lunes, 13 de junio de 2011

Malas hierbas...

Acabo de regresar de un paseo con una amiga. Bueno, más que un paseo ha sido tomar un té, y más que amiga es una conocida a estas alturas, pero para situarnos ya vale de explicaciones. Ando rumiando mi examen oral de italiano de mañana, que no lo veo nada claro. Y en general, ando como siempre, con la brújula averiada, dando vueltas...
El futuro se presenta incierto, veremos qué pasa. De momento sólo sé que debo pasta a tutiplé, a la suficiente gente como para empezar a preocuparme. No debería ser algo grave, pero puede agravarse. Menos mal que empiezo con conciertos y podré tener dinero antes de que termine el mes. No mucho, pero sí el necesario para tapar agujeros. Y el mes que viene no debería andar muy escasa de dinero, con lo que se acabarán mis quebraderos de cabeza.
Detesto tener incógnitas sobre el futuro de tipo ¿donde puñetas estaría ahora durmiendo si no es por la familia? ¿Y si la familia pasa por la misma mala racha que yo, a donde puñetas nos vamos?
Alguno me dirá que si no me hubiera tomado este fin de semana tres gin-tonics (a pagar cuando tenga pasta) no hubiera desequilibrado mi presupuesto. Y es verdad, pero claro, también podría haberme quedado toda la noche en blanco, y haber sufrido un ataque de ansiedad como el de anoche, que me hizo devorar un paquete de patatas fritas, un plátano y un bocata de queso con avidez como sobrecena. No sé muy bien qué hacer con estos pensamientos. Son como malas hierbas... Crecen, y no tengo lo necesario para acabar con ellos, como por ejemplo un trabajo. No tengo el fumigador, vamos.
Y mientras, a mantener la sonrisa, porque si no deprimes al prójimo. Esa sonrisa que el otro día elogiaba otra amiga, mientras me decía con buena intención que ella estaría hecha polvo y que le costaría mantener el humor. Y como le dije, es o eso, o pegarse un tiro de pura desesperación, de escasez de oportunidades, de gente sin criterio a tu alrededor, sin cultura, de falta de todo. Así que, las depresiones en soledad, nada de aburrir a la gente. Se deben reservar para momentos realmente graves.
¿Y qué es un momento realmente grave? No lo sé. Cuando lo sepa, ya lo comentaré, aunque deseo no llegar nunca a ese extremo de conocimiento...

2 comentarios:

  1. ¡Joer!
    Pues no sé si es peor lo tuyo o lo mío, que acabo de darle una patada en el estómago a un cobarde de mierda que no se atreve a ponerse cara a cara conmigo, pero que en Internet se pone las botas... Y lo tengo a dos pasos de casa, el muy rufián.

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  2. Impresentables... La verdad es que nunca entenderé cómo hemos podido degenerarnos tanto. Sobre todo en educación y urbanismo. (Seguro que si me leen, algunos pensarán por l expresión que soy un fósil y una ñoña como poco). Detesto a estos tipos que se creen oráculos de las ideas y se limitan a decir una serie de ideas obviamente flojas y que no son ni siquiera de ellos. Y ya cuando discrepas y ves que no mueven su postura ni un milímetro, rigidez mortuoria, ya es cuando optas por pasar de ellos, porque no aportan nada. Encima ya si es por internet, es ser tonto de capirote.
    Lo mío simplemente es agobio porque no sale trabajo de nada, y por ansiedad a ver si puedo estudiar algo con la mierda de curriculum que tengo y de estudios. Sin más. Hoy hasta tengo ardor de estómago, cosa que no he tenido en mi vida... Simplemente tengo encima un agobio de la leche porque no hay nada de trabajo y detesto vivir de lo que pido a la familia. En un año no me ha salido ni una miserable sustitución de dos semanas. Ni de una. Nada. Sólo me pasa eso. El paro se me acaba en agosto, y tendré que vivir de lo que saque con los conciertos. Si, es trabajo tocar, pero no creo que 100 euros al mes y que me den un par de días de alta me sea suficiente... Vamos, agobio puro y duro. Y los hijos de la grandísima puta del banco me joden viva porque como cobro el día 10, me ponen diez días de retraso en los pagos y cobran intereses. Ya el mes que viene se acabó, porque como no quedará pasta, cancelaré teléfonos etc. Vamos, una situación muy desesperante. Sin más.

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