martes, 5 de abril de 2011

DIMER Y DIRETES

Llevo medio día meditando sobre los dimes y diretes. Si, esas cosas que se traen y se llevan de boca en boca, y que no proporcionan nada, salvo un alivio momentáneo en vidas amargadas y aburridas. A todo el mundo le gustan los cotilleos, pero la diferencia entre un gusto sano y uno insano es que el sano se limita a escucharlo, se ríe de la gracia, y lo olvida inmediatamente. El insano le sigue dando vueltas y más vueltas, hasta que o bien salen terceros perjudicados, o descubre que no hay nada, o simplemente alguien con mal carácter le suelta un guantazo, señal inequívoca que marca error en la presa elegida.

En lineas generales, detesto los cotilleos. Me resultan intromisiones en la vida de otras personas, y por norma general no me gusta que me hagan lo que yo detesto, y procuro no hacerlo. Ser consecuente y todas esas cosas. Sin embargo, cuando te encuentras convertida en un cotilleo, la sensación es muy desagradable. La verdad es que las ganas de darles un guantazo a los autores están ahí, pero parte de la culpa la tiene siempre el que es cotilleado. Probablemente en algún momento habló más de la cuenta, o confió en la persona equivocada. A veces ambas cosas. Así que, la primera tarea es entonar el mea culpa, y tomar nota para no repetir.

Pero la pregunta que me corroe es: ¿cómo acabar con ese monstruo de cotilleos, que parece devorarlo todo a su paso? Hay mil formas, pero estaba tratando de buscar una que no sea excesivamente dolorosa para todos los implicados. Y francamente, según va pasando el tiempo, cada vez veo menos posibilidades de poder hacer las cosas de buenas formas, sin herir a nadie, y sin buscarme jaleos a la larga. Es gracioso, pero por más que intento suavizar las situaciones e ir cortando con la gente, más se me acercan y más provocadores resultan. Casi como intentar arrancarse una sanguijuela: si tiras, ésta clavará más sus dientecillos y te harás más daño. Trato de evitar precisamente tener que dar una mala contestación, o de poner en evidencia a nadie, y no hay forma. Oye, es como ser Rambo; quieras o no tendrás el jaleo asegurado. Te piras a las selvas perdidas de Birmania, Camboya y procuras esconderte de tal forma que no sepa nadie que andas en un sitio, y al doblar la esquina... ¡Tachann! La guerra, los plastas de turno, o lo que sea que más te molesta. 

Todavía no he decidido qué hacer, aunque lo lógico sería cantarles en público las cuarenta a los maliciosos de turno, pesados. Sin alterarse, pero diciéndoles lo que hay. Veremos si se puede hacer, en el momento oportuno y bajo las circunstancias adecuadas. Espero que sí, porque de lo contrario, cada vez se van a ir acumulando más y más cuentas pendientes. Y cuantas más haya, peor será para todos...

4 comentarios:

  1. Mmmh... Recuerda lo de los colores y las cantidades ;D

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  2. Lo recuerdo. La cuestión ya es hacerlo en el momento adecuado, porque he comprobado que estos no tienen limitaciones de ninguna clase.

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  3. ¿Y por qué narices vas a ponerte más verde por detenerte a analizar el momento adecuado?

    Creo que no lo has entendido, se trata de ponerte roja una vez, que no veinte veces verde. Así de sencillo.
    Si lo que pretendes es no ponerte roja, pues bueno, esto ya no cuenta en los colores y las cantidades ;D

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  4. A ver, Leona. Lo entiendo, pero creo que no llegas a calibrar la situación. Ayer mismo charlaba con uno de ellos y me decía:
    - Apúntate a jugar a el juego X, ya que estás en este otro.

    Yo contesto: "No me interesa, no me gustan los juegos, y me apunté a ese por hacer un favor a alguien que encima borré de mis amigos. No me voy a apuntar a nada."

    - Pero si ya estás en uno...
    - NO.
    - Mira que va muy bien...
    - NO y no.
    - Es que es muy interesante, porque bla-bla-bla...
    - Es la cuarta vez que ya te digo que no. ¿Cual es la parte que no entiendes, la n o la o? NO
    - No si ya lo he entendido, pero es que el juego es bestial...
    Obviamente, a estas alturas sólo queda pegar un grito, decirle que se vaya a tomar por el culo y que no te vuelva a hablar. Así llevan ya una rachita demasiado larga. Así que ahora ya ando acumulando agravios y pesadeces, y cuando coincida, empezar a decirles todos, explicar atentamente que ya está bien, y que si no tienen nada mejor que aportar, hasta aquí hemos llegado. A partir de ahora cada uno por su lado, paz y gloria para todos.
    Es, de verdad, brutal. Como otra jugada. Veamos, Leona, ¿si tu me buscas un trabajo por una casualidad, me apuntas por pelotas al voto por correo como apoderada de tu partido? Supongo que no. Bueno, pues aquí si me lo han hecho. Y el año que me buscaron el curro, no protesté, porque además la persona en cuestión era la primera vez que trabajaba en eso, y por cuestión de echarle una mano. Ahora bien, este año ya no, que ni trabajo para ellos, ni gano dinero, ni pertenezco a nada. Soy apolítica, y quiero seguir siéndolo. Hostias, al menos fue mucho más suave de lo que me pensé, pero cuando le dije que nadie de la familia quería el tema este, me dijo "¿pero ya les has explicado que no te compromete a nada?" Si, y siguen diciendo que no. Como no fue insistente, no tuve necesidad de decirla que yo hago lo que me da la gana, y que entre las cosas que me dan la gana no está andar haciendo de nada para un partido político. Pero vamos, manda cojones que me metan en un rollo por la cara, y encima pretenda alargarlo in eternis. Eso si, no se puso pesada. Todo hay que decirlo. Así que iré acumulando para poder mandar a todo cristo a la mierda, poque como no entienden un no, pues a ver si pillan el vete a tomar por el saco y no vuelvas nunca jamás, portera, vago, petardo...

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