martes, 28 de mayo de 2013

Unas breves letras de apunte...

Creo que llevo unos días algo movidillos, y lo he reflejado en una entrada anterior. Desde luego, siempre vienen bien, puesto que si no te caes en la monotonía de la depresión por falta de trabajo y de oportunidades. Vamos, que me han ayudado a despertar.
Pero quería dejar constancia de un comentario de aviso (madres... como ellas, ninguna) que me han dejado caer. He presentado mi CV a mil sitios. Es posible que de dos me den señales de vida. En uno por preparación, y con posibilidades de cierto reconocimiento profesional; en el otro porque ya trabajé allí, y la persona a la que sustituí quedó satisfecha, aunque sin posibilidades de ascensos, y con poco reconocimiento. Ninguno de ambos trabajos es malo, simplemente expongo que tienen pros y contras.
Pregunta de mi madre: ¿Y si te llaman de los dos a la vez, qué piensas hacer?
Respuesta: Coger los dos. Odio estar en el paro, ambos trabajos afectan a dos ámbitos de mi vida que adoro (música y arqueología), y no me importa no descansar. Para eso están los cementerios. Sabes que he tenido hasta tres o cuatro trabajos a la vez, y que los hacía sin problemas.  No pienso dejar escapar ninguna posibilidad.

Mi madre ha seguido a lo suyo, callada y con cara de preocupación. Y mientras cocinaba (las dos estábamos cocinando) he recordado mi temporada con más trabajos: estaba de profesora de violín a media jornada, de investigadora de historia, de segurata a jornada completa y de árbitro los fines de semana. Dormía unas 4 horas seguidas, y luego echaba cabezadas cuando podía (un alumno que faltaba, en la rehabilitación si el dolor me lo permitía...). Los fines de semana se convirtieron en un extraño momento donde regulaba el tráfico, arbitraba campeonatos, y preparaba clases, además de centrar mi atención en cuestiones de historia contemporánea. Las semanas pasaban en un suspiro. Para cuando había terminado el informe de mi servicio, tenía que cambiarme de ropa (y zapatos, que pegaba mucho el cante) y salir zingando a dar clases. Cambiar el chip mental etc. Suena a masoca, pero era delicioso. Estar parada en casa me mata.

¿Y ahora podría hacer lo mismo? He notado que mi físico no aguanta 4 días de juerga como antes. Y ya entonces noté algunos cambios de carácter que fueron exagerados, incluso compañeros de seguridad me dieron un toque de atención por irascible cuando ellos fallaban. Digamos que hay una vocecilla que hoy me dice que lo podría hacer perfectamente, e incluso mejor, porque ya sé los problemas a los que tengo que hacer frente: Cambios de humor bruscos, incapacidad de admitir errores de otros compañeros de trabajo, falta de vida social (o vida social en modo rápido), pérdida de peso a toda velocidad y cierta esquizofrenia a la hora de abordar los problemas.
Y sin embargo... He estado cuatro días de juerga en Madrid. Y he venido destrozada, según he podido comprobar en el gimnasio. Un rendimiento que era un 30% menor. Obviamente no es lo mismo beberse todas las copas del mundo y estar de jamadas continuas que estar trabajando y no tener tiempo de comer (lo de beber ya queda eliminado por lógica)... Hay algunas personas que me hacen notar que ya no tengo 20 años... ¡Como si los 4 trabajos los hubiera tenido con 20 años! Fue con 30... Y sin embargo la cara de mi madre y los comentarios me han hecho pensar. Dejo el post como nota mental. No debo olvidarme de mi tendencia a volverme una bruja en el curro cuando alguien no cumple y estoy cansada. Y tener en cuenta los tiempos. Haciendo todo aquello duré casi dos meses. ¿Podría ahora funcionar al 150% el mismo tiempo o no?

Al final no me llamarán ni para limpiar letrinas, pero nunca hay que perder de vista lo que pueda pasar. Y, ante todo, tengo que aprender a controlarme con la bebida y la comida. Luego no puedo levantar ni media pesa, no digamos hacer cardio en condiciones.

2 comentarios:

  1. He tardado en venir y ya sabes por què, ¡uf!
    Lo he leído todo aunque no haya dejado comentarios abajo.

    Ciertamente, escribir ayuda mucho para reflexionar y tener un blog es una buena terapia. ¡Y gratis! ;D

    ¡Uf!, eso de pasarte meses sin trabajo y que al final te llamen de más de uno, lo conozco bien por desgracia.
    Yo también los aceptaba todos, con el resultado de no dormir. Era joven, claro, pero pasa factura. Inexorablemente soñaba, las pocas horas que dormía, con que estaba trabajando. Vamos, que paso a paso con todo detalle, todo lo que tenía que hacer, así que no descansaba ni a tiros. Un horror.

    Te aconsejo tener cuidado porque los años no pasan en balde. He aquí una anécdota: después de mucho tiempo sin ir al chalet familiar, llegamos, mi madre me pide que le lleve el cubo de fregar, el cual estaba en un rincón, fuera de la terraza. Yo, la mar de chula, hice lo de siempre, lánzarme sobre la valla, basculando encima para agarrar el cubo al otro lado y... ¡joder! de poco no me rompo las costillas, ¡qué daño! Vamos, que yo me consideraba ágil como siempre, pero resultó que no, que mi cuerpo dijo "¡una mierda!".

    ResponderEliminar
  2. Tomo nota... Lo del gimnasio hasta me asustó, pero al día siguiente volvía a estar en perfecto estado. Así que creo que casi me he asustado yo más por las caras de duda. Pero creo que es conveniente tenerlo siempre escrito y a mano, para recordarlo. :-)

    ResponderEliminar