los masajes y el spa. Lo de tai chi, que conste que soy cinturón verde, me entreno en serio, y quiero hacer algo de tai chi este verano para poder volver en septiembre en condiciones físicas, además de que me sirva de relax.
Masajes y spa... Pues si, es lo único que es pijo de narices, creo yo. Tengo pendiente escapada con mi madre, pero antes iré a un sitio pequeñito, al lado de mi casa, donde me hacen descuentos por el seguro médico (exprimo tanto al dichoso seguro médico, que no sé como les puedo salir rentable, si tienen en cuenta mi edad). Dan masajes y tienen un spa enano, que si bien es elemental, cumple sobradamente. No tiene ni baño turco ni sauna, sólo una terma. Una ducha escocesa de seis chorros como la que puedo instalar en mi casa, una piscina de agua caliente con chorros fundamentales, la de agua fría, y piedras con pediluvio. Pero te dan un zumo al terminar el circuito, te dejan quedarte en la tumbona todo el tiempo del mundo (y es la mejor tumbona que he visto a lo largo de mi vida), tienen máquina para prepararte tés o infusiones durante el circuito, y haces el recorrido sola, sin nadie dando por el saco. Los masajes son relativamente variados, así que no tengo quejas. Sólo ganas de llegar.
Pero bueno, lo importante es que aquí ando, con el máster casi terminado, algo más de experiencia en mi curriculum, además de estudios, un futuro de mierda muy similar al que tenía hace un año, y con algunas cosas más claras, por experiencia, y por aprendizaje.
Ahora necesito verano de descanso.

martes, 1 de mayo de 2012

El criterio

El criterio, si señores, ese gran desconocido entre las personas. Alguno con suerte se acordará de una obra con ese título, de un señor llamado Jaime Balmes. Nada, ese señor no tenía ni idea. Yo, que sigo fielmente ese libro (con alguna excepción en su razonamiento por trasnochada, que no por ser mala indicación), acabo de descubrir el nuevo criterio.
Si, esto es gracias al trabajo en grupo que estoy haciendo, donde como impera la democracia en vez de el rigor científico, pues los criterios a seguir son notablemente diferentes a lo que Balmes y otros sesudos intelectuales piensan. Pero no se preocupen, enseguida les pongo al día, para que todo el mundo disfrute igual que yo:

1. Criterios en cuestiones legales:

  • Si entre las tres no hemos encontrado nada, es que no existe. (No hemos encontrado nada de legislación, pero se puede aplicar a cualquier ámbito, como a la cura del cáncer. Pá qué descuernarse... Si lo han buscado ya muchos científicos y no lo han encontrado, es que no existe).
  • Si esta ley que he buscado para hacer el trabajo no es la correcta, no pasa nada. Como tampoco se contradice con la que es correcta, es válida. (Cojonudo, a mi que me juzguen siempre por el código civil, que como no contradice al penal, no pasa nada, sólo que me tocan menos años de cárcel. Espera, mejor por las ordenanzas municipales de urbanismo, así no hay delito.)
  • El juez que dirige el caso me va a decir a mi lo que tengo que hacer... (No, te dirá cuanto es la multa por desacato y cuanto de cárcel te ha salido en el bombo, y no te volverá a llamar. Pero lo que tienes que hacer no te lo va a decir, rica)


2. Criterios de búsqueda de información científica:


  • Si entre las tres no hemos encontrado nada, es que no existe. (Ver arriba)
  • He preguntado en dos foros y en yahoo respuestas, y me han dicho que la solución al trabajo de máster es esta. (Joder, pues a mi el portero de la casa de veraneo me ha dicho que se hace asá, y me inspira mucha confianza).


3. Criterios para realizar una prueba científica:

- Si hacemos como dices (coger muestras del sitio x, de alrededor del sitio x, y un poco más lejos del sitio x), puede que nos dé que toda la tierra está contaminada...
- Si, claro. En ese caso significa que la prueba no es concluyente, y que científicamente no se puede afirmar ni si ni no. Porque la contaminación está en el punto x, pero como también está alrededor, no se puede afirmar que en ese punto específico haya habido esa contaminación.
- No... Eso significa que no sabemos hacer un peritaje, así que mejor sólo cogemos tierra del punto exacto, y si da positivo, es si, y si da negativo, es no.

4. Criterios para descartar un argumento:

  • Me estás chillando, y me molesta mucho que me chilles, además de ofenderme y menoscabar mi dignidad. (Como comprenderán, después de todo lo de arriba, no estaba chillando, estaba alucinando ante la verdad revelada. ¿Yo chillar? ¿Para qué?).
  • Me da igual lo que digas tu, el profesor, el juez y la policía. No tenéis ni idea. La forma correcta es la mía, y como no se ajusta, lo que hacemos es una castaña que no vale para nada. (Claro, claro... Dios, perdona si te he ofendido, es que no te había reconocido materializado en la forma humana de compañera de máster).
  • De todas formas, para que te quedes tranquila, vamos a preguntarle al becario del profesor, que ése seguro que sabe. (O no sabe, o no se acuerda, o no viene media hora antes de la práctica, o se descojona de tí a la puta cara... Casi prefiero echarlo a cara o cruz. Y si sale de canto, es que realmente no hay que hacer la prueba, y mejor nos vamos a casa)

Mi cosuelo: que voy de oyente, y me he pedido el papel de fotógrafo y video para documentar el proceso. El profesor pensará que soy subnormal, pero no me evaluará ni me verá hacer el gilipollas.
Mi maldición: que luego hay que redactar el informe y que el profesor es mi director de tesis.
Mi venganza: que como sigan haciendo el chorra hablaré con el profe, le enseñaré estas perlas documentadas en mails (y muchas más que son anecdóticas, derivadas de estos razonamientos sesudos) y le entregaré aparte un informe, explicándole que lo hago para que no piense que soy subnormal.

LECCIÓN DE ORO: No creo que vuelva a tener que hacer trabajos de grupo (eso no hay en el doctorado, ¿no?), pero si un profesor me vuelve a endiñar semejante mierda para acortar el nº de trabajos a leer, o con la excusa de que hay que aprender a trabajar en grupo, lo tengo claro. SÓLO TRABAJO EN GRUPO SI ÉSTE TIENE UN COORDINADOR AJENO A ÉL, QUE SE ENCARGA DE ASIGNAR TAREAS, RESOLVER DUDAS Y DIRIMIR CONFLICTOS. PORQUE SI NO EXISTE ESA PERSONA CON ESAS FUNCIONES, ME NIEGO ROTUNDAMENTE PORQUE ES INEFECTIVO 100%.



Gritos

Veamos la situación desde mi punto de vista, porque no tengo otros. Pero antes de nada, decir que siempre digo lo que pienso, sea para bien o para mal. Siempre lo he hecho, y no sé quedarme callada. Que nadie lo confunda con sinceridad descarnada (a veces puede serlo), sino con exponer mi punto de vista. No suelo hablar gratuitamente, si digo algo es porque tengo pruebas de lo que digo, o bien tengo argumentos para defenderlo.
Bien, trabajo de grupo ayer. Se plantea un caso que hay que solucionar, da igual la materia. De repente digo que el planteamiento me parece incorrecto. Si va a haber un juez por medio, creo que no va a autorizar lo que dicen mis compañeras. Una de ellas me había llamado la noche anterior para saber mi opinión, y le dije que tranquila, que de entrada pensaba como ella, pero que ya se vería. Total, que con el análisis de la mañana, veía que no era correcto. Se lo intento explicar. Mirada de reproche, alucinada, y su argumento final: me estás gritando.
Cierro el pico, le doy la razón en todo. Quedo en mandar un mail al profesor para solucionar algunas dudas, entre las que cuelo dignamente la mía. Les envío el mail por si quieren añadir algo, corregir algo... Sin respuesta. Mando el mail al profesor. Recibo la respuesta, que confirma lo que yo había expuesto esa mañana. Según lo recibo (20:15) lo re-envío (20:21). Y me siento a esperar.
Me veo un capítulo de Eureka, la peli de idiocracia... Y a las 23:32 recibo mail de la compañera que me acusa de gritar: Estas despierta??????
Hasta hoy. No contesté, ni lo voy a hacer. Sé lo que me dirá: que el ejercicio le parece una castaña bla, bla, bla...
- Bien. Es tu opinión, me parece bien.
- ¿Qué hacemos?
- No sé. Lo que tenía que decir, ya lo dije.
De la otra chica del grupo, a la que miré buscando apoyo, no sé nada. Lo mismo se han llamado entre ellas y prescinden de mi. Bueno, es una posibilidad. Me la sopla. A fin de cuentas, yo voy de oyente, que es lo cachondo del tema.
No quiero parecer insensible, pero chorradas de vieja que se pasa de listilla las justas. La señora en cuestión tiene 46 años, y a esas edades hay que plantearse que lo que te dicen puede estar fundado en algo, y que los gritos, si es que los hay, no indican más que nerviosismo, y eso si llega en una persona que siempre le tienes que decir que hable más bajito. Y sobre todo, si tu argumento para desbancarme es que chillo, cojonudo. Ya me quedo callada. Como una muerta, vamos.
Y no se lo pierdan, porque es la que mejor nota está teniendo en el máster. Me alegro por ella, pero el "primo" yo ya lo he hecho sobradamente. Ahora que se apañe. Y la otra chica, que aprenda a ejercer su derecho a opinar. Pero que se vayan a tocar los cojones a otra parte.

sábado, 21 de abril de 2012

Una mala temporada

Bueno, aquí ando, a puntito de terminarme una birra, y de reflexión personal. Llevo una racha de vaga subida, en donde al único vicio al que no me he dado ha sido a la bebida. ¡Oh, bueno, he hecho cosas, claro! Pero lo que más ha podido ha sido la vagancia.
Al margen de cosas buenas, que las ha habido, creo que ya va siendo hora de ponerse las pilas. Más que nada porque me empieza a pillar el toro en varias cuestiones, y hasta yo misma empiezo a sentirme mal. A ver si después de un día a media asta, soy capaz de disciplinarme a mi misma.
Suena muy vago todo lo que digo, pero es que precisamente la vagancia se caracteriza por no hacer nada. A ver si me quito la tontería, descanso esta noche, y me pongo las pilas a base de bien.
Lo primero es darse cuenta del error, lo segundo querer enmendarlo, y lo tercero animarse a hacerlo. :-)

jueves, 22 de marzo de 2012

Pruebas con trampa

Andaba saliendo del comedor, con la comida en su chisma de plástico, pensando en zampármela mientras le daba vueltas a determinadas cosas de la tesis. En la recepción de la residencia me fijo en dos chicas, y mentalmete las clasifico como algo "peculiares". Vamos, apuesto todo a que están haciendo una encuesta o algo así y buscan a algún incauto.
Se me acercan...
- Buenas, estamos haciendo un estudio...
"Bien, no pierdo facultades."
-  ¿Cuanto dura?
- Pues... Unos quince minutos, no más. Es que nos falta una persona...
- Ok, ok... Me pillais con la comida, pero si son quince minutos, vale.

Por el camino ya estaba arrepintiéndome. Fijo que es media hora, la comida se me va a quedar helada, en estos tests suelo dar gilipuertas total... Me llevan a un aula de estudio, y allí me encuentro a una chica delante de un ordenador, y tres chavales sentados con papel delante. Bien, parece que me esperan, pobres. No tardaremos tanto...
Explican en qué consiste la prueba, y nos dan el tiempo. Al parecer somos los últimos, y ya tienen varios tests. Unos incluso con todas las respuestas correctas. En fin... Tengo hambre y mi comida está en una bolsa de plástico enfriándose, entiendo todo. Comienza el test, y empiezo a pelearme con círculos que tienen un patrón lógico o flechitas raras... En un momento dado entra una de las chicas y se lleva a la examinadora.
Bien, yo a lo mío. Dos chicas dicen que están hasta el gorro del test, que es difícil y que van a copiar. Sonrío con hambre, y sigo a lo mío. El chico dice que va a copiar también, pero que dejará alguna respuesta en blanco para que no se note. Le preguntan que estudia, y responde que ciencias políticas, ellas que estudian filología... Entre el hambre, los circulitos y la charla, no sé si tengo que comer el boli y marcar los espagueti de la bolsa como respuesta correcta. Al menos podrían callarse, ¿no?
Entra la examinadora, y dice que el tiempo se ha acabado. Ok. Debo ser tonta, eran 20 preguntas y he llegado a la 15.
Y entonces me descubren el pastel, era para saber si se copia con presión de grupo. ¿Y por qué no había copiado? Obviamente, porque no. Si hago algo, lo hago bien, si no, estoy en mi cuarto atiborrándome, que realmente era mi idea. Al final les he dicho que por no contaminar la investigación. Lo cachondo es que el otro día en un examen me separaron de mi compañera por copiar. No era un examen serio, más bien una prueba de como andamos con las lecturas. Mi compi no sabe inglés, idioma en el que están todas las lecturas, y le ayudo a veces. No considero que eso sea copiar por parte de ninguna de ambas. ¿Irregularidades del patrón? ¿incongruencias personales? Obviamente no.
Pero me ha hecho gracia. La gente sí debe sucumbir al copieteo por lo que me han dicho, aunque no he sido la única que no lo ha hecho. O sea, que hay mucha gente que se mueve por presiones de grupo, por el qué dirán... El enseñar exámenes hechos a la perfección es una faena, crees que si no lo haces, vas a ser tenido por tonto... Supongo que ese será uno de los grandes motivos del copieteo.
Conclusión:
1. Ellas han terminado su experimento, espero que les den buena nota. Lo han hecho francamente bien.
2. Al parecer tengo una gran resistencia a la presión de grupo. Ya lo sabía, pero está bien confirmarlo.
3. Puedo aguantar el hambre 15 minutos más.
4. Hay mucho caradura suelto... Aunque por lo que me dijeron, en individual no copiaban, pero en grupo si. La cultura del pelotazo está extendida, que pena...

Me ha encantado participar en el test. :-) Siempre me gustan estas cosas, ayudan a algunos con investigaciones, y a otros a conocerse mejor.

viernes, 3 de febrero de 2012

Sin título, porque no se puede.

¡Madre qué cabreo! Ni puedo poner un título (indignada, iba a ser, pero lo mismo se me toma por una perroflauta subnormal) ni deja la estupidez circundante margen de maniobra.
Contra todo pronóstico, la gente que me conoce dice que soy alguien amable, divertida y con mucho sentido del humor. En fin, supongo que serán coincidencias, y que nadie puede tomarse en serio a alguien tan quejica.
Bien, pues hoy parece que la gente se ha dedicado desde buena hora a tocarme la moral. Que sí, que ya sé que vuelvo a estar sin tabaco, y puede hacerme estar más irritable. Ya lo sé. Pero no es sólo la ausencia del tabaco. Estoy hasta la coronilla de mensajes bienintencionados. Gente que empieza a tomarse demasiadas preocupaciones por mi, vamos.
El otro día, alguien me vió bebiendo un red bull. No suelo tomar mucho semejantes mierdas, pero he de reconocer que cuando estuve en seguridad, en turnos de noche, iba bastante bien. Sobre todo en verano. En invierno iba bien un café. Bueno, pues con mis agobios, y noches en blanco, al ir a hacer compras, decidí comprarme un red bull, para poder aguantar el día. Si a las 12:00 del mediodía estás que te caes y tienes tango hasta las 00:00, más te vale prevenir.
Bien, mensaje en mi mail advirtiéndome de que el red bull provoca todos los males del universo. Casi parece mejor alternativa pillar sida que beber un red bull. Es decir, pillar sida, fumar como un carretero, beber como un cosaco, e inyectarse heroína son actividades mucho más sanas que tomarse un red bull, a juzgar por las memeces que se leen.Y empiezo a estar hasta el gorro de esos mensajes anónimos que esparcen mierda sin o con fundamento.
Primero, porque al ser ppt anónimos, no sé hasta que punto creerlos. O sí se, no me los creo, pero el resto de la gente no termina de entender eso.
Segundo, porque suelen estar plagados de memeces mezcladas con algunos datos serios, con lo que confunden.
Tercero, porque generan una alarma social de la leche, y no me dejan beber un red bull un día puntual sin tener consecuencias de coñazos.
Cuarto, porque aun dando por hecho de que sea nocivo, queda a mi libre albedrío con qué me voy a suicidar. Los paternalismos me molestan. Me gusta beber, fumar, follar, comer... Y no necesito a nadie que me diga si es bueno o malo. Y que no me vengan hablando del gasto generado. Porque los beneficios obtenidos por los impuestos son brutales, y también generan gastos sanitarios los consumidores de comida basura, alcohólicos etc.
Creo que no hace falta seguir diciendo cosas. Lo que hace falta es que la gente entre en razón, y de la misma manera que si yo digo que tengo un amigo venusiano que me visita se ríen de mi; algo parecido debiera hacerse con todas estas chorradas.

martes, 24 de enero de 2012

Cultura, educación y ciencias

Hoy no voy a hablar de mi. No. Hoy simplemente estoy frita de lo que he visto a mi alrededor. Cuando me levanto por las mañanas, tengo la siguiente manía: reviso el correo electrónico, miro el periódico, y si queda tiempo, visito algunas webs o blogs que sé que suelen tener material interesante. Que nadie piense que soy el clásico coñazo de persona que sólo mira ciencia, cultura etc. A veces voy a blogs de humor, otras me paseo por youtube por canales...
Bien, hoy por circunstancias he enlazado los dos videos que pincho a continuación en ese orden:

http://videos.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/el-mal-del-cerebro-primera-parte-cerebros-reparados_UhwBo9A1OrjYya8Y0XUvR/

http://www.liveleak.com/view?i=b9c_1314221013

Bien, por si acaso alguien anda escaso de tiempo, resumo ambos vídeos: El primero muestra avances científicos en España en el tratamiento de enfermedades como Párkinson y amputaciones fundamentalmente. Desde prótesis que se acercan a la Guerra de las Galaxias y la mano biónica de Luke Skywalker, hasta un electrodo que evita que el párkinson te deje hecho una mierda. También sillas de ruedas que se mueven por movimientos de cabeza para otros casos... Es la primera parte de un documental.
El segundo video muestra una ejecución por parte de talibanes con un lanzagranadas. Una vez hecho el disparo, y gritos de alegría y exaltación a su dios, se acercan a ver la pulpa humana que ha quedado, y la remenean con un palito, para asegurarse de que ha muerto, supongo.

Los dos extremos de la humanidad me los he tenido que desayunar por mi afición a mirar cosas por internet. Hay algunas cosas que pueden ser obvias decir... y es fácil caer en los topicazos. No me interesa analizar las religiones, ni caer en racismos, ni nada similar. Simplemente me limitaré a señalar algo que me alarma exactamente lo mismo, si no más que el segundo video, puesto que de alguna manera guarda cierta relación: en España se ha metido la tijera en investigación científica. Los motivos que den, me son indiferentes. ¿Saben por qué? Porque los del segundo video han hecho lo mismo durante siglos, con ciencia, educación y humanidades, y miren dónde andan...
Ya, ya... Alguno me hablará de la religión, de depresiones económicas, de guerras continuadas y de que la comparativa no es válida. Pero señores, no es una comparativa, no es un análisis social, religioso... Me limito a señalar una de las cosas que pueden pasar cuando se elimina la educación, cultura, ciencias y letras del panorama de una sociedad. Supongo que eso no pasará aquí, claro... Les dejo una noticia de un periódico de hoy, aquí en España:

http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20120124/sociedad/obispo-dice-funcion-mujer-20120124.html

Este señor dice que la función de la mujer es parir y cuidar al marido, eso si, de una forma un poco más bonita de como lo he escrito yo.

Curiosidades, unas 8 horas después de esta redacción, me ha llegado esto:
http://www.boe.es/boe/dias/2011/12/31/pdfs/BOE-A-2011-20638.pdf

Extracto de dicho documento:

Vale, tienen hechos no conectados entre si. La conexión puede estar en retirar dinero a uno (investigación científica), de tal forma que haya más gente que emigre, y eso genere que otras personas dependan de las ayudas sociales y las que da la Iglesia (actividad que me parece buena, no tengo nada que reprochar hasta la lectura del BOE, en estos momentos soy pura indignación) por falta de oportunidades sociales o por salarios de mierda para acabar cayendo en manos de algún desalmado, que diga insensateces como la noticia del periódico.
No creo que lleguemos al video de los talibanes, pero es mucho más fácil bajarse a esos niveles de incultura, que crear personas con las capacidades que se ven en el primer video. A ver si empezamos a caernos del guindo y a fomentar las ciencias (sean sociales o naturales), la educación y la industria. Y que se recorte dinero de los sueldos de los políticos, pero no de estas cuestiones que son fundamentales en sociedades actuales.

domingo, 22 de enero de 2012

Música, insomnio, libros y demás.

Bueno, parece que todas las porquerías que me han ido pasando, han pasado con factura incluida. La primera cosa buena es que por una vez, no me ha disgustado todo lo malo que me ha tocado. De hecho, me ha venido bien, en todos los aspectos. Ayuda a ver errores presentes, prevenir errores futuros, confirmar sospechas, y espabilar un poco en todos los campos.
Veamos, hagamos recuento de chorradas cometidas/acontecidas en el último mes o dos meses, puesto que parece que todo empieza desde mediados de diciembre.
-Plano estudios: Se confirma que, dentro de las opciones disponibles de compañeros, mi selección fue acertada. Ya sé, el otro día era crítica total con una compañera, pero es que tampoco había oído las chorradas y las aventuras de otros. Y oyéndoles, prefiero aguantar a la torda que me tocó en suerte. Al menos, todo el mundo sabe que es impresentable y se cree la Reina de Saba. Con otra persona habría que demostrarlo, pero esta ya lleva cuatro años en la universidad haciéndolo.
También se confirma que hay que trabajar duro y no dormirse en los laureles, que en cierta medida es lo que he hecho mal. No es que me haya dormido exactamente, pero sí que me he pasado de perfeccionista. Para el siguiente cuatrimestre tendré que andar más viva, o no voy a tener la tesis a tiempo.
-Plano relaciones: Se confirma que andaba bastante tocada... A partir de ahora tendré que andar un poco más lista, y sobre todo, dejarme de ataques de birrochez y/o de salidismo, que para el caso no conducen a nada bueno. Al final me he vuelto a animar con eso de ligar por web. He hecho algunos contactos... Ninguno me dice nada especial, pero al menos ampliaré círculo de amistades. De hecho, con tanta gente tan poco preparada intelectualmente, no me extrañan mis errores. Demasiado tiempo en provincias de mierda entre paletos de pueblo, unido a la soledad de la residencia; y claro, sale el primer listillo y caigo como subnormal. En fin, nada nuevo bajo el sol, pero ya ando un pelín mayorcita como para esta clase de errores.
-Plano ocio: Mira, ahí sí que agradezco el tiempo invertido. Creo que me ha merecido la pena. Tengo fichados algunos sitios agradables, lo suficientemente cerca como para ir en caso de agobio, y lo suficientemente lejos como para no ir constantemente con cualquier pretexto.

En resumen: una temporada productiva, de mucha autocrítica, con muchos fallos, pero también con sus aciertos. Ahora, con lo más gordo superado, me quedan dos mierdas de trabajos para entregar, y una semana libre, para arreglar papeleos, salir un poco sin agobios, y prepararme para lo que viene.

¡A CUCHILLO A POR TODAS!

jueves, 19 de enero de 2012

Situación actualizada de La vida de Brian...

¿Han visto La vida de Brian? ¿Recuerdan la escena del condenado? ¿No? Bueno, eso tiene solución:



Bien, esto es exactamente lo que me ha pasado, pero adaptado al siglo XXI en contexto de clases. Ayer tuve un día espantoso. Bueno, de entrada ayer tuve un día de 48 horas, porque no dormí, así que la cosa se complica. Pero resumiendo el tema, teóricamente el miércoles tenía que exponer un trabajo en grupo, y a las 02:30 de la noche no tenía nada de la parte de la compañera. Cuando digo nada es nada. No mandaba información, no concretaba qué sabía y qué no... Nada.
De pura desesperación mandé al profesor un mail, comentándole lo que pasaba. Me puso verde cual hoja perejil, tachándome de muy mala compañera. Luego ya en la clase (omitiré cómo montamos la exposición, pero se hizo) el hombre fue al acoso y derribo. Especialmente sangrante fue cuando hice un comentario sobre la banda sonora, que cargó de forma exagerada, incluso diciendo que a ver qué me apostaba a que él tenía razón. En fin, de pesadilla. Entre la falta de sueño, las preguntas cabronas y ese remate final, para cortarse las venas.
Hoy todo el mundo ha venido a tres cosas conmigo: unos a felicitarme por lo bien que hice, otros a preguntar a ver qué tal estaba, y todos a saber cómo había trabajado con esa tía y si habíamos tenido dificultades. Al parecer la cabrona de mi compañera es conocida por ser una cabrona. Bien, me he enterado y lo he confirmado en persona. Debía ser vox populi, y por eso todo el mundo estaba asombrado de que no me quejase de ella.
Pero claro, el asunto del "apoyo" del profesor ha trascendido. Sobre todo la pelotera sobre la banda sonora. Y me han pedido que rebobinara y lo contara en detalle. Ok. Yo digo en clase que en la película X, del año tal hay un plagio sonoro. Me confundo en el año, y me autocorrijo. El profesor me pregunta a ver si hablo de la misma película en la que trabajó el actor X. Si. ¿En la que trabajaba el actor Y? No, en esa película no trabajaba el actor Y.

- ¿Y no te expulsó directamente de clase?- Me pregunta mi compi.
- ¿?No, ¿pues?
- Jo, pues le debes de caer de maravilla, porque es lo que hace cuando alguien le lleva la contraria. Te tiene pelota.

Yo alucinada. El tío me manda a freír monas con cajas destempladas cuando le cuento el problema que he tenido, bien sea por mail o en persona (a las 10:00 fui a hablar con él porque no sabía nada todavía, más que un cúmulo de diapositivas en blanco, y fue todavía más duro). Durante la clase se ceba a base de bien con las dos.  Y cuando hago un comentario inofensivo para terminarla exposición con un detalle, sólo le faltó decirme que si me equivocaba me suspendía. Porque me dijo que a ver qué me apostaba... ¿yeso es tenerme pelota? Porque si me echa de clase, supongo que idiota no será y puede calcular que voy a ir directa a hablar con el rector a que me explique qué puñetas es eso de hacer un comentario sobre una película y que cuando el profesor te dice que trabaja el acto Y y tu le dices que no, te echen. Y encima es que no trabaja el actor Y. Ni de extra, porque estaba rodando una película hipertaquillera en esos momentos.

-¿Y quién tenía razón en lo de los actores?
- Yo. Puedes mirarlo por internet.
- ¿Y en lo de la música?
- Er... Pues supongo que yo. No he hablado con el productor de la película, pero lo volví a verificar por internet, porque él dijo que lo miraría... Y todo apunta a que es algo más que una leyenda urbana, vamos.
- Eres mi ídolo. ¡Qué bien te lo has tenido que pasar, y lo que se estará retorciendo de rabia el tío este y esa prepotente de mierda!

¿? Entiendo que es una visión desde fuera. Y entiendo el punto jocoso, pero no he podido evitar recordar la escena de La vida de Brian. Es que es calcado. ¿Y esto es lo que les hacen a los chavalitos que vienen a estudiar? Madre, qué miedo. A mi me da igual, siempre he dicho lo que pienso, y lo seguiré haciendo. Especialmente cuando estoy con una seguridad superior al 95%. Y si quiere suspenderme, pues que lo haga. Está en su derecho, como yo estoy en el mío de poner una queja.
Madre qué día más largo, qué día más surrealista, y qué ganas de que acabe todo ya. Porque hoy tenemos charla, y vuelvo a ver a este profesor (no espero disculpas en público... de hecho me han dicho que no espere disculpas. ¿O era que no espere sin más?) y todavía tengo que presentarle un trabajo... ¡Eh, pero tranquilos! Que me tiene pelota...

martes, 10 de enero de 2012

Nervios...

Ando algo alterada... Muchos trabajos que presentar, muchas cosas que leer... Hoy he puesto punto final a uno: simple necesidad mental, porque realmente no estaba terminado. Mañana hablaré con la profesora, y le comentaré lo que hay. Veremos qué me dice. Supongo que no se pondrá excesivamente maniática. Pero sólo lo supongo.
Ahora ya con la cabeza en los próximos dos proyectos, veremos si mañana las neuronas andan operativas para funcionar con el tema. Hoy me conformo con dejar hecho un esbozo de cuatro cosas, porque no doy para más.
La verdad es que cuando consiga terminar todo este lío en el que me he metido tengo bien claro que voy a salir a divertirme. Sin hora de llegada, sin familia esperándome, y sin dar cuentas a nadie. Por amor al relax, por vicio alcohólico, por decadencia personal, y por salud mental.  O porque yo lo valgo, que dirían las de l´oreal.
Porque no sé si me lo estaré currando para tener unas notas excelentes o me darán un cinco raspado. Que apruebo todo lo tengo bastante claro, pero ignoro la nota que me darán. Pero que hacía tiempo que no leía ni escribía tanto como ahora también lo veo... Y, colegas, escribir sobre historia no es escribir en el blog.


¡Menudos agobios!

martes, 3 de enero de 2012

Dietas de comienzo de año

Bueno, vamos a hacer una pausa en el empolle, y vamos con uno de los eternos propósitos de año nuevo en el que me embarcado. La dieta...
Estas navidades he descubierto que andaba en los 100 kilos. ¡Horror, terror, pavor, y temblores de tierra a mi paso! También es cierto que me pesé con ropa, la regla, a media tarde, y cuando ya habían pasado el 24 y 25 de diciembre, y el 28 con comida familiar... Vamos, no es la medida más fiable que uno pueda hacer, pero sí sirve para galvanizarse. Desde luego, el 31 me apiporré como una cerda, no es el momento de iniciar dietas ni zarandajas. Pero el día 1 de enero, ya en mi soledad cuasi-monacal de la residencia, empecé la dieta. Mi plan es sencillo, a falta de endocrino, sentido común. De entrada, tres días con batidos y verduritas, que se me han hecho un calvario, pero que sirven perfectamente para compensar los días de exceso navideño. Supongo que los 6 kilos que calculé a ojo que me había engordado, los he adelgazado. Al menos eso dice el cinturón de mi batín, medida fiable donde las haya.
Obviamente, tengo hambre. Para qué engañar a nadie... Pero me gustaría entrar en la ropa de cuando pesaba 68 kilos. No ahora mismo, pero sí a la larga, para finales de año, o para el año que viene. Así que, una vez terminado el plan de choque, pasaré a algo más light para mis nervios, como una dieta de 1.500 calorías de las que me mandó el médico en su tiempo. Esto tendrá su desarrollo hasta el domingo, porque luego vuelvo al menú de la residencia. Pero también tengo plan B para poder hacer frente a los kilos: o me zampo una ensalada de primero y un segundo, o me zampo un primero a base de cocido y un segundo escuálido, pidiendo que moderen la ración. Y un día a la semana me permito comer sin indicaciones de cantidades a la camarera. No bajaré rápido kilos, pero al menos no me pondré como una foca embarazada.
Veremos en qué quedan los buenos propósitos...
Pero, el balance de entrada es positivo: nada de excesos en tres días, que evitan que los kilos cogidos se queden asentados como lapas en las caderas y tripa, que es donde yo acumulo todo. Y todavía me quedan cinco días de dieta más o menos estricta para terminar de eliminar kilos navideños.
Veremos qué pasa, porque ando sobrecargada de cosas para hacer, lo que me aumenta la ansiedad, y de rebote, las ganas de zampar. Pero la báscula es un asco, no miente, y no me gustó ver semejante despropósito. Así que, con el susto que me llevé, aguantarse las ganas de comer no resulta tan traumático.
Próximamente, pesarme en farmacia (cuestión de verificar que lo del peso fue una barbaridad superada) y verificar mensualmente que no gano peso, bien sea por medición del cinturón de batín, o por la farmacia donde me pese...