viernes, 29 de octubre de 2010

GIMME SHELTER!

Ya de vuelta de la capital, donde he podido cometer algún exceso (jo, me he fumado la tabacalera entera, qué bueno...) y dormir, y replantearme cosas... Vamos allá con diferentes conclusiones:

1. El tabaco está buenísimo, pero no se puede fumar a estos ritmos, o no es que me vaya a salir un cáncer de pulmón, es que tengo que morir necesariamente por intoxicación con monóxido de carbono. Así que he dejado de fumar a la vuelta. ¿Cuanto me durará? Ni idea, pero de momento he dejado de ponerme pitillos y puros en la boca, y menos aún encenderlos. Parece que va funcionando, y mientras funcione, genial. Al menos habré limpiado algo de nicotina, alquitrán...
2. Me he percatado de la cantidad de cosas que se hacen por compromiso, por educación, por no herir sensibilidades... Algo que ya me había comentado Leona en una entrada anterior. La verdad es que visto lo visto, llegó la hora de sacar el sable y cortar ya con todos estos vampiros emocionales por la mitad. Algunas personas no llegan a la categoría de vampiros emocionales, pero vamos, los menos. Por otra parte, he llegado a la conclusión de que la culpa es más mía que de ellos, por dejarles hacer.
3. Y añadir aquí que parte de lo que tenemos nos lo hemos buscado nosotros mismos a pulso y con ganas. Estoy hasta el gorro de aguantar a personajes agusanados que te dicen: "es que es lo que hay, en todos los sitios se cuecen habas, no se puede cambiar; y además si te enfrentas es peor". Eso son cobardes, gusanos del poder, y vagos cum laude. Y empiezo a estar hasta el gorro de tanto miedo que veo respirarse, y tanta hipocresía. "Yo les sigo la corriente, así me entero de lo que hay, no me hacen daño y encima a lo mejor me ayudan". Pues no señor, y es todavía Usted más mierda que el chorizo de turno. Al menos el chorizo sabe lo que hace y el por qué; y es comprensible. Vamos, beneficio personal sin más. El que dice lo anterior es un cobarde que se arrima al sol que más alumbra en ese momento porque no sabe ni lo que quiere, y ni siquiera tiene herramientas para buscarse beneficios; ni nobles ni in-nobles. Guerra a esos agusanados que son los más dañinos. A fin de cuentas, el malvado ya sabe lo que es y hasta puede cambiar, pero estos personajes son amorales y nunca cambian.

2 comentarios:

  1. ¡Perfecto! Lo que más detesto es la cobardía, es algo que no trago por mucho que existan defectos que puedan considerarse peores. Porque al fin y al cabo, todo lo malo que ocurre es porque existen cobardes que callan y permanecen marujeando sin más. Sin estos espécimenes viscosos, los sinvergüenzas no llegarían ni a la mitad de su camino.

    ¿Tabaco? ¡Calla, calla, que tengo una chimenea en la tráquea! Puffffffff...

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  2. ¡Ja, ja, ja! La verdad, mientras escribía, me estaba acordando de tí... Así es lo que nos ha tocado vivir hoy día... Un desastre impresionante.

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