domingo, 29 de mayo de 2011

Romper con los buenos hábitos...

En estos momentos me acompaña Etienne Daho delicioso en su francés. Y, por qué no decirlo, alcohol y tabaco a raudales, además de comida de engorde tipo galletas, embutidos y pan. Autocrítica disparada, mala leche, y lo que es peor, cinismo a mansalva. Es decir, el tiempo que llevaba de paz y tranquilidad conmigo misma y con los demás, ya se ha ido retrete abajo, bien lleno de mierda. Como era de esperar. Tampoco he sido nunca una persona de un optimismo disparado, pero hoy iba bastante animada a lo mío, y no me esperaba acabar tan quemada con las cosas.
De todas formas, de momento, lo único que tengo es mi propia opinión, que está muy desacreditada... Como persona pesimista, tiendo a ver las cosas bastante negras, pero he comprobado que en un altísimo porcentaje (90 o más) por negras que la vea, la realidad supera la ficción. Contaré una anécdota, que tal vez debería figurar en otro blog, el de ligues, pero que demuestra muy bien cómo pienso. Hace unos años empecé a salir con un chaval que conocí de forma casual. Al de 20 días/un mes o así de quedar y mantener algo que iba más allá de una quedada ocasional, el chaval me dijo que tenía que decirme algo, y que me lo diría al día siguiente, que habíamos quedado para pasar el día juntos. Le dije que me lo dijera por teléfono, que no me gustaban las sorpresas, ni que me dejaran intrigada... Él insistió en que no era malo, pero podía tomármelo a mal, y que mejor en persona... A las tantas de la madrugada, incapaz de dormir, llamé a una amiga para contarle el tema.
- ¿Y qué crees que es eso que te va a decir?
- Obvio.- Dije yo esperando que mi amiga en sus sensatez me curara mis paranoias.- Que es asesino a sueldo o bien terrorista.
- ¡Joder hija! ¿Cuantas veces te ha pasado eso en la vida?
- Dos.- No es mentira, es que ya me había pasado, así que según mis cálculos, iba a por el tercero...
- Mmm... ¿A cuantas personas aparte de ti les ha pasado eso, y que tu conozcas?
- A nadie.
- Bien, pues relájate, seguro que es alguna otra cosa. Por estadística no debería tocarte otro psicópata, ni otro maltratador, ni ningún tarado... Seguro que es que es divorciado o algo así.
- Con suerte casado y con 5 hijos. Y te recuerdo que las estadísticas conmigo se rompen. Soy un imán de mierda.
- Hija, como eres. Imposible. Tienes trabajo, te has adelgazado 30 kilos, la vida te sonríe...

Por una vez mi amiga acertó: el chaval era divorciado. No había ni asesinatos ni atentados de por medio. Ni pasaba droga, ni vendía armas, ni pertenecía a la mafia de ninguna clase, ni estaba casado... La cara de alivio que se me quedó hizo comprender al chaval que conmigo es mejor las cosas de forma directa, sin anestesia ni nada que andarse con rodeos.
El caso es que estos días he disfrutado de un buen rato. Había dejado el tabaco, las bebidas, no hablaba más que con mi gato y mi sufrido alumno que ha necesitado clases urgentes ante los exámenes... Vamos,  desplazada del mundo real, disfrutando de mis paranoias. En una tarde se va todo al garete. Descubres que no estás para charlas sociales, y que cualquier gesto te hace sentirte de puto culo; te ves interpretándolo como una amenaza-ataque, y cualquier cosa hace que dudes de tí misma. Ves cómo tu rendimiento en escenario es un 70% peor que el de casa... Da igual que sea real esa apreciación o no. El caso es que eso es lo que tu ves, y en un escenario no hay tiempo de consultar a un psiquiatra, ni a un amigo. Sólo hay tiempo de poner la oreja al 250% para intentar recuperar lo perdido.
Y mientras tocas, intentando superar lo que hay, algún pensamiento se cuela entre nota y nota, precisamente en esa pieza que te desagrada y encima te da problemas. Claro, en la que te gusta no pasa nada, das todo y ahí no hay pérdidas de calidad reseñables. El pensamiento insidioso que te recuerda que eres una borde que no habla nunca con los del grupo porque no tiene nada en común con ellos aparte de un montón de pentagramas, que has dado una mala contestación al compi músico si es que es del género susceptible (¿¿¿alguien conoce un músico que no sea susceptible???), que ha habido dos piezas que no han salido como debían, que no has demostrado que tienes oído absoluto, que... ... ...
Un montón de ideas se agolpan, como aviones en pista de despegue esperando que les digan que pueden salir zingando. No hay forma de verificarlas, al menos hasta mañana que pueda hablar con el que me contrató, para saber si está a gusto con lo que he hecho; hice ayer.
La duda peor que me ha corroído es precisamente la de mis propias antipatías. No caigo bien a la gente. ¡Qué le voy a hacer! A algunos les huelen los pies, otros son tontos, los de más allá tienen hemorroides, y yo no caigo bien. Va en mi naturaleza; tendencia a no hablar con desconocidos, que se transforma en verborrea. Críticas aceradas, juicios rápidos (y generalmente muy acertados) y cara de imbécil completan el cuadro, añadiendo mi incapacidad de perseverar en la venganza después de la última que hice. Eso te convierte en blanco fácil, y no sé qué extraño motivo tiene la peña para tenerme envidia, si encima llevo una vida de mierda últimamente. Mi sorpresa mayúscula fue cuando varias personas me dijeron que ellos estaban interesadísimos en tocar en bares de pueblos de 4 habitantes (no-es-coña) sin cobrar un puto duro, o estar en el grupo donde toco ahora. El grupo es bueno, que conste. Pero que no son los Rolling Stones, coño. Y el tocar gratis en sitios, basta con decirlo, e insistir. Y tener claro qué quieres tocar. El caso es que últimamente la gente que conocía me dicen que menuda envidia, mientras veo cómo les destilan los colmillos veneno, que van a ir a destilar a donde más daño me pueda hacer a mi.
¿Envidia de qué? ¿De una parada que termina el cobro en septiembre y no tiene nada su nombre excepto un gato? ¿De alguien que tiene que vivir de lo que papá y mamá le dan (abuelos como agravante, vivir de la pensión de mis abuelos) porque no tiene nada más? ¿O tal vez envidia de mi aguante al desprecio y a la mala leche del prójimo?

Mientras todas estas ideas desfilaban por mi cabeza, el concierto seguía. Y ahí andaban peleándose la voz interna y la de mi violín, apagándose mutuamente. La respuesta, mañana después de una llamada para asegurarme de las cosas.
¿Mi pronóstico? Aparte de que le hayan hablado mal de mi a alguno de los músicos, seguro que tengo quejas. Vamos, tema negativo. A la calle no me van a echar, porque llega la temporada alta, y siempre es mejor una inútil que hace bulto y puede tocar un par de piezas que nadie, pero tampoco me van a decir que lo hago bien. La respuesta a unas horas de distancia, y una aspirina para el dolor de cabeza que tendré.

2 comentarios:

  1. Hola guapa, yo también le suelo caer mal a la gente, pero yo soy Capricornio y no me hace sufrir tanto como a tí, que eres Cáncer y se nota. La gente es idiota por eso no hay que tener en cuenta su opinión, ni siquiera hay que respetar la democracia ni la constitución, y menos todavía las asambleas trostkistas...¿Y bien? ¿qué te han dicho?

    ResponderEliminar
  2. Pues... gracias por el interés. Para mi sorpresa, estaban contentos. Al menos eso han dicho en el breve tiempo que he podido hablar, porque estaba trabajando el cabeza del grupo y sólo me ha comentado eso. Supongo que ya me llamará para más datos y otras cosas que hay que aclarar. La verdad, me alegra saber que no hay problemas a la vista, pero no por su ausencia en sí, sino porque eso significa que son personas menos problemáticas, y que merece la pena apostar por ellos. Y también hará que baje mi natural paranoia un poco... ¡Gracias por el interés!

    ResponderEliminar