viernes, 11 de febrero de 2011

ALUCINADA POR LA VIDA

Me hace gracia cuando la gente dice eso de "si Kafka levantase la cabeza..." Prefiero pensar que Kafka sigue descansando en paz, porque si levantara la cabeza simplemente pensaría que se ha levantado en una novela suya inacabada.
Debo haber hecho algo muy malo en otra vida, a juzgar por las cosas que me suceden de vez en cuando. Y supongo que debo dar gracias de que sólo sucedan de vez en cuando. Hoy mi sorpresa ha sido un fluir constante, y eso que me han quemado y arañado a lo largo del día, para que quedara constancia de que no era un sueño.
Mis sorpresas van de lo cotidiano a lo extraordinario. Lo cotidiano ha sucedido por la mañana: leyes absurdas que hay que conocer para una oposición; palabrería vacía de contenido, contenida en tinta. Sin más. Según me sumerjo más en las oposiciones, mejor llevo el proceso de asimilación de chorradas.
Noticias del periódico que te hacen pensar que alguien ha perdido la chaveta, y que no hay psiquiátricos suficientes para albergar a todos esos alguienes sueltos. Tal vez es que los cuerdos se han refugiado en esos centros, y nos venden la moto de que los sanos están fuera. O tal vez simplemente me creo un ser corriente, cuando soy una sombra de lo que debería ser. Ni idea. El caso es que leer las noticias con cierta frecuencia te anestesia bastante de las locuras mundanas, y últimamente he leído bastante como para poder ponerme una dosis de morfina intelectual y acallar eso que gritaba en la lejanía de mi cerebro. Yo lo llamaba sentido común, ahora creo que se llama paranoia.
Hasta aquí, tareas más o menos cotidianas para cualquier ser humano. En la consulta del médico, me he sorprendido al descubrir que soy un muermazo de tía, inadaptada social. El estupor ha durado hasta la primera quemadura en la cara. Es lo bueno que tienen los dermatólogos; si te queman, sientes el dolor. Ese bendito dolor me ha devuelto a la realidad del presente, haciéndome olvidar esas penas de vida social nula, y lo más grave, pocas ganas de iniciar nada por las diversas patadas recibidas a lo largo de 31 años. Me quedo con mi locura, que me consuela hasta cierto punto, que con el desasosiego inicial de rascar en la sociedad a ver si encuentro algo que sea mínimamente compatible con mi forma de ver las cosas. El desasosiego es sólo al comienzo, luego viene la frustración al no encontrar nada, la desesperación al ver pasar el tiempo, y finalmente la ira que te corroe por dentro. Gracias, ya estuve tres años en el paro y sin verdaderos amigos. Ya maté las penas con alcohol, y ya hice las burradas propias de la edad. Ahora la situación se repite, vuelvo a estar en el paro. Vuelvo a estar más o menos sola. Sólo que ya no me interesa fumarme la tabacalera y beberme el agua de los floreros; porque ya lo he hecho, no conduce a nada. Curioso, vuelvo a estar igual que con 25 años, pero con algo más de experiencia.
Tampoco tendría nada de extraordinario llegar a esta conclusión, al menos no es sorprendente. Hay mucha gente en el paro, quemados; gente con problemas de adaptación laboral y social. Nada nuevo bajo el sol.
Si las quemaduras del médico no hubieran sido suficientes para despertarme, el llevar al gato al veterianio y apoquinar la dolorosa sí me despierta. 75€ del ala, unos arañazos involuntarios del bicho, y mucho miedo. El pobre animal sabe que el veterinario no es un spa gatuno, sino más bien la antesala al infierno animal. El pobre bicho se me sube como si fuera un koala, se agarra a mi mediante el clavazo de uñas, y se deja poner pinchazos, termómetro... Los animales son muy expresivos, y el miedo lo expresan de maravilla. Me da pena, pero hay que hacerlo, es por su bien.
Después de eso, he corrido a mi clase de tai chi. Adoro el tai chi. Me relajo, me divierto, aprendo cosas, me estiro, suelto adrenalina... El problema es que después de una clase fantástica alguien me corte el momento de relajación. Y efectivamente, me lo han cortado. He oído lo que no esperaba oír nunca: que cambie un examen que tengo, necesario para opositar, para poder ir a un día de clase extraordinaria que dan.
En esos momentos, la cara es de imbécil total, y durante un fugaz microsegundo entiendes lo que se le pasa por la cabeza a un asesino en serie. ¿Cómo se va a arrepentir uno de causar daño a alguien a quien le importas exactamente una higa? Es decir, la persona sabe que tengo unas oposiciones. Que un día x tengo un examen, que o lo paso, o directamente me echan de la oposición. Ese día x coincide que hay un curso de tai chi durante toda la mañana. Como el examen tiene dos tandas, me sugiere que llame y pida que me cambien de la segunda a la primera para poder asistir a la segunda mitad del cursillo. Sé que dije que no diría tacos, pero esto sólo admite una expresión: con dos cojones bien colocados en el sitio.
En ese instante, la moral se evapora con la ira que corroe el cerebro. Por tu cabeza se cruzan diversas respuestas, a cada cual más salvaje, mientras balbuceas para ganar algo de tiempo, y poder elegir la más fina y más dañina. Menos mal que alguien toma la delantera, y le dice a la persona que no es interesante hacer el cambio porque no va a dar tiempo a llegar al curso. Obviamente no das ya la contestación que se había terminado de forjar en la cabeza, que venía a rezar algo como lo que sigue: "Mira guapa, tal vez tu disfrutes siendo una fracasada en tu profesión, teniendo tu trabajo pendiente de un hilo, e imaginándote dando clases de tai chi; pero a mi me gusta ganar pasta gansa, tener ganadas una oposiciones, y que se me reconozca como una profesional seria y responsable. Y eso se consigue trabajando duro y priorizando las cosas. Y obviamente, mi prioridad es presentarme a las oposiciones, echar toda la carne en el asador. Supongo que nadie podrá mirarme mal por eso, ni recriminarme que quiera trabajar de algo en esta vida. Y si alguien tiene algo que alegar, yo encantada voy a donde haya que ir, pero se me paga 2.800€ al mes a partir de ahora, que es lo que ganaría si saco las oposiciones." Al lorete con la edad de la persona que me hace la sugerencia: 45 tacos, y familiar de la menda.

Y es cuando llegas a casa, pinchas música para relajarte y analizas el día en frío cuando observas que tal vez no estés a la altura de grandes personas, pero que tampoco eres un gusano. Que la dignidad se consigue a base de ejercicio duro, y que la gente anda muy mal en ese aspecto en lineas generales, y en las particulares también. Y luego todos decimos lo mismo: "la LOGSE ha hecho estragos". La LOGSE ha hecho auténticos estragos, pero somos nosotros mismos que los hemos permitido, y fomentado. Y encima riéndonos de los "pringaos" que hablan de hacer las cosas bien, con ética y gusto. Alucinada por la vida ando. Pero mucho, muchísimo.


P.D.- Verificando un envío que me han hecho de EE.UU. he descubierto que el paquete tarda de EE.UU. a España un día. En España tardan 7 días en avisarme que ha llegado. Ya les he enviado la documentación que necesitan, y han tardado 4 días en decirme cuanto hay que apoquinar. Llevo 3 días esperando que pase controles aduaneros. Cuando lo decidan, veremos cuanto tardan en enviármelo de España a España. La próxima vez creo que ahorro tiempo, pasta y mala sangre si voy directamente a Barajas en persona a recogerlo. Insisto, la dignidad y el buen hacer llevan mucho currro, y es muy laborioso hacer las cosas bien, de forma elegante, con dignidad y con criterio. Cada día más difícil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario