viernes, 3 de febrero de 2012

Sin título, porque no se puede.

¡Madre qué cabreo! Ni puedo poner un título (indignada, iba a ser, pero lo mismo se me toma por una perroflauta subnormal) ni deja la estupidez circundante margen de maniobra.
Contra todo pronóstico, la gente que me conoce dice que soy alguien amable, divertida y con mucho sentido del humor. En fin, supongo que serán coincidencias, y que nadie puede tomarse en serio a alguien tan quejica.
Bien, pues hoy parece que la gente se ha dedicado desde buena hora a tocarme la moral. Que sí, que ya sé que vuelvo a estar sin tabaco, y puede hacerme estar más irritable. Ya lo sé. Pero no es sólo la ausencia del tabaco. Estoy hasta la coronilla de mensajes bienintencionados. Gente que empieza a tomarse demasiadas preocupaciones por mi, vamos.
El otro día, alguien me vió bebiendo un red bull. No suelo tomar mucho semejantes mierdas, pero he de reconocer que cuando estuve en seguridad, en turnos de noche, iba bastante bien. Sobre todo en verano. En invierno iba bien un café. Bueno, pues con mis agobios, y noches en blanco, al ir a hacer compras, decidí comprarme un red bull, para poder aguantar el día. Si a las 12:00 del mediodía estás que te caes y tienes tango hasta las 00:00, más te vale prevenir.
Bien, mensaje en mi mail advirtiéndome de que el red bull provoca todos los males del universo. Casi parece mejor alternativa pillar sida que beber un red bull. Es decir, pillar sida, fumar como un carretero, beber como un cosaco, e inyectarse heroína son actividades mucho más sanas que tomarse un red bull, a juzgar por las memeces que se leen.Y empiezo a estar hasta el gorro de esos mensajes anónimos que esparcen mierda sin o con fundamento.
Primero, porque al ser ppt anónimos, no sé hasta que punto creerlos. O sí se, no me los creo, pero el resto de la gente no termina de entender eso.
Segundo, porque suelen estar plagados de memeces mezcladas con algunos datos serios, con lo que confunden.
Tercero, porque generan una alarma social de la leche, y no me dejan beber un red bull un día puntual sin tener consecuencias de coñazos.
Cuarto, porque aun dando por hecho de que sea nocivo, queda a mi libre albedrío con qué me voy a suicidar. Los paternalismos me molestan. Me gusta beber, fumar, follar, comer... Y no necesito a nadie que me diga si es bueno o malo. Y que no me vengan hablando del gasto generado. Porque los beneficios obtenidos por los impuestos son brutales, y también generan gastos sanitarios los consumidores de comida basura, alcohólicos etc.
Creo que no hace falta seguir diciendo cosas. Lo que hace falta es que la gente entre en razón, y de la misma manera que si yo digo que tengo un amigo venusiano que me visita se ríen de mi; algo parecido debiera hacerse con todas estas chorradas.

7 comentarios:

  1. ¿Pero no dices que ha sido un anónimo?
    Coño, ¿desde cuando haces caso a anónimos hasta ponerte así?

    Me aturullas.

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  2. Yo no hago nunca. Me pongo así por la gente idiota que hace caso. Y mira que en casa les tengo que dicho que anónimos tirar a la basura...Nada. Siempre se lo creen todo. Y luego les vienes con un policía/médico/notario dando fe de algo, y ése está a sueldo de intereses... El mar de fondo es que, por mucho que yo no creo en anónimos, no creo en algo que no me demuestren empíricamente, etc. siempre hay subnormales que insisten en darme la tabarra. Y cuando es mi madre, ya me pongo de muy mala leche.

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    1. Comprendo. Alguien cercano a ti ha hecho caso a algo publicado por un anónimo y te da la tabarra con el Red Bull.

      ¡Venga, devuélvele la pelota! Dile que el yogurt que toma (por ejemplo), has leído que tiene un componente cancerigeno... ¡juas juas!

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  3. No des ideas... Me da rabia, porque hay gente que se mata a estudiar estas cosas, y a esos ni caso. De medicina, la vecina... Y así nos va.

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    1. Oye, pues puedo decirte algo que es verdad, comprobado por mí misma.

      Las patatas fritas ligth. Coge una y préndele fuego con el mechero o una cerilla, verás que arde con llama verde. ¡Uf!
      Cancerigeno 100%

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  4. ¡JA, JA, JA! No son cancerígenas, pero acojona, ¿eh? Es porque tienen cloruro de cobre en la composición, Leona. El color del fuego varía según lo que quemas. Generalmente vemos llamas amarillas en la comida porque llevan cloruro de sodio.. O sea, sal. Resumiendo mucho. El color de la llama me sirve de pista para saber qué se puede estar quemando, pero no para saber si es cancerígeno o no. :-)
    Este tipo de cosas debieran enseñar en el cole, que son divertidas (vamos a quemar una patata), te pueden pasar en casa (¿qué hacer si se te quema la comida? ¿por qué se queman las cosas?) y explicaciones de las variantes del experimento (llamas rojas, amarillas, azules, verdes, lilas... ¿por qué? ). Pero claro, te dicen que es peligroso, que puede haber accidentes, y mejor están en un aula sentados aguantando rollos. A mi estas cosas me las hacía un tío, que al final no estudió carrera, pero sabía un huevo de ciencias. Y luego las comprobé yo misma, mediante el sano proceso de prender fuego a todo: plástico, cocina, cazos, resinas, barnices... Yo+mechero/cerilla/sílex/madera=accidente.
    ¿Llamas verdes? Hay algo de cobre que estoy quemando. :-P

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    1. No te niego que sea muy edificante hacer pruebas, a mí también me gusta de vez en cuando, pero la verdad, después de ver arder como una vela a una patata de esas cuyo aspecto no tiene nada de patata, pues como que no me apetece comerla. ¡Puaj!

      Y a todo esto, si la llama verde es porque se quema cobre... ¡Horror!

      Una anécdota. Mis tíos le regalaron a mi primo -14 años menos que yo- un juego de Quimicefa en su cumpleaños.
      Preocupada, les dije a mis tíos que la edad del niño era muchísimo inferior a la recomendada, que el juego no era apto para él.

      Ni caso, tonterías. Al día siguiente me encontré a mi tío pintando el techo de la habitación del niño... ¡juas juas juas!

      Pues menos mal que a él no le pasó nada, porque hizo un experimento a lo loco y explotó dejando el dormitorio como si hubiera pasado una guerra.

      Aún no sé como se libró porque la habitación daba miedo.

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