martes, 1 de mayo de 2012

Gritos

Veamos la situación desde mi punto de vista, porque no tengo otros. Pero antes de nada, decir que siempre digo lo que pienso, sea para bien o para mal. Siempre lo he hecho, y no sé quedarme callada. Que nadie lo confunda con sinceridad descarnada (a veces puede serlo), sino con exponer mi punto de vista. No suelo hablar gratuitamente, si digo algo es porque tengo pruebas de lo que digo, o bien tengo argumentos para defenderlo.
Bien, trabajo de grupo ayer. Se plantea un caso que hay que solucionar, da igual la materia. De repente digo que el planteamiento me parece incorrecto. Si va a haber un juez por medio, creo que no va a autorizar lo que dicen mis compañeras. Una de ellas me había llamado la noche anterior para saber mi opinión, y le dije que tranquila, que de entrada pensaba como ella, pero que ya se vería. Total, que con el análisis de la mañana, veía que no era correcto. Se lo intento explicar. Mirada de reproche, alucinada, y su argumento final: me estás gritando.
Cierro el pico, le doy la razón en todo. Quedo en mandar un mail al profesor para solucionar algunas dudas, entre las que cuelo dignamente la mía. Les envío el mail por si quieren añadir algo, corregir algo... Sin respuesta. Mando el mail al profesor. Recibo la respuesta, que confirma lo que yo había expuesto esa mañana. Según lo recibo (20:15) lo re-envío (20:21). Y me siento a esperar.
Me veo un capítulo de Eureka, la peli de idiocracia... Y a las 23:32 recibo mail de la compañera que me acusa de gritar: Estas despierta??????
Hasta hoy. No contesté, ni lo voy a hacer. Sé lo que me dirá: que el ejercicio le parece una castaña bla, bla, bla...
- Bien. Es tu opinión, me parece bien.
- ¿Qué hacemos?
- No sé. Lo que tenía que decir, ya lo dije.
De la otra chica del grupo, a la que miré buscando apoyo, no sé nada. Lo mismo se han llamado entre ellas y prescinden de mi. Bueno, es una posibilidad. Me la sopla. A fin de cuentas, yo voy de oyente, que es lo cachondo del tema.
No quiero parecer insensible, pero chorradas de vieja que se pasa de listilla las justas. La señora en cuestión tiene 46 años, y a esas edades hay que plantearse que lo que te dicen puede estar fundado en algo, y que los gritos, si es que los hay, no indican más que nerviosismo, y eso si llega en una persona que siempre le tienes que decir que hable más bajito. Y sobre todo, si tu argumento para desbancarme es que chillo, cojonudo. Ya me quedo callada. Como una muerta, vamos.
Y no se lo pierdan, porque es la que mejor nota está teniendo en el máster. Me alegro por ella, pero el "primo" yo ya lo he hecho sobradamente. Ahora que se apañe. Y la otra chica, que aprenda a ejercer su derecho a opinar. Pero que se vayan a tocar los cojones a otra parte.

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