miércoles, 1 de junio de 2011

Día cutre, día de relax.

Últimamente ando agobiada con todo. Supongo que no ayudará tener la cuenta atrás del paro, y haber calculado mal las cosas. ¿Y cómo se solucionan estas cosas? Bueno, algunos se atiborran a chocolate, otros se drogan, y yo digamos que opto por una opción más masoca: ver y/o escuchar cutreces. Esta mañana ya he sufrido bastante estrés con un examen de italiano, que será difícil que haya aprobado. No imposible, ojo, pero difícil. Y el viernes toca uno de inglés, que me es indiferente, pero que quería intentarlo.
Bien, hecha esta declaración de tareas, pienso pasar olímpicamente de todo, salvo del violín. ¿Y por qué no preparo el examen? Seamos serios, me presento al c1, y estas cosas no se montan en dos días. Además, necesito un poco de paz de espíritu, que últimamente hasta un pelo de gato flotando en el aire me raya.

Así que mientras sigo intentando aclararme en qué es lo que quiero hacer y demás cuestiones metafísicas que tarde o temprano nos vuelven locos (hasta que encontramos un trabajo y tenemos un poco de estabilidad que hace que dejemos estas cuestiones para centrarnos en los plazos de la hipoteca y la factura de la luz) disfruto de Chuck Cirino y sus geniales composiciones de baratillo de lujo. He estado repasando esperpentos pergeñados por supuestas mentes humanas para el cine, y mi disposición es a mantener hoy una horizontal cuasi permanente después de la cheposidad que he adquirido en las incomodísismas sillas de la escuela de idiomas. Bueno, tal vez haga un poco de ejercicio porque no es bueno caer en la vagancia extrema.
Mientras me permito caer en ese estado (alíñenlo con un estado mental de pitorreo de todo) sólo por un par de días, dejaré que las lineas de pensamiento vayan circulando por ahí. Vamos, que tengo diferentes ideas para el futuro, que oscilan entre volver a los trabajos físicos y mal pagados (pocero, picapedrero, cargar fardos en el muelle y similares) porque detesto estar sin trabajo y es el sistema más rápido que conozco de ganar pasta sin caer en la prostitución; hasta hacer el doctorado, con algunas ideas ya en la cabeza sobre qué quiero investigar.
Es decir, que me queda fijar una linea de ataque (¿pocero o doctor?), calcular mis fuerzas para la tarea (16 horas machacándome ¿físicamente o intelectualmente?) para saber si puedo con ella o no, y una vez fijados los objetivos, quitarme de encima los lastres que suelen fastidiarme los planes (familiares incomprensibles, amistades anormales, pajas mentales propias...).
Así que supongo que si no se me fríen las neuronas con la mierda de cine que me estoy pinchando, no se reblandecen con la música que escucho (Georgie Dann ameniza ahora mis oídos, con todos los honores) y consigo tomar decisiones racionales, para el domingo habré empezado a embarcarme en algún embolado del que luego me arrepentiré.

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