sábado, 31 de diciembre de 2011

Año nuevo

Otro año más que se va. Supongo que podría hacer una entrada de recopilaciones de momentos más... lo que me dé la gana. Desde los más chorras, los más idiotas, o los peores; hasta los mejores, más divertidos, o más agradables. Pero me parece una estupidez. Para algo tengo el blog. Sólo tengo que repasar, y seleccionar entradas. Y no estoy por la labor.
Otra opción es la manida lista de buenos propósitos, deseos y demás bobadas que siempre nos planteamos. No tengo ningún interés en hacer listas. Bastante llevo ya encima como para añadirme tareas. Y en cuanto a sueños, tengo muchos. Pero de momento me conformo con aprobar el máster con las mejores notas posibles y encontrar un trabajito. Lo demás ya se verá, pedir un ligue estable ya me parece abusar.
Así que, eliminados los clichés del mapa, poco queda por hacer. Bueno, así es la vida, y así quedan las cosas. Como decía Sherlock Holmes, "cuando se ha eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser verdad." Así que, esto es lo que queda. Ni listas, ni recopilatorios, ni buenos ni malos deseos para nadie, aparte de los genéricos de paz, amor, trabajo y prosperidad, a los que yo añado sentido común. Simplemente un seguir mi camino sin molestar a nadie.
Veremos qué sucede este año.
Feliz año 2012 a aquellos que se pasan por el blog.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Festividades

Bueno, 25 de diciembre. Ya en casa, con la calma que da saber que todo el mundo está bien, tener tabaco y el estómago lleno y todas esas pequeñas cosas que hacen que al menos dejemos de hacernos preguntas absurdas.
O eso dice la teoría. La verdad, sigo llena de preguntas existenciales, y no tan existenciales. Anoche me llevé batacazo con mis amigos, no entendía nada de lo que pasaba. Era una charla de besugos, en la que yo decía unas cosas y ellos me contestaban otras. Por no hablar de alguna cosa que incluso me pareció fuera de lugar. Sigo con la sombra de Vick, el abogado. Ya sé que no me llamará, pero una no deja de pensar en qué es lo que hace mal para que la gente no la coja el teléfono. Y ves diferentes cosas que han cambiado, y que no entiendes del todo.
Me decía un amigo por teléfono que es agotamiento. Que en circunstancias normales no me comería tanto la cabeza con todo esto. Y me hacía gracia... Es justo lo contrario que pasó con el abogado, que me dijeron las amigas que en circunstancias normales le hubiera mandado a paseo a la segunda hora el primer día. Yo sigo pensando que todo esto es un cambio de mente, personalidad, o lo que se quiera. No lo tengo claro, pero es lo que me resulta más asumible...  Lo que no sé es exactamente en qué es el cambio, o como me afectará. De entrada, anoche mientras estaba con amigos y conocidos me dí cuenta de que uno que siempre había considerado inteligente es tonto perdido, pero un maestro consumado del disimulo. Otro está ya totalmente echado a perder, y el tercero que consideraba tontito, es el único que podrá hacer algo. En cuanto a las amigas, me reafirmo en que sólo una merece la pena, y el resto poco a poco irán degenerando hasta acabar en el estereotipo de solteronas chifladas con gatos, aunque se casen y sean poseedoras de perros. Da igual, hay cosas que uno ve venir. Ojo, no me gusta colgar etiquetas a las personas, más que nada porque detesto que me las cuelguen a mi. Y ojalá meta la pata y lo que creo haber visto se convierta en un espejismo producido por el cansancio, como me decía mi amigo por teléfono. Pero hay cosas que no dejan lugar a dudas. Hay determinadas formas de actuar que definen a la persona que tienes enfrente, sin atenuantes posibles. Así, cuando te lanzan la pregunta-desafío que dice, ¿Pero tú, qué clase de persona crees que soy?, hay respuestas que pueden ser demoledoras. Ejemplos:
- Al abogado:
Creo que eres la clase de persona que queda con una chica y no para hasta que te la llevas al catre. Y luego no llamas ni siquiera para decirla que fue muy bonito mientras duró, pero que buscas otra cosa.
- A un amigo:
Creo que eres la clase de persona que siempre habla de su mamaíta con veneración, pero luego el 24 de diciembre sale de casa a las 12 del mediodía, a las 18:00 está bebiendo champán a morro de la botella que hemos cogido para el grupo de amigos, y no regresará a casa hasta bien entrada la noche, borracho como una cuba, para la cena con mamaíta.
- A otro amigo:
Creo que eres la clase de persona que siempre tiene las ideas claras y la lengua rápida para sacar faltas al prójimo y catalogarme de vaga porque no tengo trabajo, pero cuando tu te vas al paro te dedicas a dar la lata con tus problemas personales, porque tu paro es muy diferente al mío... en tu cabeza, por supuesto.
- A una amiga:
Creo que eres la clase de persona que pide comprensión, respeto, cariño y tiempo, y luego a los demás los obligas a quedar el 24 de diciembre a las seis de la tarde, aunque hayan llegado a las cuatro a su casa y quieran estar con la familia después de varios meses fuera estudiando.
- A otra amiga:
Creo que eres la clase de persona que justifica todo lo que hace por una enfermedad mental, pero que luego simplemente no tolera que los demás podamos equivocarnos ni un milímetro y pasemos a ser llamados automáticamente insensibles porque no te hemos dicho que el pintalabios nuevo te sienta muy bien.
Podría seguir. Pero ya he soltado algo de bilis acumulada. Lo que sí he descubierto es que no soy vengativa (antes sí lo era) y francamente, una vez pasado el susto, me da igual lo que hagan. Yo dejé caer ayer algunas sugerencias, que fueron automáticamente rechazadas. Bueno, ya he cumplido, y como amiga no puedo hacer nada más que aconsejar y aguantar hasta un límite razonable las quejas. Lo que no me gustó nada, y eso no tengo por qué soportarlo es que me dijeran que ya soy "extranjera" de mi propia tierra. Puede que sí, pero no por estar haciendo un máster, sino porque me gusta tanto viajar que llevo unos años que apenas piso tierra.
Tampoco me gustó que me insistieran con los garitos de fiesta que he visitado y que dudaran de que sólo hubiera salido un par de días. Y cuando especifiqué que he ido a estudiar, dijeran que eso dice todo el mundo. Bueno, si tu eres tan listo, me alegro por ti. A mi redactar trabajos me supone invertir muchas horas de lectura y escritura. Y si digo que he salido un par de veces, es que he salido un par de veces. No hay que discutirme. Si miento, ya me pillarás y me lo echarás en cara.
Y ya la última cosa que me puso frenética fue que me dijeran que estaba callada y no contaba nada. Me he levantado a las siete de la mañana para dejar mi cuarto recogido, he salido a las 10:30 porque mi amigo ha llegado tarde, que me ha llamado a las 09:30 para avisarme que tenía un problema. He llegado a mi casa a las 16:00 y he estado con la familia dos horas antes de venir aquí. Me habéis puesto una copa de champán en la mano y todo lo que yo he empezado a decir ha sido sistemáticamente puesto en duda. ¿Te cuento mis conclusiones sobre mi tesis hasta la fecha, para que empieces a adelantarme lo que puede decir el tribunal cuando me toque exponerla y defenderla, o mejor me callo y os dejo que habléis de lo que os dé la gana y os escucho con cortesía antes de largarme viento en popa a toda vela? Porque de fiestas no tengo nada que contar, de borracheras tampoco, de hombres menos (sólo el abogado y no me apetece, ya les comenté por teléfono todo)... Por reducción, puedo hablar del máster. Pero considero que el 24 de diciembre no es el momento.
Bueno, pues eso fue todo. Que triste, pero es lo que tengo en estos momentos frente a mi. Lo bueno es que la distancia hace que estas cosas duelan menos. Lo malo es que cada día que pasa me siento más sola. No sé si soy una snob, elitista o simplemente más rara que un perro verde. Pero es una faena de las gordas.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Tengo quince minutos antes de salir disparada a clase. La verdad, ando algo perdida. Pero me apetecía teclear, a ver si me aclaro.
Este fin de semana ha sido de los más raros que he pasado. Desde una cita con mi abogado, en la que hice el chorra a base de bien (y no ha llamado, como prometió... Supongo que mejor no le doy vueltas al asunto) hasta salida con las compañeras, en la que también hice el chorra a base de bien, con un descenso a los infiernos breve, que iba acompañada.
O sea, tengo que aclararme yo misma con mis cosas. Conclusión rápida. Y rapidito, o me voy a ver pillada en breve por la cantidad de cosas pendientes que tengo. Mientras voy decidiéndome, disfruto de música: ghost riders in the sky. Una de mis canciones preferidas. Y ya asociada a la película de Nicolas Cage, me encanta la escena en la que el motorista fantasma cabalga con el caballero fantasma. Je, je, je...
Supongo que todo el mundo pasa por momentos raritos, pero empiezo a estar un poco cansada de los que me van tocando. Menos mal que llegan las vacaciones, y podré aclararme un poco.
Vamos, que nadie me malinterprete. No creo en dios ni en el diablo, creo que cada persona forja su destino. Las decisiones que tomamos son las que nos hacen como somos, para bien o para mal. Meditar no es un ejercicio de fe, sino de higiene mental, y ya es hora de que empiece a hacer algo con el montón de dudas que me están surgiendo.
Voy a coger el equipo de fotografía, los papeles y el boli, y vamos a ver qué nos deparan las clases. Mientras, digamos que cabalgaré tranquilamente hacia donde tenga que ir, hasta que sepa a donde puñetas quiero ir exactamente.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Agobios, presión, y válvulas de escape

Bueno, parece que el otro día me dio un momento demasiado largo de ansiedad y estrés con tanta cosa por hacer. Nada excesivamente grave, aunque las preguntas siguen planeando por ahí. Los momentos de crisis supongo que sirven para marcarte el momento de salir, hacer una parada en todo, y plantearse que las cosas no son siempre tan horribles como nos lo parecen. Y si lo son, es el momento de apearse del agobio, soltar presión y escaparse.
Ayer fue lo que hice... Salí por ahí con alguien a quien no conocía. Muy divertido, etc. Supongo que si tengo humor lo narraré en mi blog de ligues. Pero lo gracioso es que casi era como ver esa nueva faceta que he detectado salía. En circunstancias normales (o sea, antes) no hubiera actuado así. Y ahora ya he detectado los cambios, a base de observación y relax. Bueno, supongo que todo el mundo evoluciona, hasta yo. Ahora todo es cuestión de hacer un ajuste en las válvulas de escape, y cuando me vuelva a dar otra neurosis, ya sabré qué hacer.
Eso si, no sabía que andaba tan vulnerable emocionalmente. Curioso. Tendré que tenerlo en cuenta para el futuro, y no meterme en camisas de once varas...

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Tempus fugit...

Acabo de llegar a mi habitación. He salido hoy a las 09:30, y no he aterrizado hasta las 20:00. Bueno, a la hora de comer he hecho un paseo breve y una siesta de diez minutos, y al mediodía me han traído porque me había olvidado en pen drive. Supongo que ninguna de las dos visitas cuenta. Han sido breves y enfermizas. Una por dejadez personal, la otra simplemente porque me pillaba cerca, lo mismo podía haberme quedado dormida el los wáteres o cualquier sitio, total, diez minutos es suficiente para que la cabeza repose físicamente apoyada en alguna estructura, no dan para dormir.
Y finalmente he conseguido llegar a mi cuarto. Tengo varias lecturas acumuladas que iré despachando cuando deje de teclear. Vía expeditiva, no hay tiempo. Además de lecturas, tengo un montón de fotos que organizar, papeles, y trabajos para terminar. Ponerles en punto final, el lunes imprimirlos y entregarlos. Para poder empezar con los nuevos. Mientras tecleo, fumo. Es el único de mis vicios que puedo mantener. Podría irme a tomar una copa, pero supone pérdida de tiempo y concentración, así que queda descartado. Podría irme de juerga, pero supone todavía mucho más daño. Realmente, puedo hacer lo que me de la gana, pero parece que voy a optar por sustituir viejos vicios por nuevos. Vicios de leer hasta tarde, tomar notas etc. Ya saben, vida de estudiante y esas cosas. Acojona sólo de pensarlo en frío. Con lo que me gusta a mi salir de juerga y ser una bon vivant, parece que doy el primer paso para dejar esas costumbres. No es un paso que se dé fácilmente, y casi podría decirse que las circunstancias que yo misma he creado fuerzan a ello. Sorprendente, cómo alguien se puede traicionar a si mismo...
La impresión que tengo en estos momentos es de que yo misma me he jugado una mala pasada. Me he zancadilleado miserablemente, y veremos qué pasa, si gano yo o yo, porque esto queda siempre entre mi persona. Hace unas horas estaba agobiada, ahora simplemente ando perpleja. O las cosas han llegado a un punto en el que me han desbordado de tal forma que no sé encajarlas, o no me conozco a mi misma porque estoy cambiando. Y desde luego cambios ya ha habido. Siempre he sido una persona que tarda en hacer las cosas, sobre todo en contestar a los mails. Ahora en el día, sorpresa. Siempre he sido una persona aficionada al cine de impresión, ahora hay cosas que tienen prioridad. Siempre he sido... ¿pero qué soy?
El tiempo vuela, no sé en qué acabarán todas estas dudas existenciales, aunque a la larga lo averiguaré, claro. Pero la pregunta que realmente subyace detrás de todo esto es bastante más asombrosa. Cuando vine a hacer el máster, creía que venía para ampliar conocimientos, pensando en un futuro trabajo. Además de poner tierra por medio con algunas cosas que realmente me estaban matando. Ahora dudo... ¿estaba haciendo eso, o simplemente huyendo de mi misma? El tiempo lo dirá, y a la velocidad que se me está pasando, sabré la respuesta en breve.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Agobios

Hale, son las 03:30 am, no puedo dormir, y ando leyendo como una histérica. Me está entrado complejo de subnormal profunda, cuanto más leo más dudas, más preguntas y más tengo que leer. Vamos, cabeza hueca total, que si me dan un golpe resuena más que una campana de bronce pulido.
Hablaba por teléfono hace unas horas con un amigo (de 22:00 a 23:00, no me gusta molestar), y según le iba contando lo que tengo pendiente, el tío se meaba de risa. Al final, un poco mosqueada, le pregunto qué le hace tanta gracia. Y me ha dicho que tal y como estaba hablando, lo que le contaba etc le recordaba a Scrat. Para los que no sepan quien es el personaje:
Creo que la imagen habla por si sola. La bellota no sé si es mi cerebro, que lo busco y lo intento conservar. Aunque podría ser que simplemente sea igual de metepatas que la ardilla. La comparación es graciosa, hasta yo me he reído. Pero sí que es verdad que me empiezo a sentir un poco como Scrat. Y creo que a cada día que pasa me parezco más a él en la expresión.
No sé muy bien qué hacer para lidiar con mis agobios. Tampoco voy a pormenorizar por aquí todo lo que llevo leído, y mucho menos lo que me queda por leer/hacer. No es interesante, y es demasiado largo. Pero nunca hubiera pensado que hacer un Máster me fuera a dar tanto curro. Recuerdo ahora que me decían las amigas que a ver si pillaba con algún tío que mereciera la pena. Je, pues como no me ligue a un bibliotecario o al camarero que me da de comer en la cafetería, chungo pastel. De hecho, creo que hasta tendría problemas de poder hacer uso de un vibrador si lo tuviera, por falta de tiempo. Como para meterme en el manejo y comprensión de hombres... Eso queda en la bandeja mental de "desparrame", bandeja en donde quedan todos mis planes locos, aquellos a los que les dedicaré tiempo cuando lo tenga.
Y también recuerdo que le decía a un amigo hace un mes, que mal tenían que ponérseme las cosas con el Máster si no me quedaba tiempo para componer música. Bueno, pues no queda tiempo. Hombre, podría no haber visto hoy "El vuelo de los dragones", peli de dibujos animados de 90 minutos, y no haber hablado tanto con la familia por teléfono. Claro que también podría volverme loca si no hago paradas. Queda pendiente después de hablar con la family hacer algunas cosas, entre ellas enseñarle el puto golpe de arco chopped a mi tío, que ya me resulta muy triste que no sepa hacerlo. Aunque palme en el intento, pero que lo vea y lo repita conmigo, por lo menos en las formas más simples. Y terminar la pieza que me pidió. Y ampliar sus conocimientos de improvisación, que por lo que me ha dicho, están bastante estancadillos.
¿Saben qué es lo más triste de toda esta historia? Que no enseño violín, que en mis vacaciones (si las tengo, porque todavía no he empezado con la tesis, próximo caballo de batalla al que le oigo galopar desbocado la semana que vien... digo, ya) me quiero volver a EE.UU.  a estudiar violín en los cursos intensivos de una semanita que tanto me gustan, y que esto del Máster me está gustando tanto que me planteo seriamente la tesis doctoral. Eso indica varias cosas: masoquismo de un grado bastante alarmante, pésima relación con la sociedad a la que evito refugiándome en libros, y chifladura generalizada. Necesito un bar, un gin-tonic de Magellan/tree fever (si, justo eso, no me dejen comentarios sobre mi esnobismo que no estoy para bromas), samba, y que nadie me dé el coñazo al día siguiente. Y no, no me hace falta un tío. No tengo ganas de proposiciones interesantes que me obliguen a pensar dónde están los condones en el bolso, y a mirarle el aparato con lupa para descartar ladillas y enfermedades venéreas. ¿Saben cual es el plan ideal? Escapada a un balneario que me conozco, sencillito, con buenas masajistas, y bar de cócteles  según se sale. Ficho el viernes a la noche, salgo el domingo a la tarde... Je, ya tengo solución a mis desequilibrios. Ahora a ver a quien atraco para tener pasta para aplicarla solución.