domingo, 18 de diciembre de 2011

Tengo quince minutos antes de salir disparada a clase. La verdad, ando algo perdida. Pero me apetecía teclear, a ver si me aclaro.
Este fin de semana ha sido de los más raros que he pasado. Desde una cita con mi abogado, en la que hice el chorra a base de bien (y no ha llamado, como prometió... Supongo que mejor no le doy vueltas al asunto) hasta salida con las compañeras, en la que también hice el chorra a base de bien, con un descenso a los infiernos breve, que iba acompañada.
O sea, tengo que aclararme yo misma con mis cosas. Conclusión rápida. Y rapidito, o me voy a ver pillada en breve por la cantidad de cosas pendientes que tengo. Mientras voy decidiéndome, disfruto de música: ghost riders in the sky. Una de mis canciones preferidas. Y ya asociada a la película de Nicolas Cage, me encanta la escena en la que el motorista fantasma cabalga con el caballero fantasma. Je, je, je...
Supongo que todo el mundo pasa por momentos raritos, pero empiezo a estar un poco cansada de los que me van tocando. Menos mal que llegan las vacaciones, y podré aclararme un poco.
Vamos, que nadie me malinterprete. No creo en dios ni en el diablo, creo que cada persona forja su destino. Las decisiones que tomamos son las que nos hacen como somos, para bien o para mal. Meditar no es un ejercicio de fe, sino de higiene mental, y ya es hora de que empiece a hacer algo con el montón de dudas que me están surgiendo.
Voy a coger el equipo de fotografía, los papeles y el boli, y vamos a ver qué nos deparan las clases. Mientras, digamos que cabalgaré tranquilamente hacia donde tenga que ir, hasta que sepa a donde puñetas quiero ir exactamente.

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