domingo, 29 de agosto de 2010

Aquí ando, después de un día de avalancha de ideas, de trabajo hasta decir basta, y de una noche en brazos de Morfeo bien merecida.

Lo primero que uno descubre es que hay que organizarse en tiempos a lo largo del día. Aunque todavía sea incapaz de levantarme a las 8 de la mañana, hay que destinar tiempos a las cosas, o te quedas todo el día haciendo lo que te gusta.

Lo segundo que uno descubre es que como te venga un día de ideas creativas, todas buenas, más te vale anotarlas en una libreta, porque a mi se me olvidan de un día para otro, y no intentar llevarlas todas a la práctica a la vez. Es como parar las balas que te dispara una ametralladora... Mira macho, cómprate un chaleco antibalas, y reza para que no disparen a las rodillas.

Lo tercero es que hay que coger la inercia, el hábito. Es como fumar, pero en sano. Si asocias levantarse y revisar mail mientras desayunas, todo va bien. Al final lo haces por inercia y evitas que se te acumule publicidad. Si un día no lo haces porque has ido a desayunar con amigos a una cafetería, no pasa nada, ya lo harás. Pero sabes que no hay tanto follón.

Y lo último que aprendes es a no agobiarte con los tiempos. Yo no limpio en un día. Necesito varios para dejar las cosas bien y recordar dónde las he puesto, y luego mantener. Yo no hago dieta en un día, necesito varios para perder 20 kilos, y luego habrá que mantener. Yo no aprendo una técnica difícil del violín en un día, necesito tres, y luego habrá que mantener...
Ese mantener es lo que me asusta de momento.

Por último, a ver cómo hago el resto de propuestas que tengo en mi cabeza. Eso si, o me centro o me vuelvo loca. No más de tres cuatro proyectos a la vez. El primer fallo ha sido querer cambiarlo todo. Y el segundo intentarlo. :-) Ahora ya más calmada haré como Jack el Destripador, ir por partes...

miércoles, 25 de agosto de 2010

Aquí sigo, haciendo cosas, y ahora dándole a la introspección. Creo que he abierto demasiados frentes como para sentirme a gusto y poder llevarlos a buen término todos a la vez. Al menos en los tiempos que tengo pensados.
Cuando tenemos muchos frentes de batalla abiertos la tendencia es a taponar el que más guerra da, y pasar al siguiente. Con eso no consigo eliminar un problema, sino tener en estado candente todos. Y además de forma consciente. Hoy en mi prisa por ordenar todo mi armario ropero, y pensando que todavía tengo que ordenar cosméticos y chorradas, además del despachito donde trabajo y estudio, lo único que he hecho en lineas generales es organizar pequeñas parcelas de caos en cajones. Sé que mi ropa está en lineas generales toda ubicada en los cajones, bien doblada, y con algunos vagos criterios lógicos, pero no me veo capaz de recordarlos, porque he tenido que hacer muchas excepciones. Cuestiones de espacio, y prisa por acabar para acometer la siguiente tarea de la lista. Si lo dejo como está, probablemente en menos de 3 meses vuelva a tener el frente abierto.
Este problema insisto en recordarme que viene por una mala distribución del tiempo, en el que he de incidir de una vez por todas. Por ejemplo, mañana no podré volver a dedicarme a la organización: por la mañana tengo papeleo que deberé aprovechar para hacer diversas tareas pendientes, y por la tarde reunión de amigos que si bien no es inesquivable, tampoco estaría bien no asistir. Así que hoy quería adelantar tiempo. Debido a eso, otra vez sin tocar el violín, y con el frente de organización simplemente apuntalado para que aguante un par de embestidas. Pero a la tercera se me cae.
Es gracioso, pero es raro que una persona sólo tenga que modificar un pequeño hábito de su vida. Ponerse a dieta no suele significar comer menos en la mayoría de los casos, como dejar de fumar tampoco suele significar dejar de comprar cigarrillos. Generalmente ponerse a dieta significa aprender a comer, a cocinar y a controlar las salidas. Y dejar de fumar significa no sólo no arrimarse el cigarro encendido a la boca, sino también aprender a estar uno mismo sin nada en las manos ni en la boca, y dejar de hacer asociaciones placer X + tabaco> placer X// ansiedad + tabaco< ansiedad.
Se dice que no hay dos sin tres, generalmente pensando en la mala suerte. No creo en la mala suerte, de la misma forma que no creo en un Dios que nos mira con lupa y nos dice qué hacer. Creo en el buen hacer y en la racionalidad. Cuando las personas hacen lo que deben hacer, siempre pensando en la forma correcta de ejecutarlo, no hay mala suerte. Podrá haber desgracias, a todos se nos mueren familiares queridos. Pero eso no es mala suerte, es ley de vida. Lo único que hay que hacer es seguir adelante, asumir como vienen las cosas y obrar en consecuencia como mejor se sepa y se pueda.
TAREA PARA MAÑANA SI ME QUEDA TIEMPO Y SI NO PASADO A PRIMERA HORA: Arreglar ese frente apuntalado. No dejarlo pasar y esperar a que en cuanto abra un cajón el caos salte de forma reptante para infectar todas las habitaciones.

martes, 24 de agosto de 2010

Un catarro me ha dejado fuera de combate casi dos días. He empezado a ser persona hoy a la tarde, cuando he podido reincorporarme a todo con cierta normalidad. Eso si, decir que aunque la dieta se fue al garete durante unas 24 horas, no ha pasado nada.
¿Nunca les ha pasado hacerse buenos propósitos y ver cómo precisamente algo inesperado trastoca todos los buenos planes? Te pones a dieta, y te invitan a una comida de empresa ineludible (o boda). Te planteas dejar de fumar y beber y te invitan a una fiesta en una discoteca. Te planteas cuidarte y darte un masaje anticelulítico todas las noches, y ¡zas! Trabajo nocturno a patadas (sea porque vas a turnos, o porque te lo tienes que llevar a casa)... Parece que hubiera una especie de diablo cósmico medidor de buenas voluntades y voluntades férreas. Me explico: yo hago un ejercicio mental de enmienda personal, que se traduce en una determinación de mejorar algo que va mal. O sea, dejar de fumar, beber, trasnochar, limpiarme los dientes 3 veces al día o simplemente no rascarme en público.
Vale. La decisión está tomada, y la persona es consciente de que es una mejora sustancial en su vida etc. Cuando lleva poco tiempo con el propósito, resulta que le viene encima de forma inesquivable un acontecimiento que va diametralmente en contra de lo que se ha propuesto. O sea, una fiesta nocturna, pierde el cepillo de dientes o no encuentra bote de pasta pequeño para el bolso o simplemente le viene un sarpullido brutal. El caso es que su determinación se encuentra frente a un obstáculo que nunca antes ha tenido que superar.
Y sólo hay dos posibilidades: o cedes a la tentación, y caes en las garras de tu sempiterno pecado y de ese diablillo cósmico que te atrapa porque demuestra que tenías sólo buena voluntad, o sales reforzado del dilema, porque no sucumbes a la tentación (Mmm... y lo que te apetecería tomarte un copazo y fumarte un cigarrillo mientras bailas y miras el reloj para no pasarte de la hora, controlando que la mano derecha no salga disparada a la entrepierna, que justo te está picando un montón). Pero no caes. El diablillo se queda con un palmo de narices y tu a medias exhausto por el esfuerzo, a medias orgulloso.

Esa sensación la he tenido yo estos días con el dichoso catarro. Creo que era la única forma de pararme en tanto cambio que quiero meter, y el diablillo cósmico se ha visto obligado a pararme en seco. Tenía que chafarme el régimen, las ganas de limpiar, las intenciones de controlar el tabaco, y las ideas que se van aclarando. Vamos a ver si un catarro la tumba, y la obliga a abandonar planes de higienización local y mental, y además manda a paseo la dieta de una vez por todas.
Pues no. He controlado lo que hacía, sin pasarme y no pienso ceder ante un contratiempo. Esta vez no. Si cedo, tengo que mandar a paseo la dieta, porque para saltármela hoy, este finde y el que viene, ya la dejo para dentro de 15 días. Si no me pongo a ordenar, ya lo dejo de lado, porque enseguida me tocará ir a currar. Si no me organizo en horarios y cuentas, pues ya lo haré cuando tenga más tiempo...

Así que primera cuestión que todos sabemos pero en la que todos caemos: cuidado con tropezar en la primera piedra del camino. Luego habrá más, claro que si. Pero esa primera piedra es decisiva. Es la que marca la diferencia entre un camino y su ausencia.

domingo, 22 de agosto de 2010

SEGUIMOS ACLARANDO IDEAS

Allá vamos hoy. Me he levantado relativamente pronto, hacia las 09:00. Eso si, tengo un catarro brutal, que me ha tenido toda la noche en vela, leyendo una revista y dos libros. Y puedo dar gracias que anoche antes de acostarme me dió por organizar mis posesiones de la cocina, al menos una parte. Pero he pasado toda la mañana moqueando, atontada, con falta de equilibrio...
En fin, una ducha caliente me ha ayudado a despejarme un poco, y he empezado la dichosa dieta que me mandó el médico. Sin agobios, y sin ponerse maniática con las medidas, pero sí al menos seguir lo que pone en el papel. No recuerdo cuando tenía que volver, pero sé que era a comienzos de septiembre. Así que una de mis misiones es encontrar el puñetero papel y aclararme con la fecha. Vamos, realmente hoy como tareas autoimpuestas para empezar a tener un poco más de organización tengo lo siguiente:
1. Aclararme con médicos, paro y demás fechas que tengo que respetar.
2. Continuar la limpieza de enseres de cocina, ya que he empezado por ahí.
3. Tocar el violín.
4. Comenzar mi plan de ahorro de pasta, que no quiero que me vengan vacas flacas.

En este último punto tengo algunas ideas bastante definidas ya, que cuando las he seguido han funcionado, más algún que otro aporte que me han sugerido. Paso a detallar a continuación, porque no es plan decir que uno se va a organizar y ya está. Como medidas de ahorro, aparte de no salir ni de tiendas ni de bares ni de restaurantes, voy a plantearme lo siguiente. Una pequeña hoja de cálculo en la que meto los gastos habituales (facturas casa, gastos seguro médico, y otros gastos similares) para saber qué pasta real dispongo, y no sólo la que cobro. Una vez con la pasta real delante de mis ojos, plantearme ahorrar el máximo posible durante unos meses. Dejar una cantidad aparte en otra cuenta o algo así, para no tocarla a no ser que sea estrictamente necesario. Por otra parte, me han sugerido que las moneditas, al finalizar el día vayan a una hucha. Al día siguiente controlas mucho más el gasto, y encima a fin de mes tienes bastante pasta acumulada. Lo haré pero con doble variante: las monedas rojas en una hucha, y las otras a otra. Que con las rojas parece que tienes un dineral con un bote lleno, y luego cuando las cuentas resulta que son cinco euros de mierda. Así que cogeré mi cerdito, lo colocaré en la entrada del cuarto, y a empezar. No salgo mucho, pero sólo en ir a por el pan y cuatro cosillas más creo que se puede sacar algo...
Y eso de momento, que para como tengo la cabeza con el catarro, me parece suficiente tarea para un día. Mañana más y mejor.

sábado, 21 de agosto de 2010

¿Y AHORA QUÉ HAGO?

¿Nunca se han sentido con la sensación de que no hacen nada productivo? ¿De que la vida es un castillo de naipes edificado encima de un molino de viento? Pues más o menos es lo que me pasa últimamente. Me despierto a medias con sueños imposibles, a medias enfadada porque nada me funciona. Y hoy he estado haciendo algo de balance. No todo era negativo, claro. Siempre hay algún motivo para sonreir, aun cuando se lleve una vida de perros, que no es mi caso. Pero eso no es suficiente. Quiero más

¿Recuerdan las divertidas promesas de año nuevo? Esas que se cumplen una semana... o como la de fumar, de 00:00 a 01:00, el tiempo necesario para dejar a la family y reunirte con los amigos en un bar, y descubrir que hay cosas que son muy fuertes, y necesitan algo más que buena voluntad momentánea. Bueno, pues ya estoy harta de pelearme conmigo misma, y de lamentarme por todas las cosas que no he hecho, o que he hecho pero luego he perdido por desidiosa compulsiva, vaga irredenta y niñata mimada.

Así que hoy he empezado a hacer catálogo de todas esas pequeñas manías que tengo, y de esos defectillos que evito mirar a diario para no volverme loca, y he decidido que ya va siendo hora de tomármelo en serio, y corregirlo de una vez, o dejar que me dominen para siempre y hundirme en ese pozo abisal de estupidez y desprecio que tanto temo. Así que, aun sabiendo que mucha gente me verá superficial porque mi mayor problema no es la cena ni la hipoteca, voy a listar todas esas pequeñas cosas que me tienen loca ya, y poco a poco proponerme modificarlas. Nada de conceptos abstractos, tipo "vaguear", "falta de voluntad"... Contra eso no tengo armas, salvo la buena voluntad, otro concepto abstracto que conozco pero no sé aplicar. Soy algo más primaria. Si fuera policía lucharía no contra el crimen, sino contra ese miserable cerdo que está pegando a esa tía. Así que vamos a los hechos, listarlos hoy. Luego iré planteando planes de acción, o lo que proceda. Primero, saber cual es el enemigo.

1. Dieta ya. En los últimos años he perdido y engordado aproximadamente 100 kilos sin ningún control. Engordo y adelgazo como un globo, y tengo un armario ropero con tallas desde la 42 hasta la 56. ¿Cómo se puede estar mentalmente equilibrado así?

2. Cuidarse. ¿Como hace la gente para acordarse de meditar todas las noches, de desmaquillarse, o de hacerse la manicura? La verdad, soy un desastre que no usa maquillaje por no tener que desmaquillarse (y de paso no tener que aprender a maquillarse para el día a día) no hace ejercicio porque siempre se le olvida, y vive feliz, regodeándose en su carencia de espejos. Tal vez sea un comentario divertido, pero creo que va siendo hora de quererse un poco más, y disciplinarse un poco. Cuidado, que voy a dejar e ser la mujer-grano-en-la-cara para... al menos ser la mujer-normalita. Y peinada, a ver si adquiero ese hábito... Sigo con el mismo peine de hace 20 años, claro. Y está nuevecito...

3. O lo escribo o reviento. Cuando escribo y hablo, hago gala muchas veces de tacos variopintos... La verdad, lo detesto. Hace ya algunos meses que tengo serias dudas de ser capaz de escribir o hablar sin soltar una palabrota. Así que a por ello...

4. Madrugar. Adoro quedarme remoloneando en la cama. No sé como la gente es capaz de levantarse pronto para ir a correr, pero tendré que averiguarlo de alguna manera.

5. Cambiar el caos por el orden. Lo de mi desorden es legendario, pero creo que a va siendo hora de que limpie todo. Por higiene (física y mental) y por simplificar mi vida de alguna manera. Menudo caos que tengo a mi alrededor...

6. Ser capaz de organizarme diariamente, y no dejar que las cosas "fluyan" a mi alrededor, hasta que de tanto fluir me ahogo y quiero mandar todo a freir espárragos....

7. Sin menospreciar a nadie, pero necesito un cambio de ambiente. Necesito conocer a gente que tenga ganas de ir a dar un paseo a la playa o ir a un concierto sin que implique el paseo tostarse, y el concierto mamarse.

8. Yo y la música. Tocar todos los días sin excusas, y empezar a hacerlo de vez en cuando en público, algo serio. Ya vale de jugar a la tímida cagada. O me lo demuestro a mi misma, o mando todo a paseo y me vuelvo a mi viejo empleo de segurata, pero estas tonterías de mieditis aguda tienen que terminar ya.

De momento creo que es un listado majo, con enemigos bastante tangibles. Primera misión, madrugar. Veremos si lo hago o me vuelvo a quedar remoloneando en la cama...