- Lo peor lo había pasado antes de las vacaciones, en casa, y sin cargar a nadie en sus ratos de ocio.
- Me he ido de vacaciones a un tipo de plan que no tenía mucho de nocturnidad y café que recuerdan al pitillo.
- La persona que me acompañaba tiene intención de dejarlo, pero se le hace duro incluso un día sin fumar. Eso significa que controlaba no molestar y que no me diera recaída.
En cualquier caso, creo que hay una cuestión de actitud que me está ayudando y creo que se debe compartir. No soy ni una nostálgica que necesita oler cigarrillos y ceniceros para compensar el mono, ni una histérica rencorosa que no soporta ahora que alguien diga que va a fumar. Tengo claro que soy una drogadicta que se tiene que curar, y eso es una cuestión personal. El tabaco seguirá ahí, y debo aprender a no hacerle caso, no a culpabilizarlo ni culpabilizar a los que quieren hacer uso de él. Creo que por eso no he cargado a mi amigo fumador, ni he sentido necesidad de fumar en todos estos días. Por si a alguien le sirve de ayuda, ahí queda la reflexión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario