sábado, 7 de mayo de 2011

Centro de gravedad permanente...

Bueno, la brújula que tengo dentro de mi debe andar pasando por el triángulo de las Bermudas personal. No es que no termine de aclararme con las cosas (que tampoco es grave del todo), es que ando un poco alterada emocionalmente. Lo mismo me enfado, deprimo, estoy alegre... Supongo que no ayuda mucho que haya personas que parece que te provocan con su sola presencia, y personas de la familia que creen que te ayudan con comentarios destructivos. En fin, la duda es si poner o no cara de asombro ante hechos que no te sorprenden en absoluto.

Supongo que en breve tendré que decidir qué cara coloco. Las primeras disculpas ya me han llegado, porque yo tenía razón. Ya lo sabía. No me sienta mal que se dude de mi, ni que se me insulte, ni que se me considere mediocre. No es necesario disculparse por todo eso. Lo que tienes que hacer es dejar de creer a periódicos y políticos, y así nos ahorraremos discusiones imbéciles. A ver cómo digo esto sin herir sensibilidades a flor de piel. Las mías no, claro. Se da por supuesto que yo tengo piel de rinoceronte con cruce de armadillo. Se da por supuesto y ya lo tengo asumido. Lástima no tenerla, pero bueno.

Y es ahí donde reside la clave de lo que me pasa últimamente.  No me molesta que se dude de mi, a fin de cuentas soy humana, y por lo que veo, no debo destacar precisamente. No hay problema. Ahora bien, ¿dudas de algo que te digo que me ha pasado a mi y que vivo en primera persona para creerte la versión de un periódico? ¿Crees que no me he informado bien de cómo sacarme requisitos imprescindibles para una oposición que me interesaba ganar a toda costa, o al menos para tenerlos para las siguientes? ¿De verdad te crees lo que le has oído al sindicalista de turno, que por cierto es una ambigüedad que ya las quisieran para si los oráculos y adivinos? Y ya que estamos con reproches... ¿prefieres dudas de lo que te cuento, y dar por buena la versión de otros sin comprobar ninguna de las dos? Ostras, macho, tienes un serio problema mental.

Lo triste es que esto es lo más común, y afecta a todo el mundo. De la familia te resulta más doloroso, porque, parafraseando a Franco Battiato, "necesito un centro de gravedad permanente, que no me cambie lo que pienso de las cosas, de la gente."  Y tampoco me sirve como centro de gravedad el pensar que todo es una mierda y que no me puedo fiar de nada ni nadie. A la larga genera paranoia y manía persecutoria, y no tengo ganas de descuajeringarme los tornillos superiores. Veremos qué puedo hacer próximamente ante diferentes situaciones. Eso si, nadie se puede hacer una idea de lo que me molesta tener razón últimamente en tantas cosas. Para mirarme en el espejo y decirme: "eres odiosa, a ver si te callas de una vez y dejas de ver el futuro".

2 comentarios:

  1. ¡Uf! ¡Buf! ¡Puf!...

    Te he leído todas las entradas, pero mi brújula debe andar como la tuya. O tal vez sea el exceso de trabajo y la falta de descanso porque las cosas las tengo claras, lo que me faltan son fuerzas.

    Yo paso de la familia, oye. Que digan lo que quieran, que mientras los miro, en vez de leer sus labios voy pensando en otras cosas. Alguna ventaja habría de tener ;D
    A veces se dan cuenta, a veces no, ¡juas!

    En cuanto a los que ponen en duda mis palabras, ya se lo encontrarán. A mí me resbalan por completo.
    No sé si sabes que yo no voy a blog ajeno a dar la tabarra repitiendo una y otra vez mi desacuerdo con lo publicado. Si me interesa el tema, con una vez o dos basta. Como me dijiste el otro día, un intercambio de opiniones está muy bien (a mí me gusta), tú opinas esto, yo opino lo otro y listos. Sin insultos ni histerismos. Ser amigos no supone pensar 100% igual.
    Pues bien, como el troll ese de las narices que hay allí, las personas que conoces, los "amigos", se comportan igual. Se trata de su mentalidad. Cortita, una mentalidad cortita.

    Estoy segura de que sabrás encontrar la cara adecuada en cada momento, je je je...
    ¿Quieres un consejo? (es que soy muy guasona), sigue las enseñanzas del profesor Lupus de Howgarts, aquella clase para vencer a un Impostorus... ¡Ja ja ja ja!

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  2. :-) Sigo el consejo, aunque no me parece nada bueno en mi caso. Todos los que me conocen un poco saben que me cuesta horrores aguantarme la risa... De hecho, recuerdo una vez en el colegio que justo al comienzo de la clase me dijeron una burrada de una monja. Vale, a aguantarse la risa... Aguantando, y sin enterarme de qué iba la clase... Hasta que ya no puedo más y estallo en carcajadas. La monja me pregunta que a ver de qué me río, y yo venga a reírme y sin contestar... Me castigaron a ir a donde la directora, pero seguía riéndome... Al final me dejaron tranquila, porque encima cada vez que la monja se me acercaba me daba la risa todavía más. Como me dé por hacer eso y empiece con mi ataque de risa, la tenemos clara.
    Por cierto, que es una puñeta, otra vez creía que me moría de risa, pero literal; por asfixia... Así que tendré cuidado... :-P

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