sábado, 13 de agosto de 2011

En busca de ese nuevo rumbo...

Ayer ya me quedé descolocada para todo el día, con la charla de mi vieja amiga. Ha sido como una terrible sombra que lleva molestándome desde entonces. No es que me haya quitado de hacer mis cosas (sigo entregada a estudios sesudos de lenguas folk que no sirven para maldita cosa), pero es como tener un pincho en el asiento: algo me hace revolver constantemente y no me deja estar cómodamente sentada.
Y sigo preguntándome cosas, a las que por ahí se encuentran explicaciones variopintas. Pero al final, de preguntarme qué son los conceptos abstractos como amistad, valor, inteligencia etc, paso a la pregunta final que me corroe: cómo se puede generar inteligencia y educación en el ser humano.
Que me siento fuera de la sociedad en la que me ha tocado vivir, ya lo he dicho unas cuantas veces. Pero los motivos creo que no los había dejado claros nunca, porque ni yo misma los veía. No encajo porque simplemente me veo rodeada de borregos sin capacidad crítica y sin personalidad. Viven porque les ha tocado vivir, y se conforman con muchas cosas.
Sin embargo, exigen cosas que a mi ni se me pasan por la pelota. Por ejemplo, exigen un coche cojonudo. Qué quieren que les cuente, es la menor de mis preocupaciones. Cuando mi micra palmó, me regalaron un C1 seminuevo (4000km) que me permite desplazarme y llevar mis bártulos. Si viviera en monte y llevara vida de lobo solitario, querría una ranchera fuerte, de poco consumo; pero es que vivo en plena ciudad. Y en plena ciudad un C1 es hasta un vehículo grande a la hora de aparcar. Etc, que podría poner todos los ejemplos de universo.
No digo que yo sea mejor ni peor persona que nadie, porque sería ser muy idiota andarse con comparativas que ni proceden, ni son dignas. Además, en la variedad está el gusto, hacen falta personas de todos los colores para poder ver el arco-iris humano. Lo que no entiendo es por qué empeñamos nuestros esfuerzos en volver ese arco-iris humano en un vulgar blanco y negro, despreciando todo aquello diferente y sobre todo, aquello que implique esfuerzo personal, constancia... Y beneficiamos a vagos, jetas y caraduras. ¿Qué es lo que hace falta para estimular al hombre? ¿Por qué nos emperramos en seguir viejos clichés y nos aferramos a la idea de "si esto funciona, ¿para qué arreglarlo?"? La idea no es mala, pero me gusta más esta otra: si esto funciona ¿por qué no estudiarlo más a fondo para mejorarlo?
Supongo que ya he dejado la pelota vagar demasiado rato por el mundo de mis ideas, y ahora toca seguir enfrentándose a cuestiones filológicas. Pero la pregunta es muy recurrente. Tanto, que me voy a plantear preguntárselo a uno de mis amigos que más respeto, aunque me pase media noche para ponerlo en un inglés decente y que no dé lugar a dudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario