sábado, 19 de febrero de 2011

LA SOLEDAD ES UNA ENTELEQUIA

Mmmm... Algo más centrada ya en mi casa, después de un examen odioso y chorra. Haciendo una recopilación musical de estándars, por si acaso tengo que pinchar en una boda (puede ser) o como ejercicio simplemente de selección de varias canciones. Ya se sabe, esta selección que se hace que con un poco de ojo vale para nochevieja, boda, despedidas de solteros, y prácticamente cualquier situación, sólo hay que ir pinchando las canciones. O darle al aleatorio y rezar para que no pinche todas las baladas seguidas. Estas cosas están bien, porque por ejemplo acabo de darme cuenta de que no tengo nada pasado a mp3 de Queen. ¡Qué error!
¿Y qué hay de novedad para que tenga que escribir, si últimamente ando más perdida y sin rumbo que de costumbre? Bueno, no siempre voy a ponerme trascendente, y me apetece una entrada gamberra en esta búsqueda de rumbo. Y es que no siempre voy a estar trascendente, que a mi la luna llena me deja muy atontada, y coincide que ayer había. Me quedé con las ganas de salir (¡Y qué ganas tenía, cielos!) pero hoy salgo aunque haya amenaza de bomba nuclear, invasión de zombis venidos del espacio exterior, y cataclismo de cualquier orden. Mucho no podré, ya que mañana tengo cosas que hacer, pero me es indiferente. Ya ayer andaba mal, me pasé toda la noche dando vueltas en la cama, y no por nervios del examen. Y hoy ya ando con ganas de irme de juerga, y eso que son sólo las 18:35. Cada día estaba más muermo y seta, pero se ve que mi parte de mujer-lobo acaba de despertar del letargo, y me dice lo que reza el título: la soledad es una entelequia. O dicho de otra manera, está solo el que quiere, puesto que no hay nada como el calor del amor en un bar. Bares, que lugares tan gratos para conversar, ¿eh?
¿Y esto como se llama en mi particular forma de buscar equilibrio? Bueno, digamos que es terapia, sales, desfasas, haces el burroliño nocturno, ligas (si es que se pone algo a tiro) y a una hora razonable, enfilas a casa. Soltar adrenalina o tensión. Y mañana a dedicarse a las opos, o a lo que toque. Que tocan muchas cosas.


- ¿No habías dicho que la juerga con moderación, que ya no estabas para perder tu tiempo miserablemente etc?

- Si. Y no considero una pérdida de tiempo salir un día de nocturnidad y alevosía. Mucho menos si lo pide el cuerpo. Rara vez me apetece salir últimamente. Suponía que era cuestión de edad, o simplemente de amuermamiento, o que estaba amargada porque no me aclaro. Pero hay momentos en los que queda claro todo, y como el gato que ha olisqueado la lata de sardinas abierta en la cocina, sabes lo que hay que hacer: esperar meneando el rabo a que todo el mundo salga de la cocina, una carrera rápida, con las orejas agachadas por cuestiones aerodinámicas y el rabo tieso indicando el camino de salida, un gran salto, morder la sardina, y salir de allí como alma que lleva el diablo antes de que entre alguien y te pille con las manos en la masa. Eso hace mi gato, y es absolutamente extrapolable a un pirata. Esperas a la nocturnidad tomando algo tranquilamente en un bar, con o sin compañía. En cuanto vez que la noche ha entrado, y que andan todos los individuos de tu catadura moral del momento fuera, abandonas el bar-nodriza para irte a la zona peligrosa, a buen paso. Una vez allí, en vez de coger sardinas bailas, bebes, fichas personal... Y finalmente, antes de que amanezca (o cuando proceda) y te desintegres ante la luz del sol, huyes por el camino anteriormente trazado. Vamos, hoy me lo merezco. Y no me para ni un muro de hormigón armado, ni nada.

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