viernes, 9 de septiembre de 2011

La cuenta atrás

Ando ya con la cuenta atrás de mi marcha a Madrid al máster, preparando todas las cosas que necesito. No diré todas las mierdas que me llevo, porque sería como un canto al pijismo, aunque he de reconocer que con un boli y el dni debería bastar. Pero se carga el ordenador, la música, algunos libros, los violines... :-) Es un año, no tres días. Pero es un año que espero con impaciencia. Según he ido empaquetando cosas (cables, libros, material de papelería, ordenador, discos variados...) ha sido hacer una selección de cosas que durante el próximo año serán básicas en mi vida. Mi colección de minerales, mis enciclopedias y libros de consulta, mi gato, la moto, los libros de leyendas y cuentos que tanto me gustan, mis álbumes de fotos... Todo queda atrás. Hola tecnología, instrumentos musicales, y ropa que sea algo mejor que un chándal cutre para andar por casa.
Ahora he pinchado un poco de música de los indios de norteamérica, mientras fumaba un cigarrillo. De repente, todo parece estar en calma. Las piezas cuadran, y como una especie de chamán científico (mira que me suena contradictorio...), espero que este viaje me abra muchas alternativas (personales y profesionales), ayude a que conozca más cosas (históricas, científicas, humanas, mundanas...) y me ayude a superar mis demonios personales (vagancia, complacencia, pesimismo, soberbia, inseguridades...).
Hace muchos años ni se me hubiera pasado por la cabeza comparar esto con rollos chamánicos. Es lo que tiene ser joven y leer mucho: no distingues lo auténtico de la fantasía, y todo aquello que sea exótico y misterioso te gusta, mientras que lo académico te parece vacío y muerto; claustro de ratas sin vida más allá del papel. Parece que sólo puedes llegar a tu propio yo si haces un ayuno de 40 días en un bosque sólo, fumando algo raro, con ejercicios físicos etc. Y sin embargo, ahora me parece que para llegar a mi propio yo tengo que hacer algo distinto: en este caso, y por seguir con los términos chamánicos/new age etc, una peregrinación de 400km (coche cargado hasta los topes), un control de comidas (cuando me den el rancho, comeré) y meditaciones profundas (lectura de los textos y plasmarlo todo en trabajos y exámenes). Y todo ello en el poblado (o sea, universidad y residencia) asumiendo que no conozco a nadie, parto de cero etc.
Siempre me han gustado los cuentos. Siempre me han gustado esas narraciones tan especiales de viajes, ya sea de exploradores europeos, como de chamanes, brujos etc. Y siempre me han gustado los desafíos y retos, las novedades y lo desconocido. Y lo que más me gusta es aprender cosas, descubrir cosas... Así que, al parecer, después de varios años haciendo el ganso con vivencias variadas, me ha llegado la hora de salir a por la próxima aventura.
¿Saben qué? Promete un huevo. En más castizo: ¡¡me parece que va a ser la hostia!!

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