lunes, 31 de agosto de 2015

ODIOS...

Aunque el ser humano sea mi especie favorita, no por eso dejan de gustarme el resto de seres vivos. Me gustan todos, aunque no los necesite a todos cerca, y a algunos los prefiera bastante alejados, como cucarachas y gusanos. *Si es ecologista, pase a leer el último párrafo, por favor. Busque el *** como signo de comienzo

Pero mi defensa de los seres vivos y de su dignidad tiene algunos límites, como por ejemplo el comienzo de mis derechos y dignidad. Y también la propia lógica de las relaciones animales. No entiendo a estas personas que glorifican a los animales o plantas por encima del hombre, dotándoles de cualidades cuasi-místicas que dejan en ridículo a ellos mismos y a sus congéneres. No veo inocencia en los animales y plantas; veo un sistema articulado en donde sobrevive el más apto, sea a base de garras colmillos, piernas potentes y cuernos, o venenos y camuflaje. La visión idílica de la natura me es más propia de un pensamiento de corte bíblico-religioso que de alguien que realmente ha experimentado la lluvia sobre sus hombros, y ha visto lo que pasa si comes las bayas equivocadas. En el mejor de los casos, acabas detrás de algún matorral devolviendo todo lo que la naturaleza te brindó bien reciclado en forma de mierda. En el peor, simplemente serás asimilado por los gusanos y demás animales que cultivan mis menores simpatías.

Pero, aunque pudiera parecer una broma, soy bastante receptiva a movimientos que impliquen proteger el medio ambiente y buscar una relación más equilibrada. A fin de cuentas, todos preferimos vivir con un precioso jardín lleno de flores que en una ciénaga pestilente y hedionda. Lo que no entiendo son las oposiciones a hacer mejor la naturaleza y a conservarla inamovible, como daguerrotipo olvidado por los hombres. El impacto de cualquier ser vivo es innegable, puesto que somos parte de la propia naturaleza, tenemos nuestra influencia en ella. Desde el momento en que tomas parte en algo, influyes en ese algo modificándolo. Y poco a poco te vas dando cuenta de hasta dónde es conveniente modificar por experiencia.

De ahí a los radicalismo de los actuales movimientos ecologistas y similares, hay un salto mental muy profundo, que se pierde en las redes de neuronas y extrañas conexiones. Individuos como Pentti Linkola (1) o Theodore Kaczynski, alias Unabomber (2); posiciones radicales en contra del avance científico porque de per se en malo, y debe estar supeditado a un consejo de sabios que tengan que ser todos seres clínicamente clónicos. Campañas de protesta a base de consumir combustible en un barco y hacérselo consumir a los demás para que dejen de realizar la actividad x; carnívoros percibidos como genocidas y neoluditas con módem. Medicinas naturales fabricadas en fábricas tecnologizadas bajo las propias farmacéuticas con intereses criminales. Paleoalimentación de nevera y supermercado ecológico...

***Va para todos ellos este mensaje con dos partes: 
1.- He mantenido diferentes animales de compañía con gusto y satisfacción, y creo que ellos estaban contentos. Y sigo haciéndolo. He cultivado plantas para consumo y por ornamento con mucho éxito. Y sigo haciéndolo. Se me puede soltar en el monte con una navajita, y sobreviviré sin problemas y sin ayuda. Además, me parece estupendo que la gente quiera hacer estas actividades, pero no se puede obligar al resto de la humanidad. Como tampoco se puede obligar a la gente a usar biodiésel, comer verduras únicamente, prescindir de la tecnología o cualquier otra idea sin que haya una causa realmente dura que justifique esta decisión. Si no le gusta el mundo moderno, vaya a alguna zona salvaje del planeta y viva feliz. Nadie le obliga a vivir en una urbe contaminante, y hay muchas zonas rurales alejadas hasta de la línea de teléfono. Yo veraneo en una de esas zonas, sin ir más allá de 300km de mi casa. Si realmente cree que los desmanes humanos son una amenaza global para nosotros, haga un estudio serio, con pruebas documentales, estadísticas... y preséntelo. Contra todo pronóstico, a este tipo de afirmaciones, si las acompaña un buen estudio respaldado por gráficos, estadísticas, pruebas documentales y similar, los científicos les hacen caso. De verdad, aunque seas el tonto del pueblo. Pasó en mi pueblo, el tonto que vivía allí mandó unas fotos, y realmente se puso un buen control sobre alguna barbaridad ecológica en forma de vertidos al río.
2.- Puede pensar lo que quiera, faltaría más, y difundirlo como guste. Pero no debería insultar a aquellos que no compartan su forma de pensar, ni considerarlos nada peyorativo. ¿Nunca se ha equivocado? Los demás pueden equivocarse, y no por ello hay que insultar. Y mucho menos ponerse agresivo, o pensar en matar a los que difieran. Llamar idiota o criminal a alguien no es la mejor manera de ser escuchado. Obviamente pensar en exterminar a los que difieren es la peor opción, de verdad. Unabomber no es el mejor modelo a seguir en lo que a comunicación de ideas se refiere. Y si quiere que le escuchen, tal vez lo mejor que puede hacer es escuchar lo que dicen los demás primero. A veces hasta se puede llegar a entender por qué las personas piensan de una forma determinada. No solo eso, sino que se puede llegar a un consenso, a modificaciones paulatinas... Incluso puede ser que se diga algo interesante para todos.
*Si eres ecologista, lee ahora lo que te queda de artículo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario